D¨ªas de vino y rosas
No todo han sido conflictos entre Gobierno y UGT. La central socialista ha tenido sus d¨ªas de vino y rosas con el Ejecutivo y ha aprovechado, a veces con ventaja, sus influencias en las ¨¢reas de decisi¨®n del Gobierno y de la Administraci¨®n. Las elecciones sindicales del pasado a?o fueron una guerra encarnizada por el triunf¨® para los dos sindicatos. CC OO se ve¨ªa obligada a mantener su implantaci¨®n en el campo laboral, y UGT estaba obligada a emular, dentro de lo posible, la haza?a del PSOE. En esas condiciones, ambos sindicatos se enfrentaron sin piedad para conseguir sus objetivos. Los trabajadores espa?oles asistieron, as¨ª, a un pulso rid¨ªculo, del que ninguna de las dos organizaciones sali¨® vencedora.Al margen de que UGT arrancara la mayor¨ªa sindical a CC OO, donde dej¨® clara su influencia sobre la Administraci¨®n socialista fue a la hora de fijar el per¨ªodo de c¨®mputo. Las tesis de UGT se inclinaban por reducir este per¨ªodo al m¨ªnimo posible. Sus argumentos de la dispersi¨®n de fuerzas, del desgaste excesivo que comportaba un sistema electoral abierto en el tiempo, no parec¨ªa excesivamente v¨¢lido en una elecciones que ya se hab¨ªan celebrado, aunque lo fueran en otras que se realizaran en el futuro. Las verdaderas razones se encontraban en que, reduciendo el per¨ªodo de c¨®mputo, el porcentaje de UGT resultar¨ªa m¨¢s elevado en detrimento de CC OO, a pesar de que UGT hubiera ganado en cualquiera de los casos. Los escasos puntos de diferencia que un per¨ªodo corto le aportaba eran una cuesti¨®n simb¨®lica , pero no por ello menos importante.
En esa ocasi¨®n UGT ech¨® el resto para que el Instituto de Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n (IMAC) asumiera sus tesis y terminara -a pesar de un dictamen del Consejo de Estado favorable a CC OO- por fijar un per¨ªodo de c¨®mputo en l¨ªnea con sus ideas. S¨®lo se computaron los delegados elegidos entre el 15 de marzo y el 31 de diciembre de 1983, con lo que los representantes salidos de elecciones celebradas fuera de ese per¨ªodo no contaban para la historia.
Las relaciones entre la central socialista y el Gobierno se han producido, como es l¨®gico, de una forma mucho m¨¢s frecuente y fluida que con CC OO. Ello ha llevado a este segundo sindicato a acusar de connivencia a UGT y al Gobierno y a la sospecha de que los ternas tratados en la concertaci¨®n social estaban pactados de antemano.
La flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo fue, en efecto, objeto de numerosos encuentros, a veces a altas horas de la noche, entre dirigentes ugetistas y representantes del Ministerio de Trabajo. Era lo que alguno de los asistentes calificaba de "partidas de mus", y en los que los criterios del Gobierno eran suavizados por UGT. Pr¨¢cticamente todo el paquete laboral de la concertaci¨®n social fue preparado previamente en estos y parecidos encuentros. Las. tensas relaciones que la UGT manten¨ªa con Almunia con motivo de la ley de 40 horas se dulcificaron en estas partidas de mus, en las que la central socialista fue exponiendo hasta d¨®nde pod¨ªa llegar.
Posiblemente, la ley org¨¢nica de Libertad Sindical sea el mejor ejemplo de buenas relaciones entre viejos camaradas. Los representantes de Trabajo mantuvieron agotadoras y numerosas sesiones con UGT para perfilar su contenido. Sin ser excesivamente favorable a los principios de UGT en esta materia, la ley recoge los m¨¢s importantes criterios que esta organizaci¨®n ha venido defendiendo: ampliaci¨®n de la celebraci¨®n de las elecciones sindicales a cuatro a?os, reducci¨®n del per¨ªodo de c¨®mputo y consagraci¨®n de las secciones sindicales. Y, sobre todo, alargar el mandato de los actuales delegados en otros dos a?os.
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