La muerte de un anarquista
El autor de este art¨ªculo traza una semblanza del recientemente fallecido Abad de Santill¨¢n, uno de los primeros protagonistas del anarquismo hispano e ide¨®logo que impuls¨® la fundaci¨®n de la FAI, con la compleja y olvidada intervenci¨®n en la crisis de la CNT desde los a?os del terrorismo hasta la guerra civil.
Vi por ¨²ltima vez a Abad de Santill¨¢n, si no recuerdo mal, en el invierno de 1980, pocos d¨ªas antes de su vuelta a Buenos Aires, en el ¨²ltimo de los viajes pendulares que compusieron su vida desde la primera emigraci¨®n a Argentina, siendo ni?o, hacia 1905. Del definitivo regreso a la Pen¨ªnsula tuve ya s¨®lo noticias, noticias cargadas de pesimismo, a trav¨¦s de nuestro com¨²n amigo Miguel Gonz¨¢lez Inestal. Ahora leo notas de prensa en torno a su muerte y, la verdad, yo no sabr¨ªa decir demasiadas cosas sobre la personalidad privada de quien fuera uno de los principales protagonistas de nuestro anarquismo anterior a 1939, el ide¨®logo que desde Argentina impuls¨® aqu¨ª la fundaci¨®n de la FAI y que luego supo cambiar en buena medida su l¨ªnea pol¨ªtica. En nuestras intermitentes entrevistas, de 1976 a 1979, Santill¨¢n prefer¨ªa pasar de largo ante los momentos espinosos de su actuaci¨®n en la CNT y la FAI, par¨¢ndose en cambio a describir las condiciones de penuria en que ten¨ªa lugar su labor de periodista libertario, el encuentro juvenil con Salvador Segu¨ª o las tremendas granadas del comandante Franco, casi sin seguros, que portaba su escolta durante la guerra. Permanec¨ªa en pie su fidelidad hacia un ideario de emancipaci¨®n al que segu¨ªa sirviendo, y defend¨ªa con la misma combinaci¨®n de entusiasmo y calor humano de otros viejos anarquistas que he llegado a tratar (y aqu¨ª pienso en los nombres de Domingo Torres y de Manent, el entra?able colaborador y amigo de Juan Peir¨®). No hablar¨¦, pues, del hombre. Creo, en cambio, que vale la pena recordar algunos aspectos de la actuaci¨®n de uno de los pocos ide¨®logos de primera fila del anarquismo espa?ol en nuestro siglo, con esa compleja y olvidada intervenci¨®n en la crisis de la CNT desde los a?os del terrorismo hasta la guerra civil.Emigrado de nuevo a Argentina en 1918, para evitar el cumplimiento del servicio militar, Abad de Santill¨¢n participa decisivamente en el proceso de reorganizaci¨®n anarquista que en Espa?a conduce a la fundaci¨®n de la FAI (Federaci¨®n Anarquista Ib¨¦rica). Como tantos ¨¢cratas espa?oles, Santill¨¢n hab¨ªa manifestado inicialmente un claro entusiasmo por la revoluci¨®n rusa, en cuanto realizaci¨®n de la anarqu¨ªa, llegando a escribir nada menos que, si bien Lenin no era en principio libertario, habr¨ªa sido convencido por Trotski. Pero el desenga?o lleg¨® pronto, y desde La Protesta, de Buenos Aires, Santill¨¢n encabez¨®, con otro emigrado, espa?ol, Emilio L¨®pez Arango, la campa?a por la recuperaci¨®n anarquista de la Federaci¨®n Obrera Argentina (FORA). La victoria, consurnada en 1923, supon¨ªa el enlace org¨¢nico a todos los niveles entre sindicato y organizaci¨®n espec¨ªfica, la trabaz¨®n, con el fin de impedir toda desviaci¨®n ideol¨®gica de la primera. Y muy pronto, los mismos Santill¨¢n y Arango llevar¨¢n su campa?a desde las p¨¢ginas de La Protesta contra los revisionistas del sindicalismo espa?ol, Peir¨® y Pesta?a, que, a su juicio, apartaban a la CNT del comunismo libertario.
