Mario Soares cree que Portrugal debe entrar en la CEE en el primer semestre de pero que no ocurrir¨¢ as¨ª con Espa?a
El primer ministro portugu¨¦s, Mario Soares, de 58 a?os de edad, convers¨¦ durante hora y media con el director de EL PA?S, el lunes pasado en Lisboa, acerca de la cumbre bilateral entre Espa?a y Portugal en tomo a los problemas generales del iberismo, el socialismo mediterr¨¢neo y la pol¨ªtica interior portuguesa.
Pregunta. El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores dijo, despu¨¦s de la reuni¨®n de Atenas, que la alternativa para Portugal, si no entraba en la CEE, pod¨ªa ser satelizarse con respecto a EE UU. ?Qu¨¦ le sugiere esta declaraci¨®n?
Respuesta. Yo no dir¨ªa nunca satelizarse. Portugal no es ni un Puerto Rico ni un puerto pobre. Es un pa¨ªs con muchos siglos de historia, que tiene su propia pol¨ªtica. Si Europa nos cerrara la puerta o no nos aceptara, cosa que creo no har¨¢, Portugal tendr¨ªa que continuar. Es evidente que tenemos un aliado, los Estados Unidos de Am¨¦rica, que nos puede auxiliar, pero tendr¨ªamos que buscar otras hip¨®tesis de compensaci¨®n frente a la CEE. Y Jap¨®n puede, ser tambi¨¦n un aliado.
P. Si finalmente no logran integrarse en la Comunidad ni Portugal ni Espa?a, ?en qu¨¦ medida se ver¨ªan afectadas las relaciones entre ambas? ?Ser¨ªan distintas?
R. Creo que no. Pero en cambio si los dos pa¨ªses entr¨¢ramos en el Mercado Com¨²n eso facilitar¨ªa nuestras relaciones bilaterales.
P. ?Hay alguna posibilidad de que entre Portugal en la CEE y no ingrese Espa?a?
R. No, en el ¨²ltimo t¨¦rmino, pero s¨ª en lo que se refiere al comienzo de la integraci¨®n. La firma del ingreso de Portugal en el Mercado Com¨²n puede ser hecha inmediatamente, a principios de 1984. En cuanto a Espa?a, el plazo puede ser un poco m¨¢s largo, de ahora a enero de 1986. As¨ª que en materia de calendario hay dos tiempos. Pensamos que Portugal Jebe entrar en la CEE durante el primer semestre del a?o que viene no creo que eso vaya a suceder con Espa?a, o por lo menos es m¨¢s dif¨ªcil. A Espa?a le queda un per¨ªodo de rectificaci¨®n m¨¢s o menos le dos a?os a partir del 84. En ese tiempo, Espa?a tendr¨¢ que concluir necesariamente sus negociaciones, de forma que los dos pa¨ªses est¨¦n en enero de 1986 en la CEE.
P. Portugal ha defendido siempre, en el pasado, separar su negociaci¨®n de la de Espa?a. ?Con la actual perspectiva, ha sido una estrategia acertada o hubiera sido mejor negociar conjuntamente?
R. Es necesario separar la negociaci¨®n. El Tratado de Roma dice que cada pa¨ªs tiene el derecho a tener su negociaci¨®n particular, y no hay motivo para que Portugal tenga que discutir simult¨¢neamente con Espa?a y con la CEE su propia integraci¨®n.
P. Pero los alemanes lo quer¨ªan as¨ª...
R. Eso es por razones propias, no en base al Tratado de Roma.
P. El secretario de Estado espa?ol para las Relaciones con las Comunidades ha propuesto que haya una negociaci¨®n o al menos una posici¨®n conjunta de ambos pa¨ªses, Espa?a y Portugal, para tratar de forzar la integraci¨®n.
R. Portugal cree que la negociaci¨®n no debe ser conjunta. Por razones pol¨ªticas, geoestrat¨¦gicas y econ¨®micas, Portugal tiene derecho a ser un pa¨ªs miembro de la CEE. Cree que sus derechos han de ser discutidos y tratados por sus propios m¨¦ritos, y no en funci¨®n de las dificultades de Espa?a, porque si no caer¨ªamos en el equ¨ªvoco que el propio Felipe Gonz¨¢lez se?ala, con mucha raz¨®n: Portugal puede ser penalizada por la CEE en raz¨®n de las dificultades de Espa?a. Y eso no tiene ninguna explicaci¨®n, ni pol¨ªtica, ni de acuerdo con el Tratado de Roma, ni con la moral.
