La perennidad de Garc¨ªa Lorca
Se ha escrito mucho sobre Lorca; monta?as de tinta a trav¨¦s de los a?os y de los lustros. Diariamente se le evoca, se le siente, se le comparte. En todos los idiomas de este mundo y a lo largo y a lo ancho del tiempo, se ha escrito sobre el poeta de Granada; se ha escrito incluso ad nauseam, y nunca se ha escrito bastante. Idiomas, pa¨ªses, tiempos que, de un modo u otro, confieren car¨¢cter de perennidad, de perdurabilidad a su obra. Lo sorprendente es que este poeta de Granada, a los 47 a?os de su sangre derramada en Fuente Grande, en Ainad¨¢mar, pueda todav¨ªa dar a la luz un libro hasta ahora in¨¦dito -pr¨¢cticamente in¨¦dito- que nos lo acerca mas a nuestra ya cansada piel, a nuestra cotidianidad en deterioro, para retrotraemos a una primavera abierta. "Cualquiera tiempo pasado fue mejor"; aqu¨ª, Federico no es ni deja de ser manrique?o; como un escritor novel, en lucha con las mir¨ªadas de im¨¢genes po¨¦ticas que se le acumulaban bajo los p¨¢rpados, salta a la palestra actual con el milagro de sus Suites. "Olmo viejo hendido por el rayo", pero con las primordiales hojas del milagroso milagro de la verde estaci¨®n de Proserpina, nos ofrece un dulce fruto. Una especie de fruto prohibido, guardado, y a¨²n celosamente, por las oscuridades. Andr¨¦ Belamich, extraordinario y sabio lorquista, hispanista en profundidad, ha sabido rescatar de todos los lugares perdidos del olvido, donde estaban dispersos, unos poemas que son actuales, frescos y jugosos, como lo hubieran sido sin duda de haber visto la luz cuando fueron escritos, en los inicios de los a?os veinte. No se trata de una obra p¨®stuma, sino de la m¨¢s tard¨ªa en aparecer. Un poco de verg¨¹enza causa que sea un franc¨¦s, precisamente, un franc¨¦s de coraz¨®n alegre, mente buida y sonriente mirada, el que ponga a nuestro alcance estas ignoradas Suites de Federico, nos haga un breve pero estupendo estudio de ellas, as¨ª como una cr¨ªtica de excepcional precisi¨®n. Andr¨¦ Belamich ha traducido al franc¨¦s toda la obra alcanzable de Federico y est¨¢ public¨¢ndola en Ediciones La Pl¨¨iade, de Gallimard; el primer tomo se refiere ¨²nicamente a la obra po¨¦tica de Federico; el segundo incidir¨¢, con exclusividad, sobre el teatro. Tambi¨¦n conturba el hecho de que algunas cosas, adem¨¢s de las Suites -tambi¨¦n traducidas-, se encuentren en ese primer tomo, como los Sonetos del amor oscuro, que, para remordimiento nuestro, han visto la luz por primera vez en franc¨¦s -idioma que no hablaba Federico-. Hoy es el d¨ªa en que no conocemos dichos sonetos en espa?ol, ni sabemos si alguna vez ver¨¢n la luz.
Agradezco profundamente a Belamich -al que tambi¨¦n profundamente admiro- este estupendo regalo de Navidad que nos brinda con la publicaci¨®n por Ariel de las Suites del poeta. En su virtud, algo se nos retorna. "Espa?a que perdimos, no nos pierdas", escribiera Garfias en un doloros¨ªsimo, esperanzador y desesperado poema; no, no todo se ha perdido; algo, bastante ha sido, est¨¢ siendo rescatado; en los altos estratos de la vida, en la pura claridad del aire, a¨²n existen seres entra?ables como Belamich, que pueden conseguir, a fuerza de tes¨®n, amor, honestidad y probidad absoluta, la recuperaci¨®n para nosotros, los espa?oles, del estado de la mente de Federico cuando ¨¦ste, barandales de la luna, luchaba denodadamente con sus poemas, apenas abierto el tercer decenio del presente siglo. Obra de su juventud, aparece mucho m¨¢s all¨¢ de su madurez. Federico, singular poeta, persona huracanada, edita un nuevo juvenil libro Mi canci¨®n azul ha muerto / antes de nacer, despu¨¦s de llevar, ineluctablemente y para siempre, la muerte a sus espaldas.
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