Reagan se prepara para la 'guerra del espacio'
Una estaci¨®n orbital permanente y el misil antisat¨¦lite, nuevas armas
La Administraci¨®n Reagan incluye, en el nuevo presupuesto fiscal para 1985, los primeros fondos para la creaci¨®n de una estaci¨®n espacial permanente, con finalidades pac¨ªficas y b¨¦licas. Al mismo tiempo, el Pent¨¢gono realiz¨®, con ¨¦xito, los primeros ensayos de un misil antisat¨¦lite. Ambos programas van orientados a, preparar a EE UU para una eventual guerra del espacio con los sovi¨¦ticos.El presidente Reagan, convencido de las posibilidades de ganar un segundo mandato en la Casa Blanca, ha expresado en varias, ocasiones que no es hombre al que guste "dejar el trabajo a medio hacer". Convencido de que la d¨¦cada de los ochenta debe marcar la supremac¨ªa militar de Estados Unidos ante los sovi¨¦ticos, Reagan ha ido colando ante el Congreso proyectos de construcci¨®n de nuevo arsenal nuclear, entre los que destacan los nuevos misiles intercontinentales MX, m¨¢s submarinos at¨®micos Trident y el superbombardero B-1. El presupuesto de defensa para 1985 se eleva en EE UU a 305.000 millones de d¨®lares.
Pero, en la visi¨®n de los estrategas militares de la Administraci¨®n Reagan, la posibilidad. de un conflicto espacial adquiere cada vez m¨¢s adictos. De ah¨ª que el presidente haya decidido ir adelante con las sugerencias de la Administraci¨®n Nacional para la Aeron¨¢utica y el Espacio (NASA) de construir la primera estaci¨®n espacial capaz de ser permanentemente habitada por astronautas, en la ¨®rbita terrestre. El proyecto, valorado entre los 8.000 millones y los 20.000 millones de d¨®lares, podr¨ªa ser operacional en 1991 o 1992. Establecer una base permanente en la Luna o enviar el primer hombre a Marte, figura tambi¨¦n entre los planes de la Administraci¨®n Reagan.
Vuelos con misiones secretas
En principio, el Pent¨¢gono permanecer¨ªa un tanto al margen de los proyectos, ya que, al parecer, los militares norteamericanos prefieren llevar a cabo sus propios proyectos, entre los que se incluyen, en fecha pr¨®xima, los primeros vuelos con misiones secretas de los actuales transbordadores del espacio, de la serie Columbia y Challenger, primeras aeronaves capaces de ser reutilizadas despu¨¦s de sus viajes espaciales.La pol¨¦mica que origina el plan de la NASA, apoyado moralmente y financieramente por el presidente Reagan, es de orden presupuestario. Seg¨²n el semanario estadounidense Newsweek, cuando sali¨® el asunto de la dotaci¨®n de fondos para el proyecto de estaci¨®n espacial permanente el director de la Oficina del Presupuesto, David Stockinan, dijo que nunca podr¨ªa reducir el d¨¦ficit del presupuesto p¨²blico si la Administraci¨®n Reagan continuaba con sus planes ex¨®ticos de defensa. Punto de vista que fue contrastado por el responsable del Departamento de Justicia, William Smith -que acaba de abandonar su cargo para regresar a un gabinete privado de abogados- al replicar que "imagino que el controlador del presupuesto del rey Fernando y la reina Isabel dir¨ªa algo parecido cuando Crist¨®bal Col¨®n acudi¨® a la Corte". La an¨¦cdota origin¨® una risa general entre el Gabinete ministerial y el presidente Reagan decidi¨® incluir el nuevo programa de la NASA en el presupuesto para 1985.
Rearme para superar a los sovi¨¦ticos
Esa percepci¨®n visionaria bajo la que vive hoy la Casa Blanca va destinada a consolidar un avance en tecnolog¨ªa militar ante los sovi¨¦ticos. Algo que puede repercutir en forzar una negociaci¨®n con Mosc¨², o, lo m¨¢s probable, acelerarla carrera de armamentos en cada uno de los bandos de las dos superpotencias. Varios congresistas liberales insisten para que EE UU y la URSS negocien un compromiso que prohiba las armas espaciales a fin de no ampliar el excedente de capacidad de autodestrucci¨®n mundial que haya inventado el hombre. Pero estas sugerencias cuentan con escasas probabilidