Fiestas laicas, fiestas cat¨®licas

Escribo estas l¨ªneas un 6 de diciembre, D¨ªa de la Constituci¨®n y, en teor¨ªa, fiesta nacional de todos los espa?oles. Pero, ir¨®nicamente, y mientras nuestros representantes celebran dignamente en el Parlamento la promulgaci¨®n de nuestra carta magna, el calendario oficial parece haberse quedado anclado en los tiempos en que Iglesia y Estado eran una misma cosa. ?Cu¨¢ndo le llegar¨¢ el cambio al calendario? ?C¨®mo se puede comprender, en una sociedad que consagra la separaci¨®n entre Iglesia y Estado y que reconoce la libertad de religi¨®n, que una festividad como la que, por ejemplo, en este caso, celebran los cat¨®licos en torno a su Inmaculada llegue a suplantar en la pr¨¢ctica a un d¨ªa de exaltaci¨®n de la convivencia y la tolerancia entre los espa?oles como el representado por cada 6-D? Resulta que no todos los ciudadanos de este pa¨ªs practican la religi¨®n cat¨®lica; unos son agn¨®sticos y otros profesan otros credos. Y, sin embargo, resultamos parad¨®jicamente beneficiados (varios d¨ªas de vacaciones pagados a lo largo del a?o) gracias a ese rosario de celebraciones cat¨®licas ancestrales que poco o nada nos dicen. ?Cu¨¢ndo se eliminar¨¢n estas fiestas que s¨®lo ata?en a una parte de los ciudadanos? /