Los jesuitas optan por el cambio de estructuras en Centroam¨¦rica, seg¨²n el ex provincial C¨¦sar Jerez
"La elecci¨®n de Hans Peter Kolvenbach como prep¨®sito general ha sido muy bien acogida por la comunidad jesuita de Latinoam¨¦rica", manifest¨® en Barcelona C¨¦sar Jerez, que en calidad de delegado electo por la provincia de Centroam¨¦rica asisti¨® a la celebraci¨®n de la 33? Congregaci¨®n General de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, que ha concluido en Roma. C¨¦sar Jerez afirm¨® que, en Centroam¨¦rica, la opci¨®n de los jesu¨ªtas ha sido por el "cambio de estructuras desde un punto de vista sacerdotal y pol¨ªtico".C¨¦sar Jerez estuvo en Barcelona para participar en un ciclo de conferencias que, bajo el lema de Ser cristiano en Am¨¦rica Latina, organiz¨® el Centro de Estudios Cristianismo y Justicia de Barcelona. En los distintos coloquios tambi¨¦n particip¨® Luis Ugalde, provincial de la orden en Venezuela.
C¨¦sar Jerez fue el m¨¢ximo responsable de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en Centroam¨¦rica durante seis a?os, de 1976 a 1982. Guatemalteco de origen, actualmente reside en Nicaragua, donde ejerce como profesor de la Universidad Centroamericana (UCA). "La mayor¨ªa de los jesuitas de esa zona", se?al¨®, "son partidarios de profundos cambios de estructura pol¨ªtica y social. Ante una situaci¨®n tan injusta, hemos tomado en serio el servicio a la fe y la promoci¨®n de la justicia".
Para C¨¦sar Jerez, no obstante, eso es dif¨ªcil en determinados pa¨ªses, "donde enseguida te etiquetan de comunista o subversivo".
En la conferencia pronunciada en Barcelona bajo el t¨ªtulo de Una Iglesia crucificada, el jesuita guatemalteco aludi¨® a la situaci¨®n en Nicaragua, El. Salvador y Guatemala, tres pa¨ªses con caracter¨ªsticas pol¨ªtico sociales diversas. El primero, indic¨®, con una revoluci¨®n triunfante pero amenazada; el segundo, en situaci¨®n de guerra, y, por ¨²ltimo, Guatemala, con un proceso revolucionario en receso.
El an¨¢lisis de C¨¦sar Jerez se refiri¨® "a la posici¨®n de la Compa?¨ªa y de la Iglesia en el momento en que las mayor¨ªas populares intentan un cambio social".
En este contexto tiene especial importancia "el fracaso de la pol¨ªtica norteamericana en la zona y la necesidad de Estados Unidos de crear un ¨¢rea de seguridad" para salvaguardar sus intereses.
La violencia institucional
"La opci¨®n de los jesuitas en esta regi¨®n", manifest¨® Jerez, "ha sido por el cambio de estructuras desde un punto de vista sacerdotal y pol¨ªtico. Nuestra opci¨®n no es por la violencia. Parafraseando al obispo brasile?o Helder C¨¢mara, preferimos que nos maten, a matar nosotros. Pero no por eso vamos a condenar a los que en una situaci¨®n l¨ªmite han tomado la v¨ªa de la lucha armada, forzados por la violencia institucional". As¨ª, en el caso de El Salvador, "no sirve condenar la violencia venga de donde venga". "Nuestra misi¨®n all¨ª", matiz¨®, "es tratar de humanizar el conflicto".La Iglesia centroamericana y especialmente los jesuitas mantienen posiciones de avanzada dentro de la comunidad cat¨®lica mundial. La Compa?¨ªa de Jes¨²s cuenta en esa zona con 300 miembros extraordinariamente activos. Y precisamente fue desde esa regi¨®n de donde surgieron duras cr¨ªticas al viaje efectuado hace unos meses por Juan Pablo II.
Fidelidad a Arrupe
Los sectores progresistas reprocharon la falta de preparaci¨®n del viaje y la excesiva dureza de los discursos en ese contexto. Este punto de vista progresista que ha comportado, en palabras de C¨¦sar Jerez, "problemas con un sector de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica y entendimiento con otro", ha surgido de las congregaciones generales 31 y 32."El reconocimiento de errores y el servicio a la fe contemplado por estas congregaciones, ha seguido vivo tambi¨¦n en la 33, e indudablemente los adversarios de la l¨ªnea Arrupe -anterior prep¨®sito general- ven con descontento la elecci¨®n de Hans Peter Kolvenbach", se?al¨® Jerez.
La intenci¨®n que ha movido a los jesuitas para esa elecci¨®n ha sido la de buscar un hombre puente que restableciera las relaciones con el Vaticano. Segun Jerez, "hemos elegido al hombre m¨¢s adecuado para el momento". Un momento especialmente delicado, ya que, tras la dimisi¨®n presentada por Pedro Arrupe y no aceptada por el Papa, ya que Juan Pablo II intent¨® intervenir en el funcionamiento de la orden con la designaci¨®n de Paolo Dezza, un hombre de su confianza.
El documento aprobado por la 33? Congregaci¨®n, que se har¨¢ p¨²blico dentro de unos d¨ªas, recoge en unos 20 folios el esp¨ªritu de las sesiones de Roma y, a buen seguro, "gozar¨¢ de buena aceptaci¨®n en Latinoam¨¦rica" y en la pr¨¢ctica totalidad de la Compa?¨ªa de Jes¨²s. "No hay, que olvidar", manifest¨® Jerez, "que el holand¨¦s Kolvenbach fue nombrado provincial de Oriente Medio, L¨ªbano incluido, por Pedro Arrupe, y que actualmente ostentaba la direcci¨®n del Instituto Pontificio Oriental de Roma".
La trayectoria de Kolveribach es suficientemente clara para animar a los sectores progresistas de la Iglesia latinoamericana. Esa cornunidad de vanguardia integrada por "jesuitas y miembros de otras ¨®rdenes religiosas, monjas incluidas", afirm¨® Jerez, esa Iglesia a la que pertenc¨ªa el arzobispo de San Salvador, monse?or Romero, asesinado mientras oficiaba misa, y de quien C¨¦sar Jerez fue asesor, "aunque prefiero que se me considere como amigo".
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