Cambio en Venezuela
LA ELECCI?N de Jaime Lusinchi como presidente de Venezuela no constituye una sorpresa, pero s¨ª las proporciones de su victoria, sin precedente en los ¨²ltimos 25 a?os. Venezuela ha logrado estabilizar en ese per¨ªodo un sistema bipartidista, por el cual los partidos Acci¨®n Democr¨¢tica y COPEI se han turnado en la presidencia con cierta regularidad. Los ¨²ltimos datos (en espera a¨²n del recuento oficial de la junta electoral) indican que Lusinchi ha obtenido m¨¢s del 50% de los votos en las elecciones presidenciales, con una diferencia de aproximadamente un mill¨®n de votos con Rafael Caldera, el veterano candidato del COPEI. El clima de la preparaci¨®n de las elecciones, con una campa?a largu¨ªsima, ha sido en este caso particularmente caliente, con una personalizaci¨®n extrema, m¨¢s invectivas que programas, y una indecisi¨®n mantenida artificialmente hasta los ¨²ltimos momentos. Es probable que el esfuerzo de Caldera por hacer creer, hasta la v¨ªsperas misma de las elecciones, que su candidatura estaba igualada en los sondeos con la de su rival ha sido un bumer¨¢n para ¨¦l, pues ha polarizado a¨²n m¨¢s los votos, por ejemplo en sectores de izquierdas, hacia el ¨²nico candidato que pod¨ªa provocar de verdad el cambio, alejando del poder al COPEI.En efecto, el significado m¨¢s evidente de las elecciones venezolanas ha sido el castigo al actual presidente, Herrera Campins, en un momento en que el pa¨ªs sufre una crisis que mina las bases mismas de su econom¨ªa, un deterioro terrible de sus condiciones de vida, con el paro y la subida de los precios. El COPEI, como partido en el poder, ha demostrado una total incapacidad para dar respuesta a esos problemas agudos que afectan a la vida diaria de la poblaci¨®n. Aunque Caldera intent¨® en su campa?a distanciarse del presidente en ejercicio, el hecho de que ambos fuesen del mismo partido era un factor negativo, a todas luces insuperable. El lema de la campa?a de Lusinchi que probablemente ha tenido mayor impacto popular ha sido "Con AD se vive mejor", no s¨®lo porque refleja lo que angustia al hombre de la calle, sino porque puede apoyarse sobre una memoria hist¨®rica real: es cierto que las fases de mayor auge econ¨®mico correspondieron a presidencias de Acci¨®n Democr¨¢tica.
Entre una consigna y un prop¨®sito electoral, y luego una pol¨ªtica efectiva, la distancia no suele ser peque?a. Particularmente en las condiciones actuales, Lusinchi tiene ante s¨ª una tarea nada f¨¢cil: Venezuela tiene unas riquezas naturales gigantescas, en particular el petr¨®leo; pero eso mismo le ha llevado, en la ¨¦poca del petr¨®leo caro, a un tipo de desarrollo completamente unilateral: a vivir importando pr¨¢cticamente todo, abandonando la agricultura y otros sectores. La ca¨ªda del precio del petr¨®leo ha provocado un endeudamiento exterior brutal de 30.000 millones de d¨®lares. Con un sistema de cambios m¨²ltiples, el actual presidente ha logrado aplazar la devaluaci¨®n, al menos oficial, del bol¨ªvar. Pero esta y otras medidas desagradables se van a imponer inevitablemente al nuevo presidente. La gran pregunta que hoy cabe hacerse es si Lusinchi lograr¨¢ los cambios serios necesarios para enfocar un desarrollo de la econom¨ªa no basado en la exclusiva riqueza petrolera: fomentar la agricultura, por ejemplo, para disminuir la absoluta dependencia actual de la importaci¨®n de productos alimenticios. Los programas de la campa?a electoral no permiten tener una idea concreta de cu¨¢l va a ser la pol¨ªtica del nuevo presidente ante los grav¨ªsimos problemas que tiene ante s¨ª. Pero no cabe duda que el car¨¢cter rotundo de su triunfo y la evidencia de que las capas populares le ha elegido con una neta voluntad de cambio constituyen cartas pol¨ªticas esenciales, y sin las cuales en todo caso ser¨ªa imposible salir adelante. Por otro lado, la situaci¨®n de Venezuela, aunque muy dif¨ªcil, ofrece posibilidades de recuperaci¨®n bastante claras; es muy probable que la renegociaci¨®n de la deuda exterior se pueda realizar directamente con los bancos extranjeros acreedores. La riqueza b¨¢sica de Venezuela, en cuanto se potencie con medidas iniciales que demuestren una voluntad de saneamiento financiero y de poner coto a la corrupci¨®n, constituye una garant¨ªa muy seria.
En la pol¨ªtica exterior, el cambio de presidente no va a significar un golpe de tim¨®n, pero s¨ª son probables una serie de novedades, marcadas por el hecho de que el partido de Acci¨®n Democr¨¢tica est¨¢ afiliado a la Internacional Socialista. En algunas situaciones importantes, como las de El Salvador y Chile, la inclinaci¨®n de Herrera Campins hacia los sectores m¨¢s derechistas de la democracia cristiana ha sido un factor nada favorable para la causa democr¨¢tica en Latinoam¨¦rica. De Lusinchi cabe suponer que tendr¨¢, dentro de las gestiones tan decisivas hoy del grupo de Contadora, una actitud m¨¢s en¨¦rgica, en la l¨ªnea de M¨¦xico, para promover soluciones que de verdad garanticen la soberan¨ªa e independencia de todos los pa¨ªses, que disminuyan y pongan fin a todas las injerencias y que impulsen procesos democr¨¢ticos pluralistas en Nicaragua y otros pa¨ªses. Para la democracia espa?ola, la noticia de la victoria de Lusinchi es una buena noticia: despu¨¦s del triunfo de Alfons¨ªn en el sur del continente latinoamericano, confirma la evoluci¨®n de ¨¦ste hacia la izquierda.
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