La regulaci¨®n de precios agrarios en 1983
Los objetivos estrat¨¦gicos al fijar los precios agrarios en el pasado mes de mayo son el fomento del cultivo de los cereales-pienso, frente a la desmitificaci¨®n del trigo, y devolver al mercado el protagonismo en la comercializaci¨®n cerealista, se?ala el autor de este trabajo. Al mismo tiempo, se ha mantenido una razonable tolerancia en la evoluci¨®n de los precios testigo de los productos ganaderos, regulando el mercado en funci¨®n de las reservas efectivas en poder de la Administraci¨®n.
La regulaci¨®n de los mercados de productos agrarios durante 1983 ha debido realizarse en circunstancias especialmente dif¨ªciles. La necesidad insoslayable de iniciar, sin m¨¢s demoras, cambios sustantivos en la estructura de precios relativos y de racionalizar los mecanismos de intervenci¨®n tradicionales hab¨ªa de hacerse en un escenario deteriorado por tres a?os consecutivos de sequ¨ªa; la extensi¨®n inesperada del fen¨®meno a Estados Unidos, donde vendr¨ªa a reforzar las restricciones a la producci¨®n derivadas de la puesta en marcha del plan PIK, y la persistente p¨¦rdida de cotizaci¨®n de la peseta, que sufrir¨ªa una devaluaci¨®n efectiva superior al 25% en el transcurso del a?o.Junto a los factores anteriores, end¨®genos al sector, dos factores ex¨®genos dominantes que multiplicaban las dificultades de regulaci¨®n: las expectativas abiertas por el cambio pol¨ªtico acaecido en diciembre de 1982 y la crisis econ¨®mica decenal que atraviesa el pa¨ªs, situaci¨®n que vuelve escasos los recursos y exige un rigor implacable en su asignaci¨®n.
En estas circunstancias se hac¨ªa preciso conjugar la racionalidad econ¨®mica, generadora de inevitables tensiones a corto plazo, y la sensibilidad pol¨ªtica para valorar la efectiva capacidad de ajuste del sector, evitando a la vez el inmovilismo est¨¦ril y la aventura tecnocr¨¢tica.
El resultado conseguido puede calificarse de razonablemente positivo -es obvio que han existido fallos y disfunciones-, y tiene su mejor expresi¨®n en el. hecho de que se ha iniciado la reforma de los mecanismos y pr¨¢cticas de regulaci¨®n con un coste social y pol¨ªtico m¨ªnimos.
La demagogia que no cesa
La valoraci¨®n positiva global de la pol¨ªtica seguida es espec¨ªalmente remarcable en el caso del bloque cereales-productos ganaderos, piedra angular de la regulaci¨®n y de la producci¨®n final agraria.
Ello no es obst¨¢culo para que los medios de comunicaci¨®n social recojan cr¨ªticas acerca de la pol¨ªtica de regulaci¨®n desarrollada por la Administraci¨®n, y m¨¢s concretamente por el FORPPA y su agencia ejecutiva, el SENPA.
La amplitud del espectro cr¨ªtico no conoce fronteras, y en ¨¦l coexisten, con indudables matices diferenciales, desde la derecha reaccionaria a la progres¨ªa sindical agraria, la honestidad desinformada y los p¨ªcaros intereses privados, m¨¢s atentos a sus particulares problemas de bolsillo que a las necesidades nacionales globales.
Nada que objetar a este espl¨¦ndido desarrollo del contraste de pareceres. Las distintas oposiciones est¨¢n en su derecho, y en su deber, de ejercer la cr¨ªtica, correspondiente, aunque en ocasiones alg¨²n mozo jaque y guapet¨®n adorne la faena con sal gorda, e incluso con espectaculares saltos de la rana -zafias acusaciones de incoherencia e incompetencia, ruina del campo, etc¨¦tera-. No hay por qu¨¦ asombrarse: siempre ha dado el ruedo ib¨¦rico toreros tremendistas.
