Reforma agraria

La presentaci¨®n del anteproyecto de Reforma Agraria de la Junta de Andaluc¨ªa ha levantado una ola de cr¨ªticas despectivas, virulentas y amenazadoras por parte de la oposici¨®n parlamentaria de izquierdas.El PSA, que intenta borrar su pecado original de ap¨¦ndice suarista con una aproximaci¨®n demag¨®gica a los planteamientos anarquizantes del SOC, considera que la Junta no posee competencias para acometer una reforma agraria en profundidad y solicita la modificaci¨®n del Estatuto.

Esta proposici¨®n es absolutamente inviable e imposible de alcanzar desde la ¨®ptica del PSA, ya que el art¨ªculo 74.1 del Estatuto indica que "la iniciativa de la reforma corresponder¨¢ al Consejo de Gobierno o al Parlamento andaluz, a propuesta de una tercera parte de sus miembros, o a las Cortes Generales".

La tercera parte del Parlamento. andaluz son 36 diputados; el PSA s¨®lo tiene tres y necesitar¨ªa ayuda de otros grupos para tramitar su proyecto. Ayuda que no servir¨ªa para que la iniciativa reformista prosperase, toda vez que, antes de someterla a refer¨¦ndum del cuerpo electoral andaluz, precisar¨ªa el voto por mayor¨ªa de tres quintos en el Parlamento andaluz, es decir, 66 votos, que s¨®lo tiene el PSOE, y la aprobaci¨®n de las Cortes Generales, donde el PSOE es, asimismo, hegem¨®nico. En estas circunstancias, ?c¨®mo va a conseguir su prop¨®sito el PSA? Si el se?or Uru?uela conoce estas dificultades insalvables, ?por qu¨¦ insiste una y otra vez en este tema? Esta in¨²til insistencia no es s¨®lo "no saber perder", como dir¨ªa Ortega, sino una prueba m¨¢s de la carencia de alternativas realistas que el PSA padece desde su fundaci¨®n.

Los comunistas del PCA y de CC OO, que tan acerba censuraron en la ¨¦poca ucedista las acciones espectaculares del SOC, se han aficionado ¨²ltimamente a ellas y representan pat¨¦ticas marchas en pos de una mesi¨¢nica reforma agraria integral; oferta program¨¢tica con la que concurrieron a los comicios auton¨®micos de mayo y legislativos de octubre de 1982, y en los que obtuvieron el respaldo del 8,58% de los andaluces y el 4,13% de los espa?oles. Con este paup¨¦rrimo apoyo pretenden imponer antidemocr¨¢ticamente sus criterios a la mayor¨ªa y ganar, con algaradas, huelgas, encierros y zalagardas lo que en las urnas perdieron, demostrando la pervivencia del leninismo en su seno y un escaso respeto por la democracia./