El drama de la venta de la obra de arte m¨¢s cara de la historia, un manuscrito medieval, comenz¨® con una broma
La venta por un precio r¨¦cord de un manuscrito alem¨¢n del siglo XII ha sido esta semana el punto culminante de un drama en el mundo del arte que se inici¨® hace tres meses con una broma. Durante casi medio siglo, el paradero del Evangelio que hab¨ªa sido propiedad de Enrique el Le¨®n hab¨ªa sido un misterio que inclinaba a suponer a muchos expertos que esta joya del arte medieval se hab¨ªa perdido o result¨® destruida durante la ¨²ltima guerra mundial.
La desaparici¨®n presunta del Evangelio de Enrique el Le¨®n provoc¨® una reacci¨®n que hoy parece risue?a. Cuando Christopher de Hamel, el experto m¨¢s renombrado de la firma de subastas brit¨¢nica Sotheby's, fue advertido de que le ofrec¨ªan un importante manuscrito alem¨¢n, su respuesta fue inmediata: "Supongo que no tratar¨¢n de venderme el Evangelio de Enrique el Le¨®n. Ja, ja, ja". A sus palabras sigui¨® un inc¨®modo silencio, y tal como ¨¦l recuerda, su interlocutor replic¨® con un breve: "S¨ª".El martes pasado se hallaban bajo la deleitada mirada de Hamel las 226 p¨¢ginas del libro con sus 41 miniaturas iluminadas en plata a p¨¢gina entera, y el precio r¨¦cord para cualquier obra de arte en todos los tiempos de 11.720.000 d¨®lares (m¨¢s de 1.850 millones de pesetas). El libro hab¨ªa sido puesto a la venta por un coleccionista an¨®nimo.
Los compradores de la obra han sido el Gobierno de la Rep¨²blica Federal de Alemania con la cooperaci¨®n econ¨®mica de dos Estados federales de la RFA y una fundaci¨®n de arte del Berl¨ªn Occidental. Pero toda la excitaci¨®n e inter¨¦s mundial que rode¨® la operaci¨®n se mantuvo en riguroso secreto hasta algunas horas despu¨¦s de la venta.
Los compradores potenciales sab¨ªan que la competencia, sobre todo, de coleccionistas norteamericanos les obligar¨ªa a pagar un alto precio. Hasta la fecha, los compradores norteamericanos ten¨ªan todos los r¨¦cords en el mercado de libros preciosos. En 1978, una universidad tejana compr¨® una biblia de Gutenberg, del siglo XV, por 2.400.000 d¨®lares (casi 400 millones de pesetas), que fue el r¨¦cord de desembolso por un libro impreso. En 1980, el magnate del petr¨®leo Armand Hammer pag¨® m¨¢s de cinco millones de d¨®lares (unos 800 millones de pesetas) por un libro de notas de Leonardo da Vinci, a su vez, el r¨¦cord por un manuscrito. Desde entonces, el Museo Getty, de Malib¨² (California), propiedad del multimillonario Paul J. Getty, se ha convertido en la colecci¨®n de tesoros m¨¢s importante del mercado mundial de arte. Y este a?o los directores de este museo demostraron su inter¨¦s por el manuscrito medieval al adquirir toda una colecci¨®n privada de obras de arte similares -por la presunta cifra de 50 millones de d¨®lares (unos 8.000 millones de pesetas).
Se esperaba que las pujas de procedencia norteamericana compitieran con el Gobierno de la RFA por el manuscrito. Bonn llevaba 30 a?os intentando que el libro saliera a la luz, con medidas como la prohibici¨®n de que saliera del pa¨ªs, en el caso de que se hallara en aquel territorio.
La presencia de Abs
Los compradores alemanes se hab¨ªan asegurado el concurso de la firma bancaria m¨¢s importante del pa¨ªs para superar, en cualquier caso, las ofertas norteamericanas.Durante semanas de intensas negociaciones, Hermann Abs, presidente honorario del Deutsche Bank, consigui¨® un pr¨¦stamo de un consorcio de bancos de la RFA, al tiempo que reclutaba al veterano Hans Peter Kraus, de Nueva York, y a la firma londinense de Bernard Quaritch, como agentes.
Cuando comenz¨® la puja en la sala de subastas de Sotheby's, en Londres, el director de Quaritch, Nicholas Poole-Wilson, inici¨® la puja en nombre de Alemania Occidental. El Museo Getty no compiti¨® porque sus directivos decidieron no arriesgar millones en una compra que les habr¨ªa granjeado hostilidad creciente en Europa. Otros tres compradores se lanzaron al ruedo, pero al poco rato la puja se decid¨ªa entre Poole-Wilson y una casa de subastas neoyorquina que actuaba en nombre de un an¨®nimo cliente de su pa¨ªs. Todo acab¨® en dos minutos, en los que el r¨¦cord mundial de dinero pagado por una obra de arte quedaba m¨¢s que doblado en favor de los alemanes.
Hermann Abs, sabedor de que el pr¨¦stamo deber¨ªa ser reintegrado y que muchos pensar¨ªan que la cifra era desorbitada, resumi¨® su pensamiento, despu¨¦s de tantas semanas de esfuerzo, con la siguientes palabras: "Nadie podr¨¢ reprocharme que malgast¨¦ el dinero. S¨®lo pagu¨¦ un poquito m¨¢s de lo que cualquier otro estuviera dispuesto a pagar".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.