Los peronistas, preocupados por las encuestas que ponen en duda su victoria electoral en Argentina
"Un circo abandonado: el due?o se muri¨®, el mago se raj¨®, la bailarina est¨¢ en Espa?a y los animales andan sueltos". La perversa broma, de presumible origen radical, recorre Buenos Aires junto con otras peque?as maldades sobre el patibulario Herminio Iglesias ("Exterminio Iglesias") candidato peronista a gobernador bonaerense, a cuya santa madre se atribuye la siguiente e improbable reflexi¨®n: "Si hubiera sabido que iba a ser gobernador, le habr¨ªa mandado al colegi¨®". Ayer qued¨® cerrada la campa?a electoral en Argentina y los peronistas est¨¢n preocupados ante los resultados de las ¨²ltimas encuestas privadas que ponen en duda su victoria.
Desde que Herminio Iglesias ilustr¨® a sus partidarios en el mitin de la cancha de V¨¦lez-Sarfield asegurando que "...vamos a ganar, conmigo o sinmigo...", el emergente caudillo peronista, reputado de aspirante a "peque?o Hitler" por sus adversario, es sujeto de toda clase de chanzas, como la que le atribuye grav¨ªsimas heridas tras un atentado ap¨®crifo en el que habr¨ªa recibido de lleno el impacto de varios diccionarios.El candidato peronista a la presidencia, ?talo Argentino L¨²der, ha sido rebautizado por m¨¢s nombres, como Walt Disney, dado que "hace hablar a las fieras (sus seguidores)", Y toda la chocarroner¨ªa porte?a ha ca¨ªdo sobre el aluvi¨®n zool¨®gico que aspira nuevamente a gobernar.
Este es el clima, desde luego que nada dram¨¢tico, en una ciudad como Buenos Aires No obstante, los bromistas pueden haberse visto chasqueados ante el cierre peronista de su campa?a electoral en la capital, en el que los justicialistas han desplegado aparatosamente todo su poder.
Ofendido el peronismo por la disputa que los radicales le hacen de la calle por primera vez en 40 a?os, ya en la noche del jueves comenzaron a entrar en la ciudad columnas de aufocares para abarrotar el centro urbano en un intento de superar la concurrencia al acto radical del mi¨¦rcoles. Cientos de peronistas del interior pasaron la noche al raso debajo de la lluvia, esperando asistir a su concentraci¨®n. El ambiente interno en el cuartel electoral peronista es de preocupaci¨®n ante las ¨²ltimas encuestas privadas, que ponen en duda la victoria justicialista hasta en su feudo bonaerense. Estos quebrantos del movimiento pol¨ªtico hasta ahora hegem¨®nico en Argentina provienen de la incapacidad peronista por aparecer unidos ante los electores, y de una campa?a necr¨®fila, err¨¢tica y, formalmente desastrosa.
Carentes de experiencia, dado que jam¨¢s necesitaron de ning¨²n alarde para modificar su voto, los peronistas han terminado en esta ocasi¨®n no transmitiendo otro mensaje que el recuerdo en blanco y negro de una pareja -Per¨®n y Evita- que yacen desde hace a?os en diferentes cementerios porte?os.
Hoy habr¨¢ sido levantado el estado de sitio, en vigor desde hace siete a?os, ante la indiferencia popular. La campa?a electoral parece haber dejado en un segundo plano el verdadero sentir hist¨®rico de estos comicios, que reside en la restituci¨®n de la soberan¨ªa a la sociedad civil por primera vez en las dictaduras militares del cono sur. Mejor parecen entenderlo los sufridos uruguayos, quienes, en la otra orilla del r¨ªo de la Plata, se aprestan a festejar las elecciones argentinas en la noche del domingo con manifestaciones que recuerdan a sus propios uniformados que est¨¢ llegando la hora de la civilizaci¨®n pol¨ªtica en el subcontinente
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