Un amante despechado incendia un famoso garito de Amsterdam
Lo que parece ser la venganza de un amante rechazado caus¨® la muerte de al menos 13 personas, en la noche del viernes, en un incendio provocado en el mayor centro de sexo y juego de Amsterdam, uno de los que gozan de m¨¢s fama en Europa. Veinticinco personas m¨¢s resultaron heridas, cuatro de ellas gravemente. La polic¨ªa detuvo a tres sospechosos de nacionalidad israel¨ª, uno de ellos presunto autor directo del incendio.
J.L, de 36 a?os de edad, trabajaba en Kabala, uno de los m¨²ltiples clubes que forman el complejo m¨¢s famoso de Amsterdam -nueve edificios juntos en un solo bloque- en el mundo del juego y del sexo, en pleno centro de la gran ciudad. Hace unos meses fue despedido por mantener relaciones con otra de las empleadas del lugar, R.B, de 24 a?os de edad -de hecho, viv¨ªa con ella-, pero segu¨ªa frecuentando Kabala. Esto, seg¨²n la versi¨®n policial, lleg¨® a crear problemas, y J.L. fue expulsado repetidas veces del complejo. Hace tan s¨®lo unos d¨ªas, la joven decidi¨® cortar esta relaci¨®n, y esto puede explicar lo ocurrido.El individuo en cuesti¨®n entr¨® hacia las once de la noche del viernes en Kabala cargado con un bid¨®n de gasolina, con el que roci¨® la recepci¨®n del club, prendi¨¦ndole fuego mediante disparos de una pistola de gas. Las llamas se propagaron por este complejo de clubes interconectados por pasillos, si bien en el edificio se hab¨ªan respetado todas las precauciones legales contra incendios. Varias personas saltaron por las ventanas, produci¨¦ndose fracturas. Otras subieron o bajaron por los cuatro pisos del enorme edificio.
La mayor tragedia sobrevino a un grupo de once personas que, por culpa del humo, no vieron correctamente los carteles que indicaban la salida de emergencia. En su huida se equivocaron y acabaron atrapados en una habitaci¨®n, en la que murieron de asfixia, a tan s¨®lo cuatro metros de la salida. Sus cuerpos quedaron carbonizados. La mayor¨ªa de los muertos son extranjeros. La polic¨ªa no tiene constancia de que se encontrara ning¨²n espa?ol entre ellos.
Golpe de suerte
La polic¨ªa dio con el presunto autor del crimen gracias a un gran golpe de suerte. J.L. hab¨ªa huido del lugar y fue un taxista el que, al tener noticias de lo ocurrido, avis¨® a, la polic¨ªa sobre un cliente que ol¨ªa a gasolina y que hab¨ªa llevado a un lugar en las afueras de Amsterdam. Pero cuando la polic¨ªa lleg¨® all¨ª, esa misma noche, J.L. no estaba. Mientras tanto, unos polic¨ªas de paisano tuvieron un encontronazo con dos israel¨ªes en la cercana ciudad de Haarlem. Los israel¨ªes no les reconocieron como polic¨ªas.
Tras arremeter contra ellos verbalmente, acabaron amenazando a los agentes con una pistola y fueron detenidos. Se trata de J.G. y de M.B., de 26 y 31 a?os de edad, a los que, al parecer, J.L., que fue posteriormente detenido en el primer domicilio, hab¨ªa pedido cobijo tras lo ocurrido.
El complejo pertenece a Maurts de Vries y albergaba nueve edificios y un gran n¨²mero de clubes, con casinos, prost¨ªbulos legales, salas de gimnasia y proyecci¨®n de pel¨ªculas er¨®ticas. Entre los nombres de estos clubes destacan Casa Rosso, Club 26 y Montecarlo.
Este es el mundo famoso de Amsterdam, con sus vitrinas y sus centros de placer. Aunque no para los bomberos, que lucharon durante horas contra el fuego, que finalmente qued¨® dominado. Pero anoche a¨²n se segu¨ªan buscando cad¨¢veres de posibles desaparecidos.
Uno de los pisos se hab¨ªa desmoronado. El complejo segu¨ªa en pie, pero la mayor parte de su interior hab¨ªa quedado destruida o al menos gravemente da?ada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.