'M¨²ltiples', un n¨²mero singular
Aunque data de 1971, se present¨® anteayer de nuevo dentro del ciclo La experimentaci¨®n en el cine, que se viene celebrando en el centro cultural Conde Duque, del Ayuntamiento de Madrid, el cortometraje de Javier Aguirre, M¨²ltiples, n¨²mero indeterminado, cuya proyecci¨®n es siempre singular. No se trata de una pel¨ªcula ortodoxa ni propiamente de una pel¨ªcula en cuanto que las im¨¢genes que se ven en la pantalla no est¨¢n filmadas en el soporte de celuloide.En el aparato proyector s¨®lo Y existe una cinta transparente sin fin, que da vuelta sobre s¨ª misma pero con la suficiente amplitud como para que uno de sus bucles se arrastre por el suelo antes de volver a pasar por el objetivo; de esa forma va impregn¨¢ndose de part¨ªculas que se traducen en ambiguas figuras movedizas cuando son interpretadas por la luz del proyector. Quejoso de la pulcritud del suelo de la sala, Javier Aguirre se apoy¨® en esta ocasi¨®n con polvos de talco, con los que fue manchando la cinta transparente.
El espect¨¢culo no acab¨® ah¨ª Ante el haz de luz que se dirige a la pantalla, el autor fue colocan do distintos cartones de colore y m¨²ltiples objetos que se acompasaban en su movimiento al so nido que improvisaban el clarinetista, Jes¨²s Villa Rojo, y el int¨¦rprete electr¨®nico, Javier Maderuelo. Adem¨¢s, las j¨®venes manos de una muchacha produc¨ªan sombras chinescas que acompa?aban el resto de las difusas sombras que el espectador apreciaba frente a ¨¦l.
Defensa del anti-cine
Si Javier Aguirre se ha caracterizado por su defensa del anticine, actividad experimental que armoniza con su trabajo diario como director de vulgares filmes de consumo, es evidente que M¨²ltiples, n¨²mero indeterminado supone su paso m¨¢s radical en la defensa de un espect¨¢culo cinematogr¨¢fico que nazca de la imaginaci¨®n buscando caminos expresivos que huyan como de la peste de la tradicional narrativa. Tras la proyecci¨®n, en el centro Conde Duque, el autor se manifestaba tan satisfecho, "porque este p¨²blico s¨ª que entiende", que autoriz¨® la presencia de un mimo espont¨¢neo que se acerc¨® a la pantalla como un son¨¢mbulo para, desde all¨ª, poner en marcha un peque?o magnetof¨®n del que se desprend¨ªan estridentes carcajadas.Ha cambiado, desde luego, el panorama del p¨²blico espa?ol para este tipo de experiencias Aguirre recuerda que cuando present¨® su filme en 1971 en el Ministerio de Cultura para que fuera clasificado, se le rechaz¨® por no considerarlo realmente cine. Tuvo el autor que describir en dos largos folios su concepto del cine experimental, para que la Junta Clasificadora, avergonzada, lo autorizara definitivamente para todos los p¨²blicos.
En esta nueva sesi¨®n del ciclo, abarrotada como siempre de p¨²blico, se proyect¨®, adem¨¢s, Kitchen, de Andy Warhol, pel¨ªcula que data de 1966 y que forma parte de sus primeras experiencias sonoras, es decir, de la ¨¦poca en que se hizo m¨¢s evidente el desconocimiento t¨¦cnico del grupo cinematogr¨¢fico que ¨¦l regentaba: desconocimiento o despreocupaci¨®n por lograr unos m¨ªnimos de calidad en la imagen y en la banda sonora. Es, de cualquier forma, un filme divertido, m¨¢s atento a su car¨¢cter l¨²dico que, por supuesto, narrativo.
La experiencia de Warhol
Tres personajes en el ¨²nico decorado de una cocina, interrumpidos peri¨®dicamente por el fot¨®grafo de escena y por la lectura del texto que deben recitar, hablan en t¨¦rminos de comedia, improvisan un leve argumento que acaba en asesinato que, en definitiva, s¨®lo quiere llamar la atenci¨®n sobre los elementos y personas que intervienen habitualmente al otro lado de la c¨¢mara. No fue nunca una de las mejores pel¨ªculas de Warhol pero sirve como punto de acercamiento a la controvertida y ya cerrada filmograf¨ªa del autor.Como pr¨®logo se exhibieron diversos cortometrajes del grupo norteamericano Fluxus, entre los que cabe destacar el dirigido por Yoko Ono, en el que se retratan distintas nalgas desnudas de individuos que caminan; el interminable filme de Chieko Shiomi, en el que s¨®lo intervienen la boca de una mujer que, muy lentamente, pasa de sonre¨ªr a no sonre¨ªr; el ingenioso y elemental invento de George Maciunas, Diez pies, que dura exactamente lo que su t¨ªtulo dice... El p¨²blico los acogi¨® de forma diversa, riendo, aburri¨¦ndose o aplaudiendo feliz.
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