Entre los argumentos utilizados por los cr¨ªticos destacan las siguientes medias verdades de Perogrullo, f¨¢cilmente rebatibles:
a) El SENPA carece en la actualidad de reservas de cereales. No se entra a considerar, por supuesto, que esta presunta situaci¨®n puede deberse no a la ineficacia pregonada, sino a su estricto contrario: una pol¨ªtica audaz de regulaci¨®n que deja jugar al mercado sin imponer requisas contra natura del producto -como subyace inconscientemente en los argumentos de los cr¨ªticos- ni atender a mitos o tab¨²es acerca de inservibles stocks mientras la ganader¨ªa se encuentra desabastecida.
b) Vamos a tener que importar trigo -como si ello fuese un crimen y no un instrumento normal de regulaci¨®n de mercado- porque, afirman sin fundamento, el SENPA "no ha cumplido con la legalidad" al no impedir que un determinado volumen de este cereal se bandee hacia pienso. Otra vez la pretensi¨®n de la requisa manu militari, en claro perjuicio de agricultores y ganaderos, planteada por quienes se dicen esforzados defensores de la iniciativa privada. A tales legalistas habr¨ªa que recomendar una lectura atenta del decreto-ley de Ordenaci¨®n Triguera de 1937, donde la ¨²nica limitaci¨®n establecida, aparte del precio, al tr¨¢fico del cereal -cuyos tenedores (art¨ªculo 62), "conservan el derecho a comerciar libremente con su mercanc¨ªa"- es "la prohibici¨®n de vender trigo afabricantes de harina" (art¨ªculo 62.A).
La regulaci¨®n de la campa?a de cereales
Desde la fijaci¨®n de los precios agrarios, en marzo de 1983, quedaron claros los objetivos estrat¨¦gicos perseguidos por la Administraci¨®n en materia de regulaci¨®n del mercado de cereales, ratificados posteriormente en los diferentes decretos de campa?a y disposiciones complementarias. En s¨ªntesis, tales objetivos eran los siguientes:
a) Fomentar el cultivo de cereales-pienso y desmitificar el trigo como cereal de exclusiva aptitud para alimentaci¨®n humana, incluy¨¦ndole en un balance general de materias primas de alimentaci¨®n humana o animal. Con este enfoque, el concepto tradicional de trigo excedentario sufre una radical modificaci¨®n.
b) Devolver al mercado un protagonismo activo en la comercializaci¨®n cerealista, evitando ortopedias e intervenciones administrativas innecesarias que s¨®lo juegan en detrimento del agricultor y de sus rentas.
De acuerdo con tales objetivos, se adoptaron, entre otras, las siguientes medidas:
1. Cambio decidido en la estructura de precios relativos a favor de la cebada.
2. Incremento de los m¨¢rgenes de intermediaci¨®n del SENPA, excepto en trigo, buscando linaniizar el tr¨¢fico privado al margen del servicio.
3. Incremento de los incentivos mensuales por almacenamiento y financiaci¨®n, a efectos de facilitar la inmovilizaci¨®n por parte del sector privado.
4. Ampliaci¨®n de la banda precios de entrada-precios de garant¨ªa en cebada y sobre todo en ma¨ªz. En este ¨²ltimo producto, por primera vez en su historia reciente, el precio de entrada ser¨¢ superior al de garant¨ªa a partir del pr¨®ximo enero.
5. Puesta a la venta de 475.000 toneladas de trigo para alimentaci¨®n animal el 9 de febrero y el 27 de abril de 1983. En este ¨²ltimo caso se trataba de responder, directa e inmediatamente, a la espectacular elevaci¨®n del ma¨ªz acaecida,en dicho mes.
La crisis de julio
Como ya se ha indicado, el esquema de regulaci¨®n anterior deber¨ªa actuar sobre un escenario, interior y exterior, dominado por una serie de circunstancias negativas, que se fueron agravando a lo largo del a?o y generaban una tendencia al encarecimiento sistem¨¢tico de las materias primas para alimentaci¨®n ganadera.
A finales de julio, las estimaciones de la cosecha 1983-1984 de ma¨ªz y soja del Departamento de Agricultura de Estados Unidos comienzan a ser abiertamente pesimistas -situaci¨®n confirmada y aumentada en previsiones posteriores, tanto p¨²blicas como privadas-, y ese pesimismo tiene fiel reflejo en las cotizaciones de la Bolsa de Chicago, que sufren un salto espectacular.
