Ensayo piloto en la URSS para vincular salarios y productividad
El primero de enero, primer d¨ªa laborable de 1984, comenz¨® a ponerse en pr¨¢ctica en la URSS la serie de experimentos econ¨®micos decretados a mediados del pasado a?o. Cinco diferentes ministerios de la Uni¨®n Sovi¨¦tica -dos en la rep¨²blica rusa y el resto en otras tres rep¨²blicas perif¨¦ricas- iniciaron la experiencia piloto con la que se estudiar¨¢n los efectos que puede tener sobre la econom¨ªa de este pa¨ªs la introducci¨®n de incentivos y penalizaciones salariales, as¨ª como una t¨ªmida autonom¨ªa en la gesti¨®n de las empresas.De tener ¨¦xito, el resto de las empresas de la URSS ir¨ªan introduciendo estas mismas mejoras. Observadores occidentales en Mosc¨² ponen en duda el ¨¦xito de la operaci¨®n, ya que los cinco ministerios en los que han comenzado a aplicarse son, precisamente, de los que mejor funcionan (en el sistema sovi¨¦tico, los ministerios controlan cada una de las ramas de la econom¨ªa y son muy numerosos: a nivel del Estado de la URSS existen unas ocho decenas de departamentos y el mismo esquema se repite en cada una de las 15 rep¨²blicas).
La novedad del experimento consiste en hacer depender los salarios de la productividad. En el futuro, los trabajadores de las empresas que participan en la prueba ver¨¢n aumentar la masa salarial en un 15% si alcanzan el cumplimiento del plan. En caso contrario, ver¨¢n disminuir sus ingresos en un 3% por cada tanto por ciento que les faltara hasta cumplir con las normas que les hubieran sido dictadas.
El diario Sotsialitscicheskaya Industria publicaba una entrevista con el viceministro del departamento para la construcci¨®n de maquinaria pesada, Boris Kulik, en el que se ofrec¨ªan detalles sobre la experiencia, que afecta tan s¨®lo a industrias electrot¨¦cnicas y de maquinaria pesada. Kulik obviaba cualquier referencia a la parte del experimento que afecta a la gesti¨®n. Pero, por lo que se sabe, la novedad consistir¨ªa en dar cierta autonom¨ªa a los gerentes para que decidan c¨®mo repartir sus inversiones, sin que ¨¦stas vengan dictadas, casi al detalle, por los ¨®rganos del partido comunista. No obstante, el partido ser¨¢ siempre -incluso en las empresas dependientes de los cinco ministerios- el que diga la ¨²ltima palabra.
El ministro Boris Kulik afirmaba que, al incrementarse los est¨ªmulos econ¨®micos, la econom¨ªa sovi¨¦tica podr¨ªa predisponer el uso de su mano de obra. Precisamente, estudiosos occidentales de la econom¨ªa sovi¨¦tica vienen insistiendo desde hace d¨¦cadas en que uno de los males de ¨¦sta coincide, precisamente, con la escasa optimizaci¨®n de la mano de obra.
A mediados del a?o pasado, el Soviet Supremo (Parlamento) dict¨® unas nuevas leyes laborales que, a la vez que incrementaban la participaci¨®n de los trabajadores en la gesti¨®n, introduc¨ªan nuevas normas de disciplina que pod¨ªan llegar hasta el despido. Sin embargo, posteriores declaraciones de dirigentes econ¨®micos de la URSS aclararon que los eventuales despedidos ser¨ªan simplemente trasladados a otras empresas, salv¨¢ndose as¨ª el dogma del pleno empleo que rige en este pa¨ªs.
Desde su llegada al poder, el l¨ªder sovi¨¦tico, Yuri Andropov, se ha mostrado tremendamente cr¨ªtico sobre el funcionamiento de la econom¨ªa de la URSS. Al principio de la pasada semana -en el comunicado que remiti¨® al pleno del comit¨¦ central del partido-, Andropov insisti¨® de nuevo en sus cr¨ªticas. Sin embargo, observadores occidentales creen que las reformas econ¨®micas de la URSS van con paso lento.
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