Esquerra, un partido sacrificado a un l¨ªder
La trayectoria de la hist¨®rica Esquerra Republicana de Catalunya ha tenido, en estos cuatro a?os de legislatura, la virtualidad, seg¨²n su sector cr¨ªtico, de haber servido para potenciar extraordinariamente la figura de su secretario general, Heribert Barrera, en detrimento del conjunto del partido y, muy espec¨ªalmente, de su grupo parlamentario.En este sentido, la propuesta renovadora planteada tras la victoria socialista en las elecciones legislativas de octubre de 1982 fue rechazar la coalici¨®n con Converg¨¨ncia, que postulaba el sector oficial y trabajar, en cambio, a favor de un hipot¨¦tico Gob¨ªerno de unidad. De ese modo, esperaban los renovadores, ERC podr¨ªa recuperar su propia irnagen sin traicionar la teor¨ªa de "ayudar a la gobernabilidad de Catalu?a", acu?ada al principio de la primera legislatura por Barrera.
"Hay electores que nos dicen que prefieren votar directamente a Converg¨¦ncia", aseguran algunas voces cr¨ªticas del partido que temen por su supervivencia. Para ellos, el ¨²nico sistema de luchar, hoy, contra un peligro de bipolarizaci¨®n, que dejar¨ªa a Esquerra en situaci¨®n poco menos que testimonial, no ser¨ªa ya el de caminar hacia un Gobierno de unidad, que la reciente historia ha hecho imposible, sino hacia la recuperaci¨®n de un espacio que, estiman est¨¢ quedando vac¨ªo.
"Hay que convertir a ERC en el eje vertebrador del nacionalismo de izquierdas", clamaron en el ¨²ltimo congreso, consiguiendo el considerable apoyo de un 46% de los delegados. En esta l¨ªnea, propusieron un pacto electoral con Nacionalistes d'Esquerra, un peque?o grupo de signo radi cal, con predicamento en deter minados c¨ªrculos intelectuales, pero la operaci¨®n fracas¨®. Los radicaleis exig¨ªan demasiado. Barrera, que es acusado de dirigir personalmente el partido, no cedi¨® m¨¢s que para consentir el inicio de esas conversaciones, cuyo fracaso estaba cantado de antemano.
Mucho m¨¢s dif¨ªcil es ahora avanzar en la estrategia de incorporar a disidentes nacionalistas del PSC a otros independientes para formar la lista so?ada por los renovadores.
Un legado considerable
Para convergentes y socialistas, el legado de Esquerra, con toda su historia a cuestas y tambi¨¦n con su peque?a pero muy ¨²til aportaci¨®n de votos, es muy apetecible. Tanto como para que Pujol ande ofreciendo consejer¨ªas y Obiolshaya tratado de incorporar a algur¨ªas personalidades disconformes con la direcci¨®n de Barrera, a su consejo consultivo, que viene actuando ya como ¨®rgano asesor del candidato, a modo de pregobierno de la Generalitat.Parece ser que el ofrecimiento, rechazado, en ¨²ltima instancia, fue tramitado a trav¨¦s del hist¨®rico disidente Joan Casanellas, muy vinculado, por otra parte, a lo que se ha dado en llamar grupo tarradellista del PSC. Tambi¨¦n parece ser que Obiols no renuncia a posteriores insistencias, a tenor del resultado electoral y de la esperada eclosi¨®n del pacto secreto Barrera-Pujol.
As¨ª las cosas, a Esquerra le puede esperar una coalici¨®n de gobierno con CDC y UCD a cambio de la presidencia de la C¨¢mara y de dos departamentos, para Joan Hortal¨¤ y Robert Verg¨¨s, con la integraci¨®n en un posible Partit Nacionalista que esto comporta; o la esperanza para determinados sectores de que Converg¨¦ncia no gane las elecciones y le sea posible reconstruir su espacio por contraste con los socialistas.
Lo que est¨¢ claro es que mientras Barrera dirija el partido no existe ninguna posibilidad de acuerdo con el candidato socialista. Al margen de la ideolog¨ªa, "que siempre se puede hacer de m¨¢s y de menos", seg¨²n nuestros informantes, "lo que no le perdo nar¨¢ nunca Barrera a Obiols es que le dijera p¨²blicamente que padec¨ªa trastornos seniles, a ra¨ªz de unas declaraciones que hizo en la Universidad Men¨¦ndez Pelayo".
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