Joan Pons interpret¨® un Falstaff de antolog¨ªa
Falstaff la ¨²ltima ¨®pera de Verdi, con la que culmina su gloriosa carrera l¨ªrica, es una p¨¢gina de tan delicada estructura que el quiebro de uno solo de los muchos elementos que intervienen en su realizaci¨®n puede ser causa del fracaso de su representaci¨®n. Las sutilezas de la orquesta, la riqueza de su coloraci¨®n y el matiz expresivo de cada escena son factores que, por el lado musical, deben articularse a las m¨²ltiples situaciones mentales de desarrollo dram¨¢tico en el que la personalidad de sir John (Falstaff), en el umbral de la caricatura, contrasta con fragmentos de un hondo y sensual lirismo (relaci¨®n Nannetta-Fenton) que, a su vez, hace contrapunto con las divertidas propuestas de las comadres, para culminar en un abigarrado y divertido juego, mezcla de iron¨ªa, de humor, de sarcasmo, de sensualidad y de ternura. El libreto de Arrigo Boito, resultado de una inteligente manipulaci¨®n de textos de Shakespeare (Las alegres comadres de Windsor y Enrique IV), fue el detonante que permiti¨® a Verdi encararse con el sentido del humor del gran ingl¨¦s, en el que muestra, por el lado musical, la misma talla.El aludido perfil grotesco del protagonista es acaso el principal escollo con que puede chocar su int¨¦rprete. Joan Pons dio, tanto por el lado musical como en su faceta de actor, la medida exacta del personaje. En su interpretaci¨®n expres¨® los matices psicol¨®gicos de Falstaff con una ductilidad vocalista, afinada), expresiva, mostrando a la par una intuici¨®n corno actor con la que encarn¨® al vecchio John en su justo nivel intencional. En suma: su visi¨®n de Falstaff constituy¨® toda una creaci¨®n.
Falstaff, de Verdi
Con Joan Pons, Thomas Allen, Dalmau Gonz¨¢lez, Piero de Palma, Josep Ruiz, Federico Davia, Ilona Tokody, Mareia Angels Peters, Bianca Berini, Raquel Pierotti. Director de escena: Llu¨ªs Pasqual. Decoraci¨®n y vestuario: Fabi¨¤ Puigcerver. Direcci¨®n musical: Half Woikert. Teatro del Liceo, 17 de noviembre de 1983. Barcelona
Alrededor de Falstaff, como astro principal, giran los personajes sat¨¦lites movidos por el incentivo de su incontinencia senil. No hay figuras sobresalientes y la equilibrada labor del colectivo se impone. En este sentido, la direcci¨®n esc¨¦nica debida a Llu¨ªs Pasqual fue admirable, al mover los m¨²ltiples figurantes en su precisa esfera mental. Entre ¨¦stos contamos a Dalmau Gonz¨¢lez y Mar¨ªa ?ngeles Peters, que encarnaron respectivamente a Fenton y a Nannetta, la tierna emoci¨®n de los amores adolescentes. Las alegres comadres, interpretadas por llona Tokody, Bianca Berini y Raquel Pierotti, otorgaron vivacidad e inter¨¦s a sus respectivos papeles, al igual que Josep Ruiz y Federico Dav¨ªa, servidores de Falstaff. Tom¨¢s Allen y Piero de Palma completaron este equilibrado conjunto de actuantes con una, entidad y clase interpretativa fuera de lo com¨²n.
Fabi¨¤ Puigserver hizo una adecuada estilizaci¨®n ambiental de la obra, con unos sugestivos decorados y figurines. A destacar finalmente la gran labor de Ralf Weikert, director musical del espect¨¢culo, que subray¨® eficientemente las innombrables sutilezas t¨ªmbricas de la orquesta y control¨® la problem¨¢tica musical esc¨¦nica, en la que, en un momento determinado, distintos grupos corales cantan en compases yuxtapuestos.
Finalmente, la gracia de Verdi en la obra se pone igualmente de relieve al t¨¦rmino de ella con una fuga de factura acad¨¦mica con la que logra, a manera de r¨²brica, su ¨²ltimo rasgo de humor. Aplausos y ovaciones al fin de cada acto y al t¨¦rmino de la representaci¨®n.
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