Craxi quiere considerar al neofascista MSI como un partido m¨¢s del 'arco constitucional' italiano
El l¨ªder del Movimiento Social Italiano (MSI), Giorgio Almirante, est¨¢ euf¨®rico. Su partido, heredero de los nost¨¢lgicos del fascismo, considerado hasta ahora como fuera de juego de la vida pol¨ªtica italiana, aunque dentro de la legalidad parlamentaria, est¨¢ a punto de entrar por la puerta ancha de la pol¨ªtica italiana. Almirante ha declarado que le dijo a Craxi que ellos prefieren una presidencia socialista a una democristiana. Craxi ha reconocido que es hora de considerar a todos los partidos que est¨¢n legalmente dentro del Parlamento, votados por el pueblo, con la misma dignidad que los que configuran el denominado arco constitucional.
Lo acaba de revelar el mismo Almirante en una larga entrevista al diario Repubblica, en la que afirmaba que cuenta con el apoyo del actual presidente del Gobierno, el socialista Bettino Craxi, que le ha confesado que nunca estuvo de acuerdo con la f¨®rmula de partidos del arco constitucional que dieron vida a las actuales Constituci¨®n y Rep¨²blica.Son los partidos del arco los que gozan de la plena legitimidad pol¨ªtica. El MSI, que siempre fue adversario de esta Rep¨²blica y lucha por otra nueva, ha sido siempre, por as¨ª decirlo, un partido de segunda categor¨ªa, ya que nunca se le permiti¨® participar plenamente, por ejemplo, en el trabajo de las comisiones parlamentarias ni formar parte de ning¨²n Gobierno. Hab¨ªa sido legalizado como partido tras haber renunciado a la denominaci¨®n de fascista. Al principio reun¨ªa tambi¨¦n a los viejos nost¨¢lgicos de la monarqu¨ªa y se le consideraba como el partido de los neofascistas, acusados de hacer el doble juego de hombres de la legalidad en el Parlamento y de promotores del terrorismo y la desestabilizaci¨®n fuera de la C¨¢mara.
Ellos se defendieron siempre contra dichas acusaciones, y su l¨ªder, Almirante, hombre de una elocuencia muy brillante, ha ido poco a poco visti¨¦ndose con el traje del hombre de la derecha moderna.
En el Parlamento, en muchas ocasiones, los votos del MSI han sido preciosos a la Democracia Cristiana para sacar adelante ciertas leyes y ciertos nombramientos. Ahora dicen que no est¨¢n dispuestos a ser comparsas de nadie. Y quieren participar a pleno t¨ªtulo en la vida del Parlamento.
En un tiempo se hab¨ªa pensado incluso en declarar ilegal al partido de Almirante. Eran los a?os duros del terreirismo de ambos bandos. Despu¨¦s se pens¨® que era mejor, para controlarles, tenerles dentro de la legalidad a estos secuaces del viejo fascismo. Ahora, el proceso da un paso adelante. En el momento en que, despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones, este partido empezaba a levantar la cabeza tras a?os de inmovilismo, los socialistas han pensado que es mejor frenarles poni¨¦ndoles puente de plata.
Sobre todo porque empiezan a encontrar eco en el proletariado m¨¢s olvidado: desocupados, ancianos, jubilados, barrios bajos de los grandes centros del Sur. Y hasta en Roma. En N¨¢poles, el pr¨®ximo d¨ªa 20 habr¨¢ elecciones municipales y existe el temor de que los misinos de Almirante puedan superar a la Democracia Cristiana, convirti¨¦ndose, despu¨¦s de los comunistas, en el segundo partido de la capital del sur del pa¨ªs.
Puede resultar que el MSI acabe siendo el partido de la derecha moderna; la DC, junto con los liberales y republicanos, el partido de centro; los socialistas de Craxi, de quien dice Almirante, que es "el socialista menos hist¨®rico", en los socialdem¨®cratas europeos modernos, y el Partido Comunista de Berlinguer, en el verdadero partido socialista de este pa¨ªs.
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