El 'caso Westighouse'
LA SUSPENSI?N de pagos de las compa?¨ªas de Westinghouse en Espa?a no parece ser ni una consecuencia ni una respuesta virulenta a la congelaci¨®n-ralentizaci¨®n de las obras de cinco centrales nucleares anunciada por portavoces del Ministerio de Industria. Las p¨¦rdidas acumuladas de Westinghouse en los ¨²ltimos ejercicios podr¨ªan haber totalizado unos 20.000 millones de pesetas, y s¨®lo en el actual ascend¨ªan a 8.000 millones. En definitiva, el caso no es sino un episodio m¨¢s en el sector productor de bienes de equipo, que se encuentra ante un mercado estancado o en regresi¨®n. Las ventas no aumentan y, entre tanto, la presi¨®n de una plantilla cada vez m¨¢s obsoleta y con dificultades crecientes para readaptarse a las innovaciones tecnol¨®gicas ha provocado, junto al mayor precio del dinero, unos costes crecientes.La parte de la energ¨ªa nuclear dentro de las compa?¨ªas de Westinghouse en Espa?a representa un 10% de su volumen de negocio y un 20% de sus beneficios. El grueso de su facturaci¨®n consiste en equipos el¨¦ctricos (transformadores, alternadores, turbinas) y motores peque?os y medianos. Estos productos han sufrido el re pliegue de las compras de Renfe -pr¨¢cticamente paralizadas en los dos ¨²ltimos a?os-, la rebaja de los objetivos en los planes energ¨¦ticos concebidos a comienzos del pasado decenio y el endurecimiento de la competencia en los mercados internacionales. La gesti¨®n empresarial ha sido incapaz de superar estas dificultades y ha aprovechado el viaje del par¨®n nuclear para ocultar sus propias responsabilidades y sus particulares problemas.
Quiz¨¢, como ha ocurrido con otras filiales americanas en Europa, la casa matriz ha desistido del compromiso de la lucha en la arena internacional al comprobar que sus niveles de competitividad resultaban inferiores a los de Estados Unidos. Sea como sea, el ¨²ltimo programa de salvamento ensayado por Westinghouse-Espa?a entre 1980-1981 fue un fracaso. En esas fechas, y en base a una negociaci¨®n con el Gobierno de UCD, la compa?¨ªa americana hizo una aportaci¨®n de capital de 3.500 millones de pesetas y recibi¨® de la Administraci¨®n espa?ola un apoyo complementario de 700 millones de pesetas. No fue suficiente.
El caso Westinghouse ha sido presentado como una respuesta al confuso anuncio del par¨®n nuclear. Tambi¨¦n se ha responsabilizado al r¨ªgido sistema laboral espa?ol de la imposibilidad que encuentran las empresas residentes en nuestro pa¨ªs para dise?ar arreglos parciales sin grandes costes econ¨®micos y pol¨ªticos. Estos juicios son exagerados. Como se?al¨¢bamos, se trata m¨¢s bien de lo ocurrido en tantas empresas suministradoras de bienes de equipo, que ven reducirse su mercado por falta de inversiones mientras sus costes y su organizaci¨®n les impiden ajustarse a las nuevas circunstancias.
Lo verdaderamente grave, sin embargo, es el prolongado estancamiento por que atraviesa la renovaci¨®n y creaci¨®n de nuevo equipo capital en Espa?a. Sin nuevas inversiones, el crecimiento futuro est¨¢ comprometido. Quiz¨¢ en estas circunstancias el Gobierno deba ser m¨¢s cauteloso a la hora de hacer ruido -demasiadas veces sin cascar ninguna nuez-, como en el caso del par¨®n nuclear, aunque s¨®lo sea para evitar que su eco pueda ser acusado de acarrear desenlaces irreparables para el empleo en la industria.
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