El PNV intenta mantener la mayor¨ªa ampliando su base electoral
Diversos s¨ªntomas parecen indicar que se ha iniciado ya en Euskadi la campa?a previa a las elecciones auton¨®micas, que deber¨¢n celebrarse en la pr¨®xima primavera de 1984. El Partido Nacionalista Vasco (PNV), que desde 1980 ha gobernado en solitario merced a la mayor¨ªa absoluta que la ausencia voluntaria de Herri Batasuna (HB) le otorg¨® en la C¨¢mara vasca, intentar¨¢ de nuevo la f¨®rmula monocolor, para lo que deber¨¢ extender su base electoral en una de las dos direcciones posibles: hacia el abertzalismo radical o hacia el centro derecha no nacionalista. Mientras tanto, la cuesti¨®n decisiva de la sustituci¨®n de Arzallus al frente del partido ha sido aplazada hasta despu¨¦s de las elecciones.
En marzo de 1980, el PNV, con 350.000 votos (el 22,1% del censo), obtuvo 25 de los 60 esca?os del Parlamento Vasco. Sin embargo, la ausencia de los 11 diputados electos de Herri Batasuna, al reducir a 49 el n¨²mero efectivo de parlamentarios, otorg¨® la mayor¨ªa absoluta a la representaci¨®n del Partido Nacionalista Vasco. Ahora la propia C¨¢mara discute un proyecto de ley Electoral que ampliar¨¢ hasta 75 el n¨²mero de diputados (25 por provincia).Si en las elecciones auton¨®micas de 1984 se repitieran los porcentajes de las locales de mayo pasado, la distribuci¨®n de esos 75 esca?os ser¨ªa la siguiente: PNV, 32; PSOE, 22; HB, 10; Coalici¨®n AP-PDP-UL, 7; Euskadiko Ezkerra, 4. Dando por supuesto la ausencia de HB, el PNV se quedar¨ªa, pues, a un solo esca?o de la mayor¨ªa absoluta (32 sobre 65 diputados asistentes).
La situaci¨®n ser¨ªa muy diferente si se repitieran los resultados de las elecciones del 28 de octubre. Dado el actual car¨¢cter paritario de la representaci¨®n de cada provincia y la ventaja socialista en ?lava, el c¨®mputo final iba a ser ligeramente favorable al PSOE, pese a tener menos votos que el PNV. Concretamente, en la hip¨®tesis de una repetici¨®n de los porcentajes del 28-0, la C¨¢mara vasca quedar¨ªa de la forma siguiente: PSOE, 25 esca?os; PNV, 24; Coalici¨®n, 10; HB, 10; EE, 5; CDS, 1.
Tras el 28 de octubre, a medio camino ya entre las auton¨®micas de 1980 y las de 1984, la direcci¨®n del PNV no pudo dejar de echar cuentas ni de plantearse las inc¨®gnitas que para su futuro abr¨ªa la' nueva situaci¨®n pol¨ªtica surgida de aquella fecha. La incertidumbre derivaba en ¨²ltima instancia de la siguiente pregunta: si el PSOE acelerase el traspaso de competencias y, en general, la culminaci¨®n del proceso nacido del Estatuto de Gernika y la cuesti¨®n auton¨®mica dejase de aparecer en Euskadi como el problema capital, ?no deber¨ªa el PNV replantear su situaci¨®n pol¨ªtica respecto a las grandes corrientes ideol¨®gicas de la sociedad espa?ola en general, y respecto a alternativas como la operaci¨®n Roca y similares, en particular?
Paralelamente, las cuentas que era posible efectuar con base en los resultados del 28-O indicaban que si el nacionalismo moderado aspiraba a seguir gobernando en la comunidad auton¨®ma deb¨ªa intentar ampliar hacia nuevos sectores su electorado potencial (o subsidiariamente, definir una pol¨ªtica de alianzas que le permitiera gobernar en coalici¨®n).
