No hagan olas
Desde ayer por la ma?ana ha sido proclamado el estado de futuro en todo el pa¨ªs. Por fin el Gobierno ha reconocido oficialmente, a trav¨¦s de ese Plan Electr¨®nico e Inform¨¢tico surgido a la realidad en medio del atronador silencio informativo y de una clamorosa indiferencia pol¨¦mica, que para la modernizaci¨®n de esto no son suficientes los supositorios de moralina para funcionarios impuntuales e incompatibles, el rescate valiente y patri¨®tico de la cer¨¢mica talaverana o esas adustas y pelmazas pedagog¨ªas regeneracionistas para escarmiento de las masas consumidoras pecadoras.La Administraci¨®n ha decidido por decreto ley -que es como m¨¢s r¨¢pido se entra en la modernidad- que tambi¨¦n los espa?oles somos ciudadanos de la tercera ola. Pero sin renunciar al pasaporte de las anteriores, que a¨²n tenemos agrios problemas pendientes con la primera ola y andamos extraviados por la humeante selva de las bellas chimeneas in¨²tiles de la segunda.
Lo que viene a decir este Plan de Solchaga es que tambi¨¦n somos una sociedad posindustrial -lo de posmoderna es fama planetaria, aunque todav¨ªa no haya salido en el BOE- y que, adem¨¢s de consumir masiva y salvajemente esas nuevas tecnolog¨ªas coloniales, ser¨ªa oportuno que nos decidi¨¦semos a producir alguno de esos chismes memoriones que tanto irritan a los intelectuales de letras. Y que si ya es tarde para competir en estos complejos asuntos, al menos que aprendamos a repararlos en los talleres de la chapuza nacional, aunque s¨®lo sea para evitar el nada inveros¨ªmil apag¨®n inform¨¢tico, algo mucho m¨¢s temible y catastr¨®fico que el c¨¦lebre apag¨®n el¨¦ctrico con el que sol¨ªan lucir el adjetivo los chicos del nuevo periodismo cada vez que se fund¨ªan los plomos de Nueva York.
Es un fastuoso batiburrillo. No hemos hecho ninguna de las tres revoluciones industriales, pero convivimos familiarmente, incestuosamente, con las tres. Los arados son romanos, las chimenas son anglosajonas y los teclados son japoneses, pero a orgullo nacionalista no hay quien nos gane. Tenemos un Plan Electr¨®nico e Inform¨¢tico digno de Toffler, aunque la mula torda contin¨²e siendo el veh¨ªculo primordial para atravesar la meseta. Como por ah¨ª fuera sigan haciendo olas, nos va a dar un may¨²sculo mareo hist¨®rico.
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