Fraga prepara la 'renovaci¨®n de caras' en AP para ofrecer una imagen nueva ante las pr¨®ximas elecciones generales
Dirigentes de Alianza Popular tienen el convencimiento de que las incorporaciones por la derecha ya est¨¢n agotadas -sobre todo tras la disoluci¨®n de Fuerza Nueva, muchos de cuyos militantes pasaron a engrosar las filas de AP-, y piensan que para rebasar el famoso techo de votos que la banca, los empresarios y dem¨¢s poderes interesados en el asentamiento de una derecha fuerte en Espa?a est¨¢n esperando que Fraga rebase, entre otras cosas, para no cuestionar su liderazgo, tienen que abrir la coalici¨®n hacia el centro, b¨¢sicamente a trav¨¦s de su, hoy por hoy, escu¨¢lida ala liberal.Por ello, esta estrategia, que causa no pocas tensiones internas en la maquinaria de AP, se pondr¨¢ definitivamente en marcha a partir de la celebraci¨®n del IV Congreso Nacional de Alianza, que tendr¨¢ lugar en Barcelona a finales de enero. Paralelamente, Fraga tratar¨¢ de reforzar la estructura de la Coalici¨®n Popular, potenciando la mencionada ala liberal, con la incorporaci¨®n de algunos ex militantes de UCD, e intentar¨¢ crear una suerte de gabinete en la sombra. Todo esto para presentarse a los pr¨®ximos comicios legislativos con una imagen de derecha europea y que transmita al electorado la sensaci¨®n de que AP es un partido capaz de gobernar".
La promoci¨®n de nuevas figuras tiene una triple vertiente: la estrictamente burocr¨¢tica, dedicada a controlar desde Madrid el aparato provincial; la parlamentaria, y finalmente la regional. Sin embargo, uno de los empe?os m¨¢ximos de Fraga en los ¨²ltimos meses ha consistido en tratar de acabar con la pugna soterrada existente entre el aparato de la sede central, en la calle G¨¦nova, y una parte importante de los parlamentarios, que ve¨ªan su poder e influencia coartados por los bur¨®cratas. La reforma de los estatutos que ser¨¢ abordada en el congreso nacional trata, precisamente, de mezclar ambos sectores en los ¨®rganos directivos del partido, sin olvidar tampoco "el componente regional".
Parece dif¨ªcil que, con la vista puesta en el congreso nacional, los dos hombres que actualmente act¨²an en la pr¨¢ctica como secretarios generales adjuntos, Carlos Robles Piquer y el tesorero ?ngel Sanch¨ªs, abandonen su puesto, de considerable influencia junto a Fraga y al secretario general, Jorge Verstrynge. Gran parte de los 11 coordinadores de ¨¢rea ser¨¢n, tambi¨¦n, hombres del aparato. Javier Carabias, un bi¨®logo de 34 a?os, hoy adjunto al secretario general; Antonio Gestoso, actual secretario general de Acci¨®n Territorial, de 33 a?os; Carlos L¨®pez Collado, 37 a?os, experto en temas municipales, y Jaime Boneu, un hombre ligado a Fraga desde su paso por el Ministerio de Informaci¨®n y Turismo, mantendr¨¢n, sin duda, sus responsabilidades en la coordinaci¨®n del partido, ya que sintonizan plenamente con la "nueva imagen" que busca el partido.
Tambi¨¦n se mantendr¨¢n entre los coordinadores Jose Ram¨®n Calero, uno de los valores en alza dentro de AP, abogado del Esta do, presidente de la organizaci¨®n regional de Murcia y parlamentario, de 36 a?os; Rodrigo Rato, de 34 a?os, hoy secretario del grupo parlamentario del Congreso y hombre clave en la organizaci¨®n del mismo; Gabriel Camu?as, encargado del ¨¢rea de comunicaci¨®n; el tambi¨¦n diputado Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, 31 a?os, experto en cuestiones auton¨®micas, secretario de la Uni¨®n Interparlamentaria, y el senador Miguel Arias, 33 a?os, abogado del Estado. Los antes citados, con el veterano Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Gallard¨®n -que, junto con ?lvaro Lapuerta y el propio Fraga completa el tr¨ªo de supervivientes de los primitivos tiempos de los siete magn¨ªficos-, Miguel Herrero de Mi?¨®n, Fernando Su¨¢rez, Abel Matutes, Antonio Navarro, Jos¨¦ Ram¨®n Lasu¨¦n y los coligados Pedro Schwartz (Uni¨®n Liberal) y Modesto Fraile (PDP) constituyen casi las ¨²nicas excepciones a un cuadro de absentismo parlamentario en las filas del Grupo Popular.
El propio Fraga ha insistido, en sucesivas reuniones de su gtup¨® parlamentario, en la necesidad de acabar con las reiteradas ausen cias, que afectan sistem¨¢ticamente a m¨¢s de la mitad de los diputados de AP y el PDP y que, en palabras de un dirigente aliancista, "consti tuyen un lamentable ejemplo y una baza profundamente negativa a los ojos de la opini¨®n p¨²blica, que ve c¨®mo una parte de sus repre sentantes cobran sus sueldos del Parlamento para dedicarse de lle no a otras actividades privadas". Este desinter¨¦s de una gran parte de su grupo parlamentario ha he cho que Fraga se vea.en la necesi dad de apoyarse cada vez m¨¢s en un reducido grupo, en el que se en cuentran los parlamentarios citados. En recompensa, ¨¦stos ven aumentar su poder e influencia no s¨®lo dentro del grupo parlamentario, sino dentro del propio partido, gracias, en parte, al ya menciona do deseo de acabar con las pugnas entre bur¨®cratas y congresistas.
