La Sala Par¨¦s, en Barcelona, cumple un Siglo de arte al estilo antiguo
El espacio principal de exposiciones de la galer¨ªa de arte barcelonesa Sala Par¨¦s cumple ma?ana un siglo. Sin embargo, han pasado ya 144 a?os desde que un peque?o industrial empapelador, vendedor de pinturas al ¨®leo y aficionado a la pintura decorativa llamado Juan Par¨¦s inaugur¨® en el frente de su domicilio una peque?a sala de arte. Desde entonces, la galer¨ªa ha pasado por toda clase de vicisitudes, con ¨¦pocas de ¨¦xito social y pintura acad¨¦mica, un per¨ªodo de revulsi¨®n vanguardista en los a?os veinte y, posteriormente, consolidaci¨®n comercial y fuertes cr¨ªticas de los nuevos vanguardistas, que la consideraban una galer¨ªa retr¨®grada. Sea como fuere, la Sala Par¨¦s no s¨®lo se ha caracterizado por una fidelidad absoluta a su especializaci¨®n en pintura figurativa, sino que se ha convertido en un magn¨ªfico centro documental sobre la reciente historia del arte.
Corr¨ªa el a?o 1925 cuando la Sala Par¨¦s se encontraba en una ¨¦poca de crisis. La galer¨ªa, que hab¨ªa aglutinado a los mejores pintores catalanes de las ¨¦pocas modernista y noucentista, hab¨ªa sido un important¨ªsimo cen¨¢culo cultural e intelectual de la vida barcelonesa entre 1890 y 1910. En todas sus caracter¨ªsticas, desde los tratos con los artistas hasta el tipo (le gente que la frecuentaba, la Par¨¦s estaba hecha a imagen y semejanza de las grandes salas de arte europeas: s¨®lo admit¨ªa un tipo de pintura -figurativa-; vend¨ªa ¨²nicamente obras de determinados pintores, que trabajaban en exclusiva, y adem¨¢s compraba primero todas las obras que expon¨ªa y vend¨ªa.Para comprender lo que fue y es a¨²n la Sala Par¨¦s en Barcelona hay que imaginar que su primer per¨ªodo de esplendor coincidi¨® con una etapa (1880-1910) de resurgimiento econ¨®mico y social de Barcelona, simult¨¢nea a un per¨ªodo de fuerte efervescencia art¨ªstica, especialmente en pintura. La Sala Par¨¦s celebraba exposiciones semanales, que generalmente se abr¨ªan los domingos, y para un cierto tipo de burgues¨ªa ilustrada, inquieta (culturalmente) y bienpensante de esa Barcelona finisecular la visita a la exposici¨®n semanal de la Par¨¦s lleg¨® a convertirse en un rito semanal.
En esos primeros per¨ªodos de auge, de los muros de la Par¨¦s colgaban las obras de Mart¨ª Alsina, Vayreda, Vallmitjana, Llimona, Rigalt, Lorenzale y otros. En 1884, la familia Par¨¦s, que viv¨ªa en el n¨²mero 5 de la calle de Petritxol, se mud¨® y en el lugar de su antiguo negocio y vivienda se construy¨® una casa de pisos. Un acuerdo con los due?os de la casa adyacente, donde sobreviv¨ªa a¨²n la sala inaugurada en 1877, permiti¨® la construcci¨®n de un gran espacio cubierto, de 20 por 20 metros, en el patio trasero de ambos inmuebles. La importante y nueva sala principal potenci¨® el ¨¦xito de la Sala Par¨¦s, y hacia 1890 expon¨ªan en ella una serie de pintores que en aquel entonces significaban una revoluci¨®n: Casas, Mas, Fontdevila, Gimeno, Nonell, Pidelaserra, Canals, Modest Urgell y otros. Fue aquel el per¨ªodo de las grandes tertulias art¨ªsticas en la Par¨¦s, alguna de las cuales termin¨® en tal clima de encono dial¨¦ctico que hubo agresiones y destrucciones de obras consideradas inadmisibles.
Hacia 1925, la Sala Par¨¦s pasaba por una crisis, y se trataba de una crisis biol¨®gica. Los propietarios hab¨ªan perdido su ¨ªmpetu y todos los componentes del cen¨¢culo de tres d¨¦cadas atr¨¢s hab¨ªan desaparecido o se hab¨ªan retra¨ªdo por la edad. S¨®lo Modest Urgell iba cada d¨ªa a la Sala Par¨¦s en recuerdo de las viejas tertulias. S¨®lo Santiago Rusi?ol, Ram¨®n Casas y Claras¨® permanec¨ªan fieles a la galer¨ªa. La Sala Par¨¦s parec¨ªa abocada a exponer obras anacr¨®nicas y vender objetos art¨ªsticos tra¨ªdos de toda Europa.
Fue entonces cuando la Sala Par¨¦s sali¨® a la venta. Otros expositores de Barcelona rechazaron la oferta, pero Joan Anton Maragall, hijo del poeta Joan Maragall, se mostr¨® interesado en adquirirla. Para comenzar, el, interior de las salas fue reformado, aunque se mantuvo la estructura arquitect¨®nica de la galer¨ªa, especialmente de la gran sala principal realizada en 1884, con su fant¨¢stica luz cenital y su atm¨®sfera espaciosa y al mismo tiempo recoleta. Comenzaba la segunda ¨¦poca dorada de la Sala Par¨¦s.
Los efectos del cambio no se hicieron esperar. La sala sigui¨® funcionando a la antigua, con pintores de la casa, criterios estil¨ªsticos fijos (el arte abstracto no ten¨ªa cabida) y con el mecanismo de compra y venta de obra. Pero el cambio estaba en los cuadros: la sala abri¨® sus puertas a los pintores que hab¨ªan abandonado el academicismo que imperaba en Barcelona para sumergirse en la revoluci¨®n art¨ªstica que bull¨ªa en Par¨ªs.
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