'Ariadna en Naxos', apoteosis del barroco vien¨¦s
La segunda representaci¨®n (fuera de abono) de la ¨®pera de Dresde super¨® en todo a la primera: tanto en lo musical, como en lo esc¨¦nico. Se trataba de Ariadna en Naxos, la ¨®pera de Hugo von Hofmannsthal y Ricardo Strauss, estrenada en Stuttgart (primera versi¨®n) el a?o 1912, y en Viena (versi¨®n definitiva) cuatro a?os despu¨¦s.A Madrid no lleg¨® Ariadna hasta 1969, de mano del denominado entonces Festival de la ¨®pera, del teatro de la Zarzuela. Cantaron la Seefried y la Stich-Randall, al frente de un reparto de calidad, cuya direcci¨®n musical desempe?¨® Frederich Pleyer. Ahora la compa?¨ªa de Dresde nos ha ofrecido una versi¨®n con todas las ventajas de un excelente teatro estable, unos escenarios que, sin grandes inquie tudes, superaron con.mucho los de Lohengrin, una regie Animada y expresiva y una direcci¨®n inusical del todo acertada, a cargo de Gunter Nuhold (Graz, 1947). En cuanto a la labor individual, sobresalieron la soprano Ute Walther, en un compositor delicioso gestual y musicalmente; Ana Pusar, Ariadna de amplio lirismo; Jana Jonasova, que en la comprometida Zerbinetta se mostr¨® ¨¢gil y, en general, firme en las coloraturas, y el tenor Maus K?nig, un Baco de grandes medios, casi heroico por voz y estilo.
Compa?¨ªa de la ¨®pera de Dresde
Ariadna en Naxos, de Hofmannsthal y Strauss. Principales int¨¦rpretes: Ute Walther, Ana Pusar, Klaus K?nig, Helga Termer, Elisabeth Wilke, Gabrielle Auenmuller, Jana Jonasova, Jurgen Hartfiel, Milos Jezil, Kerl-Heinz Koch, G¨¹nther Drebler, Johannes Kemper y Rainer Zakovski. Escenarios: B. Schroter. Coreograf¨ªa: Harald Wandke. Direcci¨®n esc¨¦nica: Joachim Herz. Direcci¨®n musical: Gunter Neuhold. Orquesta Staatkapelle. Teatro de la Zarzuela. 11 y 12 de moviembre.
Una de las carencias derivadas de la larga falta de teatro l¨ªrico estable es, sin duda, la ¨®pera straussiana, apenas conocida entre nosotros. S¨®lo as¨ª se explica que no hubiera lleno el viernes, pues el hecho de tratarse de una funci¨®n fuera de abono no justifica el desinter¨¦s. S¨ª estuvo todo vendido para la segunda representaci¨®n, ¨¢ precios populares.
En Ariadna admiramos el talento teatral de dos creadores singulares, Hofinarinsthal y Strauss, unidos en la creaci¨®n de Electra (1909), El caballero de la rosa (1911), Ariadna (1912), La mujer sin sombra (1919), Intermezzo (1924), Elena de Edipto (1928) y Arabella (1933). Ariadna plantea, seg¨²n el gusto y la fantas¨ªa de los autores, un intento del tantas veces denominado teatro total, en el que la palabra, la m¨²sica y la acci¨®n juegan al servicio de una contraposici¨®n: lo serio y lo bufo, la commedia del arte y el mito hel¨¦nico, todo ello resuelto desde una cierta concepci¨®n de ballet, y dentro de un ambiente: el barroco vien¨¦s. Incluso fue criticada esta obra, por la heterogeneidad de elementos, cuando ah¨ª reside gran parte de su encanto.
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