Jos¨¦ Feliciano imit¨® a Julio Iglesias
Cultiva mucho Espa?a Jos¨¦ Feliciano en los ¨²ltimos tiempos. Desde aquellos primeros y multitudinarios recitales en el Price de Barcelona, cuando el cantante puertorrique?o nos sobrecog¨ªa lanzando' al grader¨ªo el lamento distorsionado de su Light my fire, han pasado 15, a?os. Anoche, en Scala, de Madrid, Feliciano era distinto e, igual al mismo tiempo. Sigue en posesi¨®n de una voz magistral, pero dedica m¨¢s tiempo al amor que a la queja, y bastante al sentido del humor. As¨ª fue como imit¨® a Julio Iglesias sin poder evitar que se notara que ambos pelean por un mismo mercado.Previamente a su actuaci¨®n en Madrid, como presentaci¨®n del nuevo disco Me enamor¨¦, Feliciano concedi¨® una rueda de prensa en la que dej¨® bien claro que no se siente ni puertorrique?o, ni latino, ni norteamericano: "Soy un cantante latinoamericano".
Diplom¨¢tico, s¨ª lo es. O quiz¨¢ un superviviente. Lo cierto es que no carece de una chispa de maldad. Lo demostr¨® hablando de su infructuosa y breve relaci¨®n con John Lennon al decir "era un hombre tomaba mucho y ten¨ªa mucho talento, pero no nos pusimos de acuerdo", o al imitar en el recital a Julio Iglesias cantando en ingl¨¦s, cosa que hizo con implacable alevos¨ªa, intercalando alg¨²n que otro despiadado "qui¨¦n me iba a decir que iba a vender tantos discos".
Feliciano, que naci¨® invidente en Puerto Rico hace 38 a?os, y cuyo f¨ªsico parece un compendio de la fragilidad de crecer en el Harlem neoyorquino, fue un m¨²sico prodigio que se abrazaba a la guitarra como otros ni?os se pegan al oso de peluche; la guitarra era sus ojos, su salud, su fuerza para atravesar el dintel de la vida.
Y lo sigue siendo. Feliciano canta, y canta muy bien. Hay momentos en que estremece. Pero su verdadero techo como artista lo alcanza cuando se sumerge en desesperados solos de guitarra. Feliciano m¨²sico supera a Feliciano cantante, pero es este ¨²ltimo el que, se vende, y muy bien, en el mercado latinoamericano.
Feliciano debut¨® a los nueve a?os en Harlem, y n¨® muchos m¨¢s tarde, en el Village, un cazador de talentos de una empresa discogr¨¢fica le descubri¨®. No ser¨ªa hasta 1968, no obstante, que conseguir¨ªa su primer ¨¦xito estruendoso al adaptar a su personal manera de sentir la m¨²sica el hit de The Doors Light my fire. A partir de aqu¨ª su fama se extendi¨® como un rayo, y empez¨® su trajinar de un sitio a otro. Era, entonces, un muchacho de pelo corto, a Io rocker, y gafas negr¨ªsimas de invidente militante. Con el tiempo, el triunfo y la comodidad, Jos¨¦ Feliciano se ha convertido en un hombre peque?o pero lustroso, que canta embutido en terciopelo y lentejuelas, que ha desterrado las gafas negras y mira fijamente al vac¨ªo mientras se mete hacia dentro cantando.
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