La 'ambig¨¹edad' del PNV
As¨ª, tanto las cifras como las expectativas pol¨ªticas conduc¨ªan a una misma conclusi¨®n: que el PNV se encontraba abocado, a plazo m¨¢s o menos corto, a abandonar el terreno de la indefinici¨®n y a optar entre distintas alternativas posibles, m¨¢s all¨¢ de la mera contraposici¨®n nacionalismo / centralismo. En el terreno organizativo, tal perspectiva implicaba un proceso paralelo de transformaci¨®n de sus estructuras internas, abandonando su funcionamiento como movimiento en favor de su institucionalizaci¨®n como partido.
La tarea distaba de ser sencilla. Seg¨²n una encuesta del Citep publicada en EL PAIS a fines de mayo, el 43,8% de los electores del PNV se consideran a s¨ª mismos progresistas moderados, y el 48,4% conservadores. De ah¨ª que la tantas veces reprochada ambig¨¹edad del PNV, su indefinici¨®n, deba probablemente ser considerada, antes que un insuperable rasgo psicol¨®gico de sus dirigentes, el reflejo cabal de su heterog¨¦nea base social.
El debate sobre los nuevos terrenos de atenci¨®n y captaci¨®n electoral ha experimentado diversas alternativas a medida que, durante el primer a?o de Gobierno socialista, la pr¨¢ctica iba destilando las expectativas del primer momento. La incomunicaci¨®n entre el Gobierno de Vitoria y el de Madrid, el aislamiento de la minor¨ªa vasca en el Parlamento, el deterioro de las relaciones entre el Partido Socialista de Euskadi-PSOE y el PNV, fueron datos que permitieron al nacionalismo seguir manteniendo en primer plano el eje anticentralista, y desviar contra Madrid las contradicciones internas de la sociedad vasca.
Pero esos mismos datos contribuyeron, paralelamente, a otorgar mayor credibilidad a la corriente interna que consideraba preferible alguna forma de acuerdo con la derecha antes que con el PSOE. El pasado 6 de marzo, coincidiendo con el bloqueo del Parlamento vasco provocado por la falta de qu¨®rum -resultante de la retirada de la C¨¢mara de toda oposici¨®n en protesta por lo que consideraban cerraz¨®n del PNV en el debate sobre la reforma de la ley Electoral de las juntas generales-, Javier Arzallus y el ex senador Mitxei Unzueta se presentaron en Madrid y negociaron una soluci¨®n con el portavoz del Grupo Popular Miguel Herrero de Mi?¨®n.
Al d¨ªa siguiente, los diputados de AP y PDP regresaban a sus puestos en el Parlamento de Vitoria, restableciendo el qu¨®rum. Miguel Herrero, casado con una hija de Julio J¨¢uregui, senador nacionalista hasta su fallecimiento, en febrero de 1981, pasa por ser el dirigente del PDP -Y de la derecha en general- m¨¢s fayorable a un entendimiento estable con el PNV.
Hace unos d¨ªas el PNV ha vetado el ingreso del PDP en la Internacional Democristiana (la Uni¨®n Europea Dem¨®crata-cr¨ªstiana), a la que los nacionalistas vascos pertenecen desde hace 40 a?os. El representante nacionalista, Jon Gangoiti, acaba de declarar que su partido seguir¨¢ oponi¨¦ndose al ingreso de la formaci¨®n que dirige ?scar Alzaga en tanto ¨¦sta mantenga- su alianza con Alianza Popular, pero ha precisado que el PNV es partidario de la existencia en Espa?a de una fuerza centrista y ha manifestado su esperanza de que esa fuerza sea de orientaci¨®n democristiana.
