Los ultraligeros, volar seguro a 35 kil¨®metros por hora
Los ultraligeros o ULM (aerodino ultraligero motorizado), como se les denomina oficialmente, nacieron en 1979 en Estados Unidos y su alumbramiento fue bastante casero. A alguien se le ocurri¨® poner un peque?o motor de motosierra a las cometas, o alas delta, para evitarse el trabajo de tener que desmontar la cometa despu¨¦s de cada vuelo y remontar de nuevo la pendiente, lo que le hac¨ªa depender de un apoyo log¨ªstico en coche. El motor les ayudaba a levantar el vuelo, y luego, cuando ya estaban en el aire, lo paraban y planeaban como siempreSin embargo, los vuelos segu¨ªan siendo cortos, por lo que continuaron experimentando. Primero les pusieron unas ruedas, pero no era suficiente. M¨¢s tarde, gracias a la utilizaci¨®n de los nuevos materiales empleados en los programas espaciales, los fueron perfeccionando, d¨¢ndoles m¨¢s forma de avi¨®n, hasta llegar a la actual estructura, que recuerda mucho a los legendarios planeadores fabricados por los hermanos Wright, aunque de un tama?o mucho m¨¢s reducido. El 13 de octubre de 1981 vol¨® en Estados Unidos el primer biplaza. Seg¨²n un ingeniero aeron¨¢utico, el principio de estos aviones es sencillo: al ser ligeros necesitan poca sustentaci¨®n, por lo que precisan menos velocidad y ofrecen menos resistencia al aire.
Volar en un ultraligero es como volver a los or¨ªgenes de la aviaci¨®n, pero con bastante m¨¢s seguridad. Seg¨²n un piloto experto, volando a una velocidad normal (m¨¢s de 31 kil¨®metros por hora) la ca¨ªda ser¨ªa como desde una bicicleta". En caso de parada de motor a unos 35 kil¨®metros por hora, que es la velocidad de despegue, la ca¨ªda ser¨ªa de un metro y medio por segundo (menos de la que alcanzar¨ªa una persona al saltar desde el techo de un autom¨®vil), al planear como una cometa.
Adem¨¢s, aunque el m¨ªnimo exigido por la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil para una pista de aterrizaje de escuela es de 150 metros, un monoplaza puede aterrizar, en caso de emergencia, en un espacio de 20 o 30 metros. Las compa?¨ªas de seguros no dudan de la seguridad de estos aparatos y en las p¨®lizas conceden una franquicia de 40.000 o 50.000 pesetas que pr¨¢cticamente cubre cualquier desperfecto que pueda sufrir un ultraligero.
Desarrollo en Espa?a
En Espa?a se comenzaron a ver hace dos a?os. Algunos aficionados a volar los hab¨ªan visto en el extranjero y se trajeron los primeros aparatos. Ellos fueron tambi¨¦n los que buscaron la informaci¨®n sobre nuevos adelantos y modelos y los que comenzaron a formar las primeras escuelas y a ense?ar a los nuevos pilotos.Pero no hab¨ªa ning¨²n tipo de reglamentaci¨®n, ni para la titulaci¨®n de profesores y alumnos ni para poder volar, a pesar de que varios expertos se reunieron con los responsables del Gobierno para establecer las normas necesarias.
Actualmente las cosas han cambiado algo, aunque todav¨ªa est¨¢n en pa?ales. En Espa?a no hay m¨¢s de 50 o 60 aparatos repartidos entre las escuelas, mientras que en Estados Unidos se han vendido unos 25.000. A pesar de ello, los expertos opinan que en cinco a?os habr¨¢ en nuestro pa¨ªs entre 3.000 y 5.000 ultraligeros, aunque en la actualidad los precios oscilan entre 750.000 (los monoplazas) y 1.500.000 pesetas (los biplazas).
La tan deseada normativa sobre ULM fue publicada en el Bolet¨ªn Oficial del Estado el 9 de abril de 1983 y, seg¨²n los pilotos, es una de las m¨¢s avanzadas de Europa. Este repentino inter¨¦s oficial se ha visto reforzado con la creaci¨®n de una escuela dependiente de la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil.
Aprender es f¨¢cil
Aprender a volar en un ultraligero no ofrece ninguna dificultad, seg¨²n se desprende de las opiniones de profesores y alumnos. El ¨²nico requisito obligatorio es presentar un certificado m¨¦dico que declare apto para el vuelo al futuro tripulante. Las ense?anzas se pueden recibir en cualquiera de las 20 escuelas existentes en Espa?a, donde el precio de un cursillo suele rondar las 75.000 pesetas, garantiz¨¢ndose las clases hasta la suelta, cuando el alumno vuela solo, sin nadie a su lado. Algunas escuelas justifican este precio compar¨¢ndolo con las 250.000 pesetas que puede costar un t¨ªtulo de piloto civil. El equipo del alumno es m¨ªnimo: s¨®lo es obligatorio el casco, y aconsejable un mono en invierno y unas gafas.El tipo de personas que acuden a estas escuelas es, por lo general, gente que vuela en otro tipo de aparatos, pero tambi¨¦n hay algunos que jam¨¢s han pilotado en su vida nada que se levante del suelo. Los hay de todo tipo de profesiones o estudios, y de edades comprendidas desde los 18 a?os (edad m¨ªnina) hasta los 64.
El curso de vuelo tiene normalmente una duraci¨®n de seis a ocho horas, en clases de 30 o 40 minutos, y desde el primer d¨ªa se vuela con un profesor. Durante la semana anterior se da un curso de te¨®rica, de dos horas diarias, en el que se estudia aerodin¨¢mica, meteorolog¨ªa, maniobras en el aire, emergencias y todo lo que despu¨¦s ser¨¢ de utilidad durante los vuelos.
Un d¨ªa, despu¨¦s de comprobarlo dos profesores diferentes, el alumno se somete a la suelta, y si todo va bien recibir¨¢ su carn¨¦ de tripulante, que le permitir¨¢ volar en un ultraligero. De la facilidad de aprender da fe un malague?o, paral¨ªtico de ambas piernas, que se ha soltado en un aparato preparado especialmente, despu¨¦s de tres horas y media de cursillo.
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