Una desconocida pel¨ªcula de Jean Genet abre un ciclo de cine de vanguardia
"El cine fue experimental desde el mismo d¨ªa en que apareci¨®" dijo el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galv¨¢n, cuando present¨® el pasado martes ante una audiencia que abarrotaba la peque?a sala de proyecciones del centro cultural Conde Duque el ciclo La experimentaci¨®n en el cine, que en su primera jornada incluy¨® una desconocida pel¨ªcula de Jean Genet. "Les deseo que pasen un rato agradable e ilustrado", termin¨® el alcalde, no sin antes preocuparse por que se ocuparan las 20 butacas que ve¨ªa libres aunque en la calle aguardaran m¨¢s personas. Hubo que repetir la proyecci¨®n dos horas m¨¢s tarde.
El ciclo, organizado por el Ayuntamiento de Madrid, consta de 12 programas que recogen los m¨¢s destacados filmes experimentales de los a?os veinte hasta los de nuestros d¨ªas: un buen n¨²mero de pel¨ªculas desconocidas en Espa?a y aun en muchos otros pa¨ªses que se han negado a respetar los moldes tradicionales de la narrativa para aprovechar de la imagen en movimiento todas las posibilidades que la pintura, la m¨²sica o la escultura han desarrollado con mayor prontitud.El cine, convertido desde su nacimiento en espect¨¢culo de masas, ha pagado caro su ¨¦xito. Resulta impensable que las salas comerciales puedan convocar a espectadores tradicionales en torno a experiencias tan heterodoxas.
Nacieron a ra¨ªz de la gran guerra, como una prolongaci¨®n de la interrogante que conmovi¨® a los ciudadanos de todo el mundo. La puesta en cuesti¨®n de los valores pol¨ªticos y morales respetados hasta entonces y el dr¨¢stico giro de la revoluci¨®n sovi¨¦tica, alteraron l¨®gicamente los criterios que alimentaban los j¨®venes artistas de la ¨¦poca. Un mundo nuevo deb¨ªa ser descubierto, una nueva forma de acercarse a lo desconocido deb¨ªa eliminar de un plumazo las tradiciones, en s¨ª mismas est¨¦riles, pero causantes, adem¨¢s, del desastre b¨¦lico que acababa de vivirse.
Lo explicaba as¨ª el te¨®rico Ado Kyrou: "Cualesquiera que sean los terrenos en que se manifieste, el, vanguardismo responde al rechazo consciente de vivir a expensas de lo ya sabido y deletrear a¨²n el mismo b-a, ba, y de tomar modelos de pensamiento. Huyendo de la esclerosis que amenaza a la expresi¨®n que ha encontrado su culminaci¨®n en la perfecci¨®n de un estilo o de un g¨¦nero determinados, pretende abrir nuevas v¨ªas, explorar terrenos v¨ªrgenes, irradiar nuevas luces sobre la vida".
De entre las pel¨ªculas presentadas en el primer programa del ciclo, en el que se mostraron ingeniosos inventos formales de Walther Ruttmann, Hans Ritcher, Fernand L¨¦ger, Marcel Duchamp y Man Ray, junto a una oscura copia de Un perro andaluz, de Bu?uel y Dal¨ª, destac¨® como novedad el mediometraje de Jean Genet, Un chant d'amour, filmado en Francia en 1950, pero s¨®lo mostrado 14 a?os despu¨¦s en Nueva York, y aun entonces con problemas legales.
Los r¨ªgidos criterios censores que han eliminado cualquier posibilidad de ofrecer en im¨¢genes las inquietudes homosexuales de Genet o de otros cineastas (y la experiencia de Fassbinder con Querelle no super¨® realmente esa limitaci¨®n), fueron abiertamente contestados por esta breve pel¨ªcula. En ella, Jean Genet dio libertad a sus fantasmas. Situando la acci¨®n (aunque no sea ¨¦ste el t¨¦rmino exacto) en el ¨¢mbito de una c¨¢rcel de hombres, retrata la soledad de los presos, sus ilusiones er¨®ticas y sus dif¨ªciles formas de contacto a trav¨¦s de tan gruesos muros.
So?ando con im¨¢genes id¨ªlicas e imposibles, masturb¨¢ndose con alegr¨ªa o sufriendo su inacabable aislamiento, los personajes del filme se ven tambi¨¦n turbados por la existencia del carcelero que les observa en sus aislados placeres er¨®ticos, decidi¨¦ndose a intervenir cerca de uno de ellos.
La repetida imagen de dos manos que intentan intercambiar unas flores a trav¨¦s de los barrotes ilustra espor¨¢dicamente el filme, otorg¨¢ndole su ¨²ltimo sentido po¨¦tico.
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