Reposicion del oratorio 'Illeta', de Francisco Escudero

De entre la dilatada produccion del donostiarra Francisco Escudero (1913) hay varias composiciones que descuellan por motivos diversos. As¨ª, la ¨®pera Zigor, por su. enorme significado popular; el Concierto para violonchelo y la Sinfon¨ªa sacra, por su valor intr¨ªnseco. A ellas bien puede a?adirse el ¨®ratorio Illeta (escrito en 1947, y estrenado un lustro despu¨¦s), si salvamos la distancia que lo separa de las anteriores, tanto en el tiempo como en su planteamiento.Esta eleg¨ªa para bar¨ªtono, coros y orquesta se basa en el emotivo poema Biocean min dut ("El coraz¨®n me duele"), de Xabier Lizardi, el infortunado poeta de Zarauz de cuya muerte hemos conmemorado el cincuentenario hace escasos meses. La m¨²sica se sucede ininterrumpida, en ostinado lamento, durante tres cuartos de hora, ajust¨¢ndose a los cinco mo- mentos diferentes que el autor del texto va reflejando en su periplo sentimental desde el lecho de muerte de un ser querido hasta la despedida al cad¨¢ver en el cementerio. Expresividad directa y un tanto elemental, cierto, como directo y elemental es igualmente el lirismo de Lizardi.

Illeta, obra de relativa juventud, establece ya a la perfecci¨®n la que ser¨¢ la postura caracter¨ªstica de ,Escudero frente al material folkl¨®rico vasco; mide, por as¨ª decirlo, el calado de su nacionalismo nacional. El compositor demuestra una s¨®lida t¨¦cnica de orquesta, algo poco com¨²n en un pa¨ªs de curas y diletantes (no en vano curs¨® estudios con Paul Dukas). Pero, a pesar de ello, no llegar¨¢ a trascender los l¨ªmites del descriptivismo, no alcanzar¨¢ en el empe?o niveles de abstracci¨®n significativos por encima de los de sus predecesores.

Con todo, el oratorio representa un testimonio de considerable altura expresiva y buen oficio compositivo, que justifica con creces su peri¨®dica reposici¨®n y hasta su ingreso definitivo en el repertorio ordinario.

La versi¨®n que ahora se nos ha ofrecido contaba, por a?adidura, con un atractivo nada desde?able: la presencia del excepcional Orfe¨®n Donostiarra, nunca escucha do lo suficiente, aun en su'propia tierra. En el papel solista, bien centrado, el bar¨ªtono Santos Ari?o.

El conjunto sinf¨®nico-coral fue conducido con eficacia por Od¨®n Alonso, a quien vimos meses atr¨¢s obtener las m¨¢s altas prestaciones de la joven orquesta hasta la fecha. Aunque en el caso presente nos da la impresi¨®n de que los frutos conseguidos podr¨ªan haberse redondeado m¨¢s a¨²n con mayores ensayos previos.

Fragmentos tan c¨¦lebres de Gurid¨ª como la Espatadaniza y el Plen¨²tinio de la ¨®pera Amaya, o el preludio de El caser¨ªo, sirvieron como p¨®rtico de entrada de la noche. El concierto, organizado por la Comisi¨®n de Actividades Pro-Damnificados, se ha celebrado tambi¨¦n en San Sebasti¨¢n (martes d¨ªa 18) y se repetir¨¢ asimismo en Vitoria el s¨¢bado pr¨®ximo.

Como nota final, lamentar la ausencia del bell¨ªsimo texto de Xabier Lizardi en el programa de mano. Dec¨ªdidamente, los denodados esfuerzos kulturizadores de nuestras instituciones no acaban de encontrar el sentido de la opoltunidad.