El terror de ETA

Hace aproximadamente un a?o que, respondiendo a un vasco que se mostraba un tanto tibio en el enjuiciamiento de los etarras, le advert¨ª que, en el caso improbable de que ETA llegase a conseguir sus prop¨®sitos marxistas-independentistas, dejar¨ªa de matar guardias civiles para matar vascos, ya que no conoc¨ªan otra raz¨®n que la de la metralleta. Desgraciadamente, mi vaticinio se ha cumplido en su parte letal. Ya no importa que la presunta v¨ªctima vista tal o cual uniforme, lo que llevar¨ªa al supuesto de una exaltada fobia a determinadas instituciones. No, s¨®lo importa acrecentar el n¨²mero de v¨ªctimas para que el peso de los muertos incline el fiel de la balanza a favor del verdugo. ?P¨ªrrica y detestable victoria la que s¨®lo necesita un osario para cimentarse!Ya no se trata de una cuesti¨®n de orden p¨²blico reservada a las autoridades, y menos de actitudes heroicas que tienen m¨¢s de oportunismo ego¨ªsta que de eficacia. No, el lendakari, con su angustioso y apremiante llamamiento, ha puesto el dedo en la llaga: es el pueblo, el propio pueblo vasco, el llamado a cegar, con su repulsa sin reservas, la boca de las metralletas y pistolas asesinas si realmente desea disfrutar de una vida de paz y prosperidad, en la que la libertad no est¨¦ coartada por el miedo al pistoletazo, a la extorsi¨®n y al secuestro, o por la adopci¨®n de duras medidas disciplinarias que, aunque concebidas para represi¨®n de los terroristas, podr¨ªan, al generalizarse, adquirir formas ya pasadas, no acordes con el esp¨ªritu democr¨¢tico que anima al pueblo espa?ol, y cuyas consecuencias sufrir¨ªa principalmente el ¨¢rea vasca, como centro neur¨¢lgico del tratamiento. /

Secretario de la agrupaci¨®n local de ARDE.