Apoyo en la periferia
La tercera rueda en la que Fraga pretende sostener la marcha de AP es la de la renovaci¨®n de las estructuras perif¨¦ricas: los congresos regionales y provinciales del partido est¨¢n significando un implacable rejuvenecimiento de Alianza Popular, lo que, en muchas ocasiones, se hace en medio de no pocas tensiones internas, protagonizadas por militantes veteranos para quienes los muchas veces reci¨¦n llegados nuevos dirigentes no ofrecen garant¨ªas suficientes. Ha sido el secretario general del partido, Jorge Verstrytige, el principal impulsor de nombres como los de Antonio Hern¨¢ndez Mancha, reci¨¦n reelegido, a sus 32 a?os, presidente de AP-Andaluc¨ªa, donde otro valor en alza es Ricardo Mena, presidente del Grupo Popular en el Parl¨¢mento andaluz; Rafael Zapatero, un abogado zaragozano, de 29 a?os, que se ha alzado con la presidencia de AP-Arag¨®n; Carlos Manglano de Mas, en Valencia; el propio Jos¨¦ Ram¨®n Calero, en Murcia, o Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, seleccionado como presidente provincial en Barcelona. Fern¨¢ndez D¨ªaz, que, a sus 34 a?os, cuenta con un zigzagueante curr¨ªculo pol¨ªtico (ex gobernador civil con UCI), ex CDS), "ha propiciado como candidato aliancista a la presidencia de la Generalitat a un desconocido total: el empresario Eduard Bueno, de 43 a?os. El caso del presidente de la
Fraga prepara la 'renovaci¨®n de caras' en AP para ofrecer una nueva imagen ante las nuevas elecciones generales
Xunta de Galicia y de la AP gallega, Gerardo Fern¨¢ndez Albor, es peculiar: a sus 66 a?os, es pr¨¢cticamente un reci¨¦n llegado al partido de Fraga y una figura escasamente gastada en pol¨ªtica: ser¨¢ nombrado vicepresidente primero del partido en el pr¨®ximo congreso.Estas figuras regionales nuevas constituyen pieza clave en la estrategia aliancista, uno de cuyos objetivos irrenunciables, seg¨²n consta en el documento de estrategia, consiste en ganar las elecciones auton¨®micas en Galicia y "obtener resultados m¨¢s que aceptables" en Catalu?a, donde AP tratar¨ªa de forzar a Convergencia a una coalici¨®n poselectoral. El soci¨®logo Juan Diez Nicol¨¢s y el experto en elecciones Jos¨¦ Luis Sanch¨ªs apoyar¨¢n probablemente la campa?a catalana del partido.
Maniobras de sustituci¨®n a medio plazo Fraga sabe, no obstante, que un abandono demasiado brusco de los esquemas tradicionales de un partido conservador, ofreciendo figuras excesivamente j¨®venes en todos los puestos clave del partido, podr¨ªa provocar tensiones a?adidas y, tal vez, acabar en una ruptura con los sectores m¨¢s conservadores, predominantes entre la vieja militancia.
Tampoco ignora el hoy indiscutible presidente de AP la existencia de lo que un dirigente aliancista calific¨® de "maniobras de sustituci¨®n de medio plazo" en el liderazgo de la oposici¨®n conservadora, maniobras procedentes, en su mayor¨ªa, de fuera de AP y a las que el ya casi virtual ex presidente de la CEOE, Carlos Ferrer Salat, no ha sido totalmente ajeno. Otras tesis -contemplan un posible ascenso del banquero Abel Matutes cuando se produzca el "inevitable desgaste" de Fraga. Pero todas estas operaciones pol¨ªticas se piensan a medio plazo y con la mirada fija en las sucesivas elecciones que han de celebrarse, para ver si el partido es capaz, con Fraga, de arrancar dos o tres millones m¨¢s de votos.
Por ello, y aun admiti¨¦ndose como indiscutible de cara a las elecciones de finales de 1985, Fraga parece verse en la necesidad de repartir su apoyo entre los nuevos y otras figuras hist¨®ricas, que han mostrado su capacidad y su lealtad al l¨ªder de AP: Ruiz Gallard¨®n no s¨®lo ser¨¢ un probable ministro de Justicia en un futuro gabinete en la sombra, sino tambi¨¦n un hipot¨¦tico vicepresidente segundo.
Tambi¨¦n Fernando Su¨¢rez, a quien habitualmente se considera representante del ala dura de Alianza Popular, podr¨ªa conservar, pese a su enfrentamiento con Verstrynge, su vicepresidencia. Y ello pese a que gentes antes pr¨®ximas a la l¨ªnea de Su¨¢rez, como el senador almeriense Blesa o Adolfo D¨ªaz Ambrona, en Extremadura, parecen haberle dejado solo en sus intentos de reformar los estatutos en base a listas abiertas, en las que no figure el nombre del presidente (por suponer el nombre de Manuel Fraga como inamovible), ¨²nica posibilidad, para Su¨¢rez, de presentar una lista alternativa a la oficial. La soledad pol¨ªtica en la que parece encontrarse actualmente Fernando Su¨¢rez augura la m¨¢s que probable presentaci¨®n de una lista ¨²nica -la oficial, o apoyada por Fraga- en el pr¨®ximo congreso nacional aliancista. Lo que significa que el presidente de Alianza tendr¨¢ las manos relativamente libres para llevar adelante sus planes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.