'Son hip¨®tesis, puras hip¨®tesi'
P. Hay una preocupaci¨®n en Espa?a sobre lo que se llama la posible nuclearizaci¨®n de Portugal por los americanos ...
R. ?se es un tema que alguien discuti¨® en las Cortes espa?olas y que o¨ª con sorpresa, porque no hay nada que suscite esa cuesti¨®n. Este Gobierno, ni los anteriores, nunca han adoptado ninguna medida tendente a la nuclearizaci¨®n.
P. ?Pero hay una posibilidad de que Portugal cambie su actual situaci¨®n y efectivamente se nuclearice en el seno de la OTAN?.
R. No, nunca nos hemos pronunciado en ese sentido. Ese problema no ha sido discutido nunca, ni creo que lo vaya a ser. No s¨¦ cu¨¢l es el inter¨¦s en plantear un problema inexistente. Son hip¨®tesis, puras hip¨®tesis.
P. Si Espa?a permanece en la OTAN, ?podr¨ªa haber un cambio en el mando atl¨¢ntico, integr¨¢ndose Portugal en un mando europeo o ib¨¦rico conjunto?
R.Sobre ese aspecto, Felipe Gonz¨¢lez ha sido perentorio: ha dicho que no. No niego que ese problema tiene fuerza, pero no creo que sea inmediato.
P.?Hay una posici¨®n especial o espec¨ªfica de Portugal respecto a Espa?a y la OTAN? ?Hay algo que lo diferencie del resto de los aliados?
R. No creo. Seguimos con inter¨¦s el proceso del ingreso de Espa?a. Vemos las razones del Gobierno y del pueblo espa?ol para actuar con cautela. Nosotros ya ten¨ªamos una posici¨®n, diferente. Portugal ha sido y seguir¨¢ siendo un miembro activo de la Alianza Atl¨¢ntica.
P. ?La hip¨®tesis de una Alianza Atl¨¢ntica sin Espa?a es contemplada ahora por el Gobierno portugu¨¦s con preocupaci¨®n o no?
R. Esa hip¨®tesis se va manteniendo en la realidad desde el a?o 1959 hasta ahora. Espa?a nunca ha estado en la OTAN, y eso no ha creado a la OTAN unas dificultades extraordinarias. Ten¨ªa acuerdos bilaterales con EE UU, que de alguna forma lo supl¨ªan.
P. Tanto en el Mercado Com¨²n como en la OTAN, ?puede haber un proceso de mayor integraci¨®n ib¨¦rica? ?Puede hablarse de una unidad ib¨¦rica, en alg¨²n sentido, dentro del sistema europeo?
R. La palabra ib¨¦rica suscita una ambig¨¹edad que me preocupa. Yo dir¨ªa que hay que buscar una cooperaci¨®n entre Espa?a y Portugal.
P. ?Por qu¨¦ suscita una ambig¨¹edad la palabra ib¨¦rica?
R. Porque ib¨¦rico es un todo que no implica dos naciones, cuando en esta pen¨ªnsula hay dos pa¨ªses que la integran desde siempre: uno se llama Espa?a, y otro, Portugal.
P.Imaginemos que ni su pa¨ªs ni el m¨ªo entran en la CEE, aunque permanecen en la OTAN; al margen de que Portugal pueda encontrar m¨¢s apoyo americano o japon¨¦s, Felipe Gonz¨¢lez habl¨® de que Espa?a ten¨ªa otras alternativas. ?Cu¨¢les pueden ser, a su juicio?
R. Ah¨ª est¨¢ el quid de la cuesti¨®n, y para poderle responder a lo que usted pregunta tendr¨ªa que saber cu¨¢les son las alternativas de Espa?a. Si Felipe Gonz¨¢lez se refiere a acercarse m¨¢s a Estados Unidos, eso ser¨ªa una cosa; si Espa?a, entrara en un camino que representara alg¨²n tipo de represalia hacia Europa e incluso se apartara le la OTAN por el hecho de no entrar en la CEE, eso, evidentemente, supondr¨ªa problemas y dificulades para nuestro propio caso.
P. Imaginemos que hay una alternativa cara a Am¨¦rica Latina. No podr¨ªa crearse all¨ª un concepto de iberismo m¨¢s moderno?