El actual secretario general del PDP, Julen Guim¨®n, de familia nacionalista y muy ligado personalmente a Alzaga, fue propuesto por el comit¨¦ pol¨ªtico de la coalici¨®n como primer candidato por Vizcaya para las auton¨®micas del 1984. Sin embargo, la oposici¨®n de Alzaga, temeroso de que un fracaso electoral da?e la imagen del PDP, dado el cargo actual de Guim¨®n, obligar¨¢ a la coalici¨®n a buscar otro candidato. Los resultados de la ¨²nica encuesta conocida hasta el momento son, ef¨¦ctivamente, muy poco alentadores para AP-PDP-UL, seguramente porque el sector moderado de la derecha vasca no nacionalista -para simplificar, el sector que antes votaba a UCD- no ha decidido a¨²n si apoyar al candidato de la derecha que encabeza Manuel Fraga u otorgar su apoyo, como en parte ya lo hiciera en las municipales, al PNV.
El PNV intenta mantener la mayor¨ªa ampliando la base electoral
Este ¨²ltimo partido es consciente de que, a corto plazo, es probablemente en ese sector (cat¨®lico, moderado, conservador) donde puede encontrar m¨¢s probabilidades de ampliaci¨®n de una base electoral. Las simpat¨ªas pol¨ªticas de algunos de los m¨¢s representativos dirigentes de la nueva Confederaci¨®n Empresarial Vasca por el partido de Alzaga no impiden las excelentes relaciones del PNV con dicha patronal, cuyo nacimiento alent¨® claramente. Ese desplazamiento del punto de atenci¨®n del nacionalismo moderado hacia el centro-derecha es correlativo con un no menos visible abandono de las expectativas mantenidas hasta hace poco respecto a una posible evoluci¨®n de la base electoral de HB.Evitar nuevos conflictos
Seg¨²n fuentes del propio partido, el entorno m¨¢s inmediato de Arzallus sostiene hoy la tesis de que, tanto en la coalici¨®n abertzale como en ETA, el componente nacionalista ha sido definitivamente absorbido por el componente revolucionario izquierdista, y que las posibilidades de recuperaci¨®n de ese sector originariamente nacionalista son actualmente bastante escasas. Esta misma semana se est¨¢ distribuyendo entre los concejales del PNV una circular en la que se les advierte que en adelante deber¨¢n abstenerse de secundar mociones sobre cuestiones relacionadas con el euskera, los s¨ªmbolos nacionalistas, etc¨¦tera. Tras la experiencia de la guerra de las banderas, la direcci¨®n ha decidido adelantarse para evitar nuevos conflictos cuya din¨¢mica ser¨ªa luego incapaz de controlar. Al actuar as¨ª, el PNV asume el riesgo de ser tachado de "traidor" por su flanco nacionalista radical, pero gana credibilidad por su flanco conservador moderado.
Todo parece indicar que, una vez superado el conflicto con su sector sabiniano (ultranacionalista), hoy totalmente marginado, la direcci¨®n actual del Partido Nacionalista Vasco est¨¢ convencida de que su campo natural de crecimiento se encuentra en el centroderecha no nacionalista, aunque tampoco antivasco. La reciente revitalizaci¨®n por Arzallus de ternas relacionados con la tradici¨®n foralista parece ser un s¨ªntoma de que se buscan ya l¨ªneas de contacto en esa direcci¨®n.
Que la operaci¨®n no es sencilla lo demuestran los resultados de la encuesta Citep antes citada. El 33,8% de los votantes nacionalistas ser¨ªan favorables a una alianza tipo frente nacional que englobase, junto al Partido Nacionalista Vasco, a Euskadiko Ezkerra y Herri Batasuna; otro 21% preferir¨ªa excluir a EE y ver¨ªa con buenos ojos un pacto PNV-HB. (Curiosamente, entre los votantes de Herri Batasuna similar el porcentaje -21,5%- de quienes desear¨ªan un pacto Partido Nacionalista Vasco-Herri Batasuna con exclusi¨®n de Euskadiko Ezquerra.) Por otra parte, tan s¨®lo el 6% de los votantes nacionalistas apoyar¨ªan un acuerdo con la coalici¨®n Alianza Popular-Partido Dem¨®crata Popular. Queda por ver, sin embargo, cu¨¢l ser¨ªa la reacci¨®n ante una eventual alianza con el partido de Alzaga, sin participaci¨®n de los seguidores del lider alianzista Manuel Fraga.
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