En paralelo, los indicadores interiores de precios recogen la magnitud del problema, de grav¨ªsima incidencia para nuestra ganader¨ªa. El ¨ªndice de precios de referencia de septiembre, momento ¨¢lgido de la crisis del ma¨ªz, presentaba estos incrementos sobre el mismo mes del a?o anterior: cebada, 33,48% ma¨ªz, 63,57% en cuanto a la soja, la posici¨®n CIF sobre Rotterdam era de 108,9% de incremento para el mismo per¨ªodo.
Ante esta situaci¨®n, la estrategia de respuesta articulada por la Administraci¨®n, a propuesta del FORPPA, con vistas a regular convenientemente el mercado, aspiraba a satisfacer los siguientes objetivos:
a) Asegurar el abastecimiento, en cantidad suficiente, de trigo, cereales-pienso y de otras materias primas para alimentaci¨®n animal.
b) Atemperar, dentro de lo posible, el negativo impacto que la cotizaci¨®n de las materias primas para alimentaci¨®n animal est¨¢ teniendo en las rentas ganaderas.
Medidas b¨¢sicas
En relaci¨®n con el primer objetivo, se adoptaron las siguientes medidas b¨¢sicas:
1. Lanzar progresivamente al mercado todas las existencias en poder del SENPA de materias primas para alimentaci¨®n animal, incluyendo el trigo (40.000 toneladas de las variedades duras fueron vendidas en julio, agosto y septiembre), huyendo del miedo gratuito a un presunto desabastecimiento (?) de trigo para alimentaci¨®n humana y de la absurda pretensi¨®n de guardar -no se sabe para cu¨¢ndo- una reserva de cebada que, dada la previsible actitud de los tenedores de cereal, sobre todo de los agricultores, forzosamente deber¨ªa ser m¨ªnima.
2. Movilizar los dep¨®sitos reversibles de cebada sin hacer caso de ego¨ªsmos gratuitos, especulativos e insolidarios.
3. Suprimir el impuesto de compensaci¨®n de grav¨¢menes interiores de ma¨ªz y sorgo.
4. Prohibir la exportaci¨®n de las materias primas que tengan aptitud para la alimentaci¨®n animal.
5. Importar las cantidades necesarias de trigo y otros cereales que sean relativamente abundantes en el mercado mundial. Las importaciones constituyen una de las medidas normales de regulaci¨®n del mercado, y la Administraci¨®n actual no tiene inconveniente en utilizarla como tal. Ya se han importado 150.000 toneladas de trigo, y se realizar¨¢n todas las operaciones que sea menester para garantizar el abastecimiento.
Junto a estas medidas, que act¨²an fundamentalmente por el lado de los costes, se ha mantenido una tolerancia razonable -que no equivale a desconocimiento o dejaci¨®n de responsabilidades- sobre la evoluci¨®n de los precios testigo de los productos ganaderos, buscando una cierta compensaci¨®n, por la v¨ªa de los ingresos -compatible con los supremos intereses del colectivo consumidor-, a las dif¨ªciles circunstancias que atraviesa el subsector.
Frente a pretensiones desaforadas de importaci¨®n indiscriminada, que de haberse realizado se habr¨ªan saldado, dados los precios internacionales, con p¨¦rdidas para la Administraci¨®n y/o grave quebranto del subsector ganadero, se ha optado por la v¨ªa realista de regular el mercado de productos ganaderos en base a las reservas efectivas en poder de la Administracion (carne de vacuno); acudiendo a la importaci¨®n s¨®lo en casos extremos, de grave amenaza de desabastecimiento (leche de vaca), y sobre todo manteniendo de forma constante un di¨¢logo abierto y fluido con los distintos intereses afectados -productores, comerciantes y transformadores- . Esta actitud hace posible que las decisiones a adoptar encuentren, por dolorosas que puedan ser coyunturalmente, y al margen de las inevitables discrepancias, la necesaria comprensi¨®n y consenso que las haga viables.
es presidente del FORM.
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