Estabilidad en los precios del petr¨®leo
LA REUNI?N celebrada la pasada semana en Ginebra por los ministros de Energ¨ªa de las trece naciones que componen la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petroleo (OPEP) no ha introducido ninguna alteraci¨®n en el mercado de crudos. Se mantiene el precio de 29 d¨®lares por barril y tambi¨¦n se respetan las cuotas que ten¨ªan asignadas cada uno de los pa¨ªses miembros. De esta forma, han fracasado las tentativas de Ir¨¢n para forzar a sus asociados a una dr¨¢stica reducci¨®n de las cantidades producidas, lo que hubiese provocado una escasez mundial de crudos y la correspondiente elevaci¨®n de sus cotizaciones. As¨ª pues, el mercado internacional permanecer¨¢ tranquilo durante los pr¨®ximos meses, a menos que una dram¨¢tica confrontaci¨®n en el golfo P¨¦rsico cortase bruscamente los suministros.Como se recordar¨¢, los pa¨ªses exportadores de crudos decidieron, en marzo de 1983, rebajar el precio del barril, que pas¨® de 34 a 29 d¨®lares. Conclu¨ªa de esta forma la carrera al alza que, desde la guerra de los seis d¨ªas, hab¨ªa trastornado las relaciones econ¨®micas internacionales y obligado a las grandes naciones industriales a adoptar medidas de ajuste en¨¦rg¨¦tico y pol¨ªticas de ahorro sustitutivas. En los diez a?os que transcurrieron desde el conflicto de 1973, el precio del barril de petr¨®leo se hab¨ªa multiplicado casi por nueve, creando la pesimista expectativa de un aumento sostenido del precio de los crudos por encima de las tasas de inflaci¨®n. Sin embargo, la demanda energ¨¦tica y el crecimiento econ¨®mico en las ¨¢reas desarrolladas han alterado finalmente sus relaciones, con el resultado de que la consecuci¨®n actual de una unidad de producto industrial, agr¨ªcola o de servicios en los pa¨ªses avanzados implica un menor consumo en¨¦rgetico.
A lo largo de 1983, la reducci¨®n de los precios del petr¨®leo no ha servido, sin embargo, para estimular su consumo. Lo m¨¢ximo que se ha conseguido ha sido la detenci¨®n de la ca¨ªda de las cotizaciones de los crudos gracias a que los pa¨ªses consumidores y las compa?¨ªas distribuidoras han almacenado reservas por encima de lo que ser¨ªa normal en una situaci¨®n de suministros asegurados. Los pa¨ªses industriales tambi¨¦n han mostrado inter¨¦s por evitar nuevas dificultades financieras a los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo, que se hubiesen sumado a los complicados problemas que plantea el endeudamiento de las zonas en v¨ªas de desarrollo. Aunque la primera alarma de bancarrota son¨® en M¨¦xico, pa¨ªs ajeno a la OPEP, la crisis de pagos frente al exterior pronto se extendi¨® a otros pa¨ªses miembros de la organizaci¨®n, como Nigeria, Venezuela, Indonesia y Ecuador. La vertiginosa apreciaci¨®n del dolar durante 1983 compens¨®, sin embargo, la contenci¨®n de los precios, fijados siempre en la divisa estadounidense. Simult¨¢neamente, la ligera mejor¨ªa de la econom¨ªa internacional ha permitido que las cantidades de crudos exportados mantuviese el nivel de 13-14 millones de barriles diarios vendidos por los miembros de la OPEP.
En estas condiciones, resultaba improbable que las alzas de precios y la reducci¨®n de la produccci¨®n propuestas por Ir¨¢n fuesen aceptadas por el resto de los pa¨ªses de la OPEP. Para ilustrar las potenciales dificultades de esa estrategia de endurecimiento baste con recordar que s¨®lo Arabia Saud¨ª es capaz de extraer hasta 11 millones de barriles diarios. El problema para las naciones productoras de crudos sigue siendo, en cualquier caso, el de que la econom¨ªa mundial recupere sus niveles tradicionales de actividad. Porque ¨²nicamente con un crecimiento del PIB de las naciones industriales del orden del 3% estar¨ªa garantizado un aumento de la demanda de petr¨®leo compatible con una elevaci¨®n de los precios de los crudos que mantuviese una relaci¨®n equiparable a la tasa de inflaci¨®n del mundo desarrollado. Digamos, finalmente, que la estabilidad en el mercado mundial de petr¨®leo, que representa para las zonas industrializadas una apreciable ayuda en la lucha contra la inflaci¨®n, significa para los pa¨ªses del Tercer Mundo no productores de crudos una bendici¨®n a la hora de hacer frente a los reajustes y sacrificios que exigir¨¢n las negociaciones para refinanciar su enorme deuda externa.
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