La extra?a desaparici¨®n del 'santo prepucio'
JUAN ARIAS RomaLos vecinos de Calcata creen que los curas del pueblo no son ajenos a la ocultaci¨®n de la reliquia.
A la pregunta, ?tiene esperanzas de recuperar la reliquia?, formulada al nuevo p¨¢rroco, Dar¨ªo Magnoni -de cuya casa ha desaparecido misteriosamente el relicario-, ¨¦ste, que es todo lo que se dice un aut¨¦ntico cura de pueblo, contesta con aplastante seguridad: "Esclam, esclam, esclam (imposible); s¨®lo un milagro podr¨ªa devolvernos la reliquia". Pero se advierte en seguida que en ese milagro el p¨¢rroco no cree. Habla desde la puerta porque dice que no tiene ni un minuto, ya que est¨¢ preparando, con la ayuda de un profesor, un informe que tiene que hacer por la tarde al obispo.Por esa puerta tuvo que entrar el ladr¨®n forzosamente. Y no deb¨ªa ser dif¨ªcil. Las llaves estaban en la cerradura, por fuera, en la planta baja de la nueva casa parroquial. Dar¨ªo Magnoni lleva un gorro de lana casero amarillo en la cabeza, un bat¨ªn marr¨®n de estar en casa y unas zapatillas viejas. Dice que no se explica c¨®mo la han podido robar porque la ten¨ªa "confundida con otros objetos para despistar". E insiste en que no puede hablar porque, seg¨²n ¨¦l, existe un decreto del ex Santo Oficio del 3 de agosto de 1900 que amenaza con la excomuni¨®n a quien hable o escriba de las reliquias del santo prepucio, pues afirma que existen varias en el mundo, "hasta en Suiza".
Sacrilegio
Lo niega el viejo p¨¢rroco Antonio Ramoni, ya jubilado y m¨¢s culto y mejor vestido, aunque, eso s¨ª, a la paisana, a pesar de que acaba de salir la norma dictada por los obispos italianos de que los curas en este pa¨ªs tienen que vestir sotana.
?C¨®mo es posible que en este pueblo todos est¨¦n convencidos de que la reliquia la han robado ustedes?. Antonio Ramoni sonr¨ªe: "Cierto", dice, "es muy extra?o que la hayan robado. Cierto que no ha podido ser uno de aqu¨ª, pues nadie se hubiera atrevido a hacer semejante sacrilegio. Piense que este pueblo se ha cimentado en torno a esta reliquia. La llamaban santa carne verdadera, le ped¨ªan todo. Y estaban seguros de que hac¨ªa milagros". Seg¨²n Antonio Ramoni, el obispo no quer¨ªa que se hiciera demasiado ruido con la reliquia, pero "nunca me pidi¨® que prohibiera a los fieles esta devoci¨®n". Y a?ade: "Tiene que darse cuenta de que aqu¨ª a¨²n no se ha pasado de la sociedad agr¨ªcola a la industrital. Sobre todo, los ancianos creen a pie juntillas todo lo que les hab¨ªan ense?ado desde ni?os". Y el peligro era que aquellos fieles de Calcata daban m¨¢s importancia a la santa carne verdadera que a la Eucarist¨ªa, "que esa s¨ª que es,como usted sabe", dice Antonio Ramoni, "verdadera carne del Se?or". "Por eso yo les dec¨ªa siempre", subraya, "que las reliquias tienen s¨®lo un valor relativo, pero era dif¨ªcil que lo entendieran".
Los dos sacerdotes viven en la parte nueva -y horrible- de la ciudad, mientras en la antigua, una joya, quedan s¨®lo los viejos y un grupo de melenudos venidos del norte de Italia que ha comprado por dos perras gordas las derrocadas casitas medievales. Y all¨ª consumen en paz, a la puerta de la iglesia, su raci¨®n cotidiana de droga. "?Y ahora a qui¨¦n pediremos las gracias?, ?qui¨¦n nos har¨¢ los milagros?", dice una viejecita que no puede tener menos de 100 a?os, pues es un aut¨¦ntico pergamino; tiene, eso s¨ª, unos ojos vivos de lince, aunque no le sirven para hilar la lana, que lo hace de memoria con peque?os golpes cronometrados perfectos. Tambi¨¦n ella est¨¢ convencida de que la reliquia "la ha vendido el cura". Se la llev¨® de la iglesia, donde nadie la hab¨ªa tocado nunca, a su casa para que no la robaran, y all¨ª desapareci¨®, dice.
Regalo de un cardenal espa?ol
La reliquia estaba en la iglesia de la parte vieja de la ciudad, que est¨¢ cerrada. Se abre s¨®lo los domingos para la misa. El altar mayor, de m¨¢rmol precioso, hay en una especie de tabern¨¢culo, donde estaba custodiado el santo prepucio como una sagrada forma, regalo de un cardenal espa?ol que se hab¨ªa enamorado de la famosa reliquia. La b¨®veda del altar es toda una serie de estucos. El de la derecha, monumental, representa la escena de la circuncisi¨®n. El Ni?o Jes¨²s est¨¢ sentado en las rodillas del gran sacerdote que le hace la operaci¨®n. La Virgen, en pie, presencia la ceremonia.
Recorriendo Calcata se advierte en seguida que nadie tiene esperanza de que la reliquia de la santa carne verdadera pueda volver a su lugar. El escepticismo es total. Lo piensan hasta los carabineros, que han dicho a EL PA?S: "No ser¨¢ f¨¢cil encontrarla, porque no nos han dado ni una fotograf¨ªa, y nosotros no la hemos visto nunca".
Y lo curioso es que, al parecer, de verdad nadie la ha visto, pues dicha reliquia, cuando sal¨ªa una vez al a?o en procesi¨®n, estaba encerrada en un relicario, y la gente lo besaba y tocaba, pero sin poder ver lo que hab¨ªa dentro.
En la ¨²nica min¨²scula trattoria del pa¨ªs donde cada d¨ªa se come una especialidad no se habla de otra cosa. Pero las versiones son muy distintas. Un viejo campesino que se llama Piero, y que ha debido recorrer mucho mundo porque chapurrea ingl¨¦s, alem¨¢n y franc¨¦s, nos explic¨® que la verdadera reliquia fue robada hace 15 a?os. Bueno, ¨¦l dec¨ªa vendida. El relicario era de oro macizo con piedras preciosas. La de ahora, dec¨ªa, era ya un facs¨ªmil sin valor: "Por eso la hab¨ªan escondido pr¨¢cticamente". Y Piero cre¨ªa en la verdadera, y dec¨ªa que era milagrosa, pues "se mov¨ªa sola dentro del relicario como el p¨¦ndulo de un reloj", y hab¨ªa descubierto que era la verdadera reliquia del Se?or porque cuando el prisionero que la llev¨® de Roma a Calcata la abandon¨® en un establo "todos los animales que pasaban delante de aquella cuadra se arrodillaban, y no hab¨ªa quien los levantara".
La impresi¨®n es que en Calcata todos cre¨ªan m¨¢s en la reliquia que en los curas y en la Iglesia, y quiz¨¢ esto explique el que est¨¦n convencidos de que ha sido el p¨¢rroco quien la ha hecho desaparecer. Y explica tambi¨¦n el que sean los sacerdotes los que parec¨ªan ayer menos turbados y preocupados por el robo sacr¨ªlego, sobre el que se ha hecho ya cruz y raya.
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