Un legado en el arte internacional
La carrera de nuestro gran pintor catal¨¢n hubo de transcurrir en parte, y como para la mayor¨ªa de nuestros grandes creadores hasta hace poco, en el extranjero. Dejando a un lado su participaci¨®n de primer rango en el superrealismo, la obra de Mir¨® fue decisiva -junto a la de Picasso- en el arte norteamericano de la posguerra. No lo fue tanto, o al menos no se ha estudiado a¨²n con detenimiento, para el informalismo y el tachismo europeo, exceptuando el caso espa?ol en el que Mir¨® jug¨® el papel de mito de la vanguardia y de la experimentaci¨®n, especialmente para T¨¢pies.En Francia, en cambio, la posguerra estaba a¨²n dominada por la tradici¨®n francesa (Matisse, Bonnard, Picasso, Braque, Rouault) y los pintores abstractos enfatizaron m¨¢s el legado de Kandinsky y la caligraf¨ªa oriental, a la vez que recurr¨ªan cada vez m¨¢s a un discurso existencialista o fenomenol¨®gico. Aunque es cierto que el automatismo superrealista influy¨® en los franceses, s¨®lo en la obra de Sligmann o Vulliamy, con sus evocaciones biom¨®rficas, aluden directamente a Mir¨®.
En Estados Unidos, en cambio, la llegada de los artistas de vanguardia europeos, huyendo de la amenaza nazi, provoc¨® una fuerte influencia del superrealismo en la joven generaci¨®n de pintores abstractos. Aunque desde 1940 Mir¨® vuelve a su pa¨ªs de origen, el entusiasmo de galeristas e impulsores del arte moderno en Estados Unidos hizo posible una difusi¨®n muy temprana de su obra.
Es el a?o de 1936 el de la decisiva exposici¨®n Fantastic Art, Dada and Surrealism, organizada por Alfred Barr Jr. en el MOMA de Nueva York; fue Barr quien hizo comprar al museo El cazador cuando protagonizaba precisamente esta muestra; una adquisici¨®n que se ampli¨® a lasm¨¢s de 40 obras que el MOMA actualmente posee de Mir¨® y que constituyen la colecci¨®n, si no m¨¢s extensa, s¨ª la m¨¢s selecta existente en manos p¨²blicas y privadas.
Otros directores del MOMA, J. J. Sweenoy y J. Thrallsoby son adem¨¢s autores de los important¨ªsimas monograf¨ªas sobre el pintor, escrita la del primero en 1941 y la del segundo en 1959. Junto a la obra de Jacques Dupin (1961), la de R. Penrose (1970), la de Krauss y Rowell (1972) y la de W. Rubin (1973), constituyen los textos b¨¢sicos sobre el artista catal¨¢n.
La difusi¨®n de la obra de Mir¨® se inscribe, para el expresionismo abstracto norteamericano, en la importancia liberadora del superrealismo frente a la academia o a la pintura regionalista de los a?os 30. Pero para los norteamericanos, Mir¨® constitu¨ªa no s¨®lo una liberaci¨®n en los temas sino tambi¨¦n una nueva forma de ver y de representar, un lenguaje no sujeto a la narratividad ni al ilusionismo como el de Dal¨ª.
De este modo, la composici¨®n en all-over, de Pollock, debe mucho a las Constelaciones, de Mir¨®; la primera abstracci¨®n de Clifford Still, al Mir¨® de 1924-1928, as¨ª como las primeras improvisacione de Baziotes (1938-1940) y las pictograrias de Gottl?ieb en los a?os cuarenta o sus discos solares posteriores. Para Gorky fue la influencia que marcar¨ªa toda su obra. Pero adem¨¢s, los fondos monocromos mironianos de los veintitr¨¦s afectar¨ªan a su vez a los abstractos coloristas posteriores, as¨ª como su sentido de la experimentaci¨®n con todos los materiales posibles surg¨ªan como ruta a seguir.
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