Manifestaciones y actuaci¨®n policial
El 20 de noviembreo pasado, a los partidarios de la pasada dictadura y a?orantes de su resurrecci¨®n se les prohibi¨® manifestarse en la plaza de Oriente, como lo ven¨ªan haciendo desde la muerte de su caudillo; en lugar de esto se les permiti¨® marchar como la gente civilizada desde Col¨®n hasta los Nuevos Ministerios. No obstante la prohibici¨®n gubernativa, debida a desmanes en a?os anteriores, los ultraderechistas colapsaron el tr¨¢fico a lo largo de la calle del Arenal y se concentraron, manifest¨¢ndose en toda regla, en la plaza de Isabel II, con flamear de banderas y exaltaci¨®n de consignas, muchas de ellas irrespetuosas contra el Rey, el presidente del Gobierno y la legalidad democr¨¢tica, sin que el amotinamiento estuviera previsto y mucho menos permitido por el Gobierno Civil de Madrid.D¨ªas pasados, ante el Congreso de los Diputados, y cuando se estaba debatiendo la ley del aborto, un grupo de feministas fue detenido, y no con muchas delicadezas, por las fuerzas de orden p¨²blico que custodiaban la entrada al hemiciclo. El mismo 20 de noviembre la polic¨ªa disolvi¨® una manifestaci¨®n pacifista en Bilbao porque a alguien se le ocurri¨® lanzar un grito a favor de ETA.
Los manifestantes franco-falangistas quebrantaron con todas las de la ley la ley misma, ante la mirada impert¨¦rrita de la polic¨ªa, que se limit¨® a cumplir ¨®rdenes -no permitir el paso a la plaza de Oriente-, pero sin dirigirse siquiera a quienes increpaban con duros t¨¦rminos y hasta con amenazas a las m¨¢s altas instancias del Estado. ?No es hora que la ley que proh¨ªbe el desorden y el desacato recaiga sobre todos con igualdad de contundencia?
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