La soluci¨®n argentina
En plena crisis de seguridad confederal, atrapados en el cerco de la presi¨®n de los grupos de acci¨®n, las persecuciones gubernativas y la amenaza de minor¨ªas probolcheviques, la soluci¨®n argentina comenz¨® a ganar a los partidarios de la ortodoxia en la CNT. La dictadura de Primo de Rivera reforz¨® incluso esta tendencia, al provocar la desaparici¨®n de casi todas las publicaciones anarco sindicalistas y aumentar correlativamente el impacto de las propagandas de La Protesta en favor de la trabaz¨®n y del movimiento obrero anarquista homog¨¦neo. Nace as¨ª, en 1925-1926, un grupo con el objetivo espec¨ªfico de imponer la f¨®rmula, El Productor, encabezado por un ex secretario confederal de prestigio, Manuel Buencasa. A su iniciativa se debe la secuencia de reuniones que desemboca en la constituci¨®n de la FAI, un d¨ªa de julio de 1927, en una asamblea de grupos anarquistas encubierta por la excursi¨®n a una playa pr¨®xima a Valencia.
Hab¨ªa surgido el instrumento de control anarquista de la CNT y el motor de la estrategia insurreccional del sindicato en el primer bienio republicano. Curiosamente, cuando Abad de Santill¨¢n regresa a Barcelona, en diciembre de 11933, su f¨®rmula ha triunfado en el plano ideol¨®gico, pero acaba de ser aplastada la ¨²ltima intentona de generalizar el comunismo libertario a partir de la sublevaci¨®n iniciada en Zaragoza. Abad de Santill¨¢n ven¨ªa cargado de prestigio por su pasado de anarquista ortodoxo en La Protesta y por su intensa labor de divulgaci¨®n de las ideas libertarias a trav¨¦s del ensayo y de un trabajo de tracucci¨®n que culmin¨® en el vertido al espa?ol de las obras de Bakunin. Lo suyo eran las ideas, y su llegada coincid¨ªa afortunadamente con el fracaso de la gimnasia revolucionaria propugnada por el grupo de Durruti, Ascaso y Garc¨ªa Oliver, con el eficaz concurso de la prensa de la familia Urales.
Hasta 1936, la presencia de Diego Abad de Santill¨¢n al frente del comit¨¦ peninsular de la FAI se traduce en una mayor moderaci¨®n pol¨ªtica y, sobre todo, en una preocupaci¨®n constante por la difusi¨®n doctrinal. Las circunstancias del viraje son mal conocidas: ¨¦l recordar¨¢, sin m¨¢s explicaciones, su labor contra la violencia y el pistolerismo que imperaban en los medios anarquistas a su llegada. En Barcelona dirige el semanario fa¨ªsta Tierra y Libertad y funda la revista te¨®rica Tiempos Nuevos. Es un viraje de 180 grados. La FAI pasa a defender la alianza con otros sectores obreros, seg¨²n el ejemplo de Astunas en 1934, la libre experimentaci¨®n en socialismo.
Los enemigos son la burgues¨ªa reaccionaria y el fascismo: Santill¨¢n tratar¨¢ de demostrar que la abstenci¨®n electoral en febrero de 1936 no es revolucionaria. Y, frente a las utop¨ªas arcaizantes que reinan, en medios libertaxios espa?oles, basadas en el murticipio libre y la hegemon¨ªa del setor agrario, Santill¨¢n ensaya en El organismo economico de la revoluci¨®n (1936) un proyecto anarquista en ajuste con el capitalismo industrial. Sin demasiado eco, ya que la postura resulta minoritaria en el congreso de Zaragoza (mayo de 1936).
La guerra trunca su acci¨®n. La convivencia entre revolucionarios quiebra, y Santill¨¢n sentir¨¢ reavivarse la llama. anticomunista. Los archivos hoy cerrados de la CNT-FAI podr¨ªan contarnos cosas de su acci¨®n, que tiene momentos espectaculares, como la c¨¦lebre entrevista con Companys tras la victoria popular de julio. Pero Santill¨¢n cree en las ideas, y cuando las tropas franquistas entran en Barcelona encuentran, y presumiblemente destruyen, la edici¨®n del ¨²ltimo tomo de las obras completas de Bakunin por ¨¦l preparado. La misma ilusi¨®n divulgadora que mantendr¨¢ en Madrid cuando regrese desde Argentina en 1976. Tambi¨¦n entonces experimenta, grandes desilusiones. En casi todo. Pero esto es otra historia y otro fracaso.
es historiador.
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