R. Una cooperaci¨®n de Espa?a y Portugal hacia Am¨¦rica Latina es algo que tendr¨ªamos que considerar, pero no constituye en absotuto un sentimiento contradictorio con la integraci¨®n de Espa?a y Portugal en la CEE. El Mercado com¨²n es una realidad econ¨®mica y sin embargo, el mercado de Am¨¦rica Latina es s¨®lo un proyecto por las posibilidades que ofrece. La posibilidad del mercado de Am¨¦rica Latina no es una alternativa para la integraci¨®n en la CEE.
P. Cuando en Espa?a se habla de problemas con Portugal se refieren de forma exclusiva a la pesca y a la balanza comercial. ?Son estas cuestiones b¨¢sicas en la pr¨®xima cumbre?
R. La pesca y el equilibrio comercial son dos sectores espec¨ªficos en los que hay dificultades, en los que los intereses portugueses y los espa?oles entran en competencia; pero hay otros aspectos importantes que son complementarios. Hay, por ejemplo, complementariedad en el esfuerzo del desarrollo industrial. Hay complementariedad, o puede haberla, en el aspecto de las posibles inversiones portuguesas en Espa?a, y viceversa, con unas organizaciones que canalicen esas inversiones. Hay complementariedad cultural, con la creaci¨®n, por primera vez en la historia, de un Instituto Espa?ol en Lisboa y uno portugu¨¦s en Madrid.
P. ?Es posible que de la cumbre salga alguna soluci¨®n concreta sobre la cuesti¨®n pesquera?
R. Espero que lleguemos a un acuerdo. Lo que nosotros queremos en relaci¨®n con esta cuesti¨®n de gran importancia, como es la de la pesca, y lo que interesa, es la creaci¨®n de un nuevo tipo de relaciones entre nuestros pa¨ªses y una verdadera cooperaci¨®n, quiz¨¢ a trav¨¦s de la creaci¨®n de empresas mixtas. Porque lo mismo que se dice que el Mercado Com¨²n, la idea de Europa, no puede estar supeditada a cu¨¢ntos tomates vendemos o compramos, la cooperaci¨®n Portugal-Espa?a no puede estar supeditada a la pesca.
P. ?Portugal est¨¢ dispuesta a aceptar que los barcos espa?oles faenen en las 12 millas de sus aguas?
R. Eso no, porque creemos que no es normal que una naci¨®n acepte que un pa¨ªs vaya a pescar a sus aguas territoriales. Es un tipo de discusi¨®n que nosotros no podemos aceptar, y espero que nuestros amigos los espa?oles lo entiendan.
P. Y volviendo al concepto ib¨¦rico, ?todo este tema de cooperaci¨®n podr¨ªa hacer imaginar una asociaci¨®n o una integraci¨®n de Portugal y Espa?a similar a, la de los pa¨ªses del Benelux?
R. Es temprano todav¨ªa para plantearse ese tipo de esquemas, pero hay que dar pasos concretos en las relaciones y establecer
"espa?a no puede olvidar que Portugal tiene razones hist¨®ricas para sentir desconfianza, pero yo creo que esto es algo pasado"
v¨ªnculos que desarrollen nuestro razonamiento. Sin embargo, creo que hay cierto tipo de f¨®rmulas del tipo Benelux que son posibles. Son f¨®rmulas que pueden tener alg¨²n inter¨¦s en el plano de la imaginaria coexistencia, pero tambi¨¦n pueden verse paralizadas o crear el divorcio. Espa?a no puede olvidar que Portugal tiene razones hist¨®ricas para sentir desconfianza. Yo creo que esto es algo pasado y no est¨¢ justificado en modo alguno, pero para superar esta desconfianza es preciso tener prudencia y no usar f¨®rmulas demasiado imaginativas.
P. ?C¨®mo puede influir en la estructura econ¨®mica actual portuguesa, tan nacionalizada, su eventual ingreso en la CEE? ?No ser¨¢ necesario cambiarla, incluso para potenciar las relaciones con Espa?a?
P. La estructura econ¨®mica portuguesa actual no est¨¢ tan nacionalizada. Hay pa¨ªses, como Austria, o como es tambi¨¦n el caso de Italia, donde el peso del sector p¨²blico es mayor. Ahora, con las leyes que hemos aprobado recientemente, hay sectores que pueden ir siendo reprivatizados.
