El milagro econ¨®mico son los japoneses
Mientras que Jap¨®n ha copiado la tecnolog¨ªa de otros pa¨ªses, de Jap¨®n nada puede copiarse
El recurso fundamental de Jap¨®n es el trabajo, por eso el pa¨ªs desconoce el paro que afecta a otras econom¨ªas. Se agarran a la brocha porque no tienen escalera. As¨ª, sigilosamente, han llegado a escalar su posici¨®n de segunda potencia econ¨®mica del mundo. Sin desprenderse de un sentimiento de vulnerabilidad, siempre presente, que act¨²a como catalizador poderoso del esfuerzo nacional. Todos se sienten llamados a cooperar, como bajo una situaci¨®n de guerra, y s¨®lo la crecida del individualismo en las nuevas generaciones, llegadas en la abundancia, puede alterar la solidez del consenso social sobre el que se ha edificado el crecimiento espectacular de Jap¨®n.Lo llamativo del fen¨®meno atrajo hasta el archipi¨¦lago a innumerables buscadores del secreto japon¨¦s, deseosos de aplicarlo luego ventajosamente en sus pa¨ªses de origen. Pero todos los esfuerzos han sido en vano. El sistema de Jap¨®n se basa en una pieza ¨²nica, inimitable,. que s¨®lo se da sobre su propio territorio: los japoneses. Por eso, mientras Jap¨®n ha podido copiar los sistemas y las tecnolog¨ªas de otros pa¨ªses, y luego ha llegado a superarlas, de Jap¨®n nada puede copiarse.
La desmoralizaci¨®n se apodera enseguida del visitante europeo que se aventura en la jungla industrial japonesa y comprueba la feracidad de sus cadenas de montaje, donde se desconoce la confrontaci¨®n empresa-sindicatos, caracter¨ªstica del mundo euroamericano, y todos act¨²an al un¨ªsono, sin la menor sombra de resignaci¨®n, antes, al contrario, impregnados del orgullo de engrandecer la marca para la que trabajan. As¨ª subliman sus limitaciones.
El individualismo
Para recobrar el pulso y superar la depresi¨®n, los europeos -tienen que bucear en los s¨ªntomas de un cambio que sit¨²e a Jap¨®n en condiciones an¨¢logas a las del Viejo Continente, por lo que se refiere a las relaciones industriales. Se conf¨ªa en el despertar del individualismo de las nuevas generaciones niponas como factor de ruptura con la disciplina y -el consenso imperantes. Adem¨¢s, los norteamericanos se esflerzan por reclamar de Jap¨®n una mayor aportaci¨®n defensiva, hasta ahora mantenida por debajo del 1%, del Producto Nacional Bruto. El ocupante americano concibi¨® un Jap¨®n sin ej¨¦rcitos, y as¨ª lo impuso en la Constituci¨®n. Ahora se trata de acabar con lo que resta de esas limitaciones, que han liberado a Jap¨®n de unas atenciones econ¨®micas muy gravosas, a las que han estado sujetos sus vencedores. Todos quieren en Occidente un compromiso defensivo de Jap¨®n que le sit¨²e en igualdad de condiciones y termine con las ventajas de que ha disfrutado su implacable competidor de Extremo Oriente.En la Direcci¨®n General de Europa del Ministerio japon¨¦s d¨¦ Exteriores, Masami Takemoto explic¨® al enviado especial de EL PAIS el inter¨¦s de Tokio por el proceso de integraci¨®n de Espa?a en la CEE y en la OTAN, donde desear¨ªan que Madrid jugase un papel m¨¢s activo. Otro colega diplom¨¢tico, el director de Am¨¦rica Latina, ponder¨® la importancia de las colonias de inmigrantes japoneses en aquellos pa¨ªses y resalt¨® la limpieza de las relaciones que mantienen con todos ellos, sin mezcla de problemas pol¨ªticos ni militares. Aunque reconoci¨® que la imagen japonesa ha quedado algo da?ada por el alineamiento mec¨¢nico del primer ministro Nakasone con el presidente Reagan en el asunto de la invasi¨®n de la isla de Granada. Jap¨®n ha intensificado los problemas de intercambio con los pa¨ªses del ¨¢rea iberoamericana y, por ejemplo, desde los tiempos, de Echeverr¨ªa, anualmente 100 estudiantes mexicanos vienen a Jap¨®n y otros tantos nipones se desplazan a M¨¦xico para seguir un curso acad¨¦mico. Mientras en Espa?a sigue pendiente la anunciada ley de, Cooperaci¨®n, Jap¨®n tiene desplegados ya 500 j¨®venes cooperantes en el continente latinoamericano.
B¨²scar la cooperaci¨®n
El ex ministro de Asuntos Exteriores y miembro del Club de Roma, Saburo Okita, explic¨®, en t¨¦rminos cuantitativos, el poder econ¨®mico de Jap¨®n, cuyo PNB hace 20 a?os representaba el 3% de la econom¨ªa mundial, mientras. que ahora alcanza un 10%. De ah¨ª las nuevas responsabilidades que se deducen para Jap¨®n, quien no puede esperar la prosperidad econ¨®mica aislado, se?al¨® Okita, sino en cooperaci¨®n con otros pa¨ªses.
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