'Nuestras posiciones pol¨ªticas no difieren mucho'
P. Entonces, ?va a haber una evoluci¨®n interna en el sector p¨²blico portugu¨¦s?
P. Va a haber una evoluci¨®n sin alteraciones de tipo constitucional, puesto que la nueva Constituci¨®n es suficientemente flexible para incluir esos supuestos sin tener necesidad de articular un nuevo esquema jur¨ªdico. Nuestro esquema fue delineado por los constituyentes como un sistema de econom¨ªa de mercado, de econom¨ªa mixta, con un sector p¨²blico y un sector privado que tiene que ganar confianza en s¨ª mismo,
P. Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ enfrentando la parad¨®jica situaci¨®n de que es un Gobierno socialista el que tiene que realizar una reconversi¨®n industrial que afecta, prioritariamente, al sector p¨²blico de la econom¨ªa. Puede que el Gobierno portugu¨¦s tenga un problema similar, que sean los socialistas los que tengan que desestatalizar la econom¨ªa...
P. S¨ª, evidentemente, es as¨ª. Las posiciones pol¨ªticas que nuestros dos Gobiernos tienen no difieren mucho, coincidimos con momentos de crisis y es precisa la recuperaci¨®n de la econom¨ªa modernizando sectores muy parecidos. Adem¨¢s, los dos pa¨ªses tienen estructuras de Estado en gran parte originadas por las dictaduras inmovilistas que sufrimos. La diferencia est¨¢ en que en Portugal existi¨® la revoluci¨®n de 1974, que condicion¨® fuertemente nuestra estructura econ¨®mica, que tiene aspectos que pueden ser considerados espec¨ªficos del problema portugu¨¦s, mientras que en Espa?a no hubo esa revoluci¨®n. En este momento estamos sufriendo por eso una presi¨®n extraordinaria sobre el d¨¦ficit, pese a que algunas de las consecuencias de los sucesos del verano caliente de 1975 ya fueron superadas en 1978, durante el primer per¨ªodo de Gobierno socialista. Ahora, lo esencial es restablecer el equilibrio financiero, controlar el d¨¦ficit, que ya ha sido reducido notablemente, y preparar a Portugal para su relanzamiento econ¨®mico, que, en nuestro caso, pasa por la revoluci¨®n inform¨¢tica y la innovaci¨®n tecnol¨®gica.
P. ?C¨®mo est¨¢n aceptando los portugueses las medidas de austeridad econ¨®mica y c¨®mo puede verse afectada la coalici¨®n gubernamental por las protestas sociales?
P. Las medidas que hemos adoptado son duras. Hemos reducido los subsidios y limitado la contrataci¨®n colectiva por debajo de la inflaci¨®n. Es duro, pero es inevitable, y la gente: lo sabe, para lograr la recuperaci¨®n econ¨®mica, y tambi¨¦n sabe que no es algo espec¨ªfico de Portugal. En Grecia, en Italia, en Espa?a, las pol¨ªticas de austeridad son esenciales. Por su puesto, el partido comunista trata de aprovechar la situaci¨®n, agitar el descontento social, desestabilizar, pero no hay nada que hacer en ese sentido. La estabilidad pol¨ªtica, es condici¨®n b¨¢sica del relanza miento econ¨®mico y la coalici¨®n, goza de buena salud y va a perdurar.
P. ?No se puede romper la coalici¨®n si usted se presenta a presidente de la Rep¨²blica?
P. Es prematuro hablar de eso. Hasta la primavera de 1985 no hay que tomar una decisi¨®n al respecto. Hay un trabajo previo por hacer: la recuperaci¨®n econ¨®mica.
P. ?Y no se puede romper la coalici¨®n por problemas internos en el Partido Socialdem¨®crata?
R. Es probable que en este momento haya algunas dificultades de tipo general en el PSD, pero creo que existe una universal aceptaci¨®n del liderazgo de Mota Pinto.
'Las Fuerzas, Armadas obedecen al poder pol¨ªtico'
P. ?Las fuerzas armadas ya no son un problema para la estabilidad pol¨ªtica portuguesa?
P. Las fuerzas armadas tienen una larga tradici¨®n de obediencia al poder pol¨ªtico. Es verdad que algunos elementos, por razones de origen de la revoluci¨®n, constituyen una especie de superestructura pol¨ªtico-militar que perdura pese a las reformas institucionales. Por otra parte, hay, obviamente, algunos militares preocupados por lo que ellos llaman el futuro del experimento del 25 de abril, la pureza de la revoluci¨®n. Yo creo que la pureza de la revoluci¨®n es precisamente la primitiva del 25 de abril, cuya idea b¨¢sica es la libertad y la democracia pluralilista. ?sa es la pureza de la revoluci¨®n, no lo sucedido a partir de finales de marzo de 1975 hasta el 25 de noviembre. En esta fecha se recupera la concepci¨®n revolucionaria original.
P. Puesto que hablamos de la pureza revolucionaria y de que Portugal tiene un sector p¨²blico heredado de la dictadura, con caracter¨ªsticas peculiares, en la pol¨¦mica europea sobre m¨¢s sector p¨²blico, y m¨¢s Estado por tanto, o m¨¢s liberalizaci¨®n de la econom¨ªa y del propio sector p¨²blico, ?d¨®nde se pondr¨ªa el PS portugu¨¦s?
P. Nosotros tenemos una experiencia muy clara de los problemas de la excesiva centralizaci¨®n del Estado, y en este sentido creo que es importante hacer una mayor liberalizaci¨®n.
P. Entonces, ?qu¨¦ ser¨ªa, qu¨¦ es el socialismo en la Europa de hoy?
P. Para m¨ª, el socialismo es antes que nada justicia social y libertad, la participaci¨®n de los ciudadanos en la vida del Estado y de la sociedad, y de las empresas. Y es tambi¨¦n descentralizaci¨®n y concertaci¨®n. Un r¨¦gimen que tiene que profundizar la democracia y los planes econ¨®micos, sociedades y culturales, y fomentar la solidaridad.
P.?No piensa que el proteccionismo de los pa¨ªses de la Europa del sur, en los que hay Gobiernos socialistas, puede perjudicar a esa idea del socialismo?
P. El socialismo es solidaridad y el proteccionismo es lo contrario de solidaridad. El socialismo tendr¨¢ que ser menos proteccionista y se dar¨¢ cuenta de que los problemas comunes del mundo a finales de este siglo, los problemas del di¨¢logo Norte-Sur, del desarme y de la paz, tendr¨¢n que ser enfrentados, de alguna forma, con m¨¢s di¨¢logo y con solidaridad.
P. Sin embargo, en la reuni¨®n de Atenas de octubre entre los lideres socialistas del sur de Europa esa solidaridad no fue nada evidente.
P. No, la solidaridad es dif¨ªcil; es dificil desprenderse de los intereses nacionales que se representan. Es dif¨ªcil para Mitterrand y para Mauroy, como tambi¨¦n es dif¨ªcil para Gonz¨¢lez abstraerse de los problemas e intereses espa?oles -por ejemplo de los armadores en el caso de la pesca-, y me es dificil a m¨ª mismo abstraerme de los intereses portugueses, por seguir el ejemplo, de los intereses y derechos de los pescadores portugueses. Pero tenemos que encontrar una respuesta con mayor solidaridad intemacional.
'Los sociaffitas somos hombres de di¨¢logo'
P.?Y no existe peligro de que se diga entonces que la solidaridad es m¨¢s dif¨ªcil para la Europa socialista que para la conservadora?
P. Esa hip¨®tesis se ha utilizado en determinados momentos como argumento de discusi¨®n. Yo lanc¨¦ el reto a Pierre Mauroy en Atenas, dici¨¦ndole que la Francia de Mitterrand no puede portarse peor con la Espa?a de Gonz¨¢lez que la Francia de Giscard lo hizo con la Grecia de Karamanlis. Pero lo cierto es que los socialistas somos hombres de di¨¢logo. Estoy seguro de que encontraremos la f¨®rmula.
P. Para terminar, volviendo a la cumbre, luso-espa?ola, ?hay esperanzas de alg¨²n acuerdo concreto o s¨®lo de declaraciones de amistad?
P. Espero que haya un acuerdo amplio, una declaraci¨®n com¨²n que marque una nueva ¨¦poca en las relaciones entre los dos pa¨ªses y una concreci¨®n del tratado firmadoen Madrid entre el presidente Su¨¢rez y yo mismo. Pero, al mismo tiempo, espero y deseo que en esa declaraci¨®n haya ciertos acuercios implicados en materias como tecnolog¨ªa, cultura, turismo, ferrocarriles, fronteras, y tambi¨¦n en pesca y comercio. Hay en Portugal dos tipos de familias: la que miran a Espa?a con recelo y preocupaci¨®n y la de quienes admiran y conviven con la cultura espa?ola. A esta, segund¨¢creo pertenecer yo, a la de quienes aman el arte, la civilizaci¨®n y las formas de vida en Espafia. Y pienso que cuantos m¨¢s y m¨¢s fuertes sean los lazos entre nuestros dos pa¨ªses, m¨¢s importar¨¢ precisamente resaltar la individualidad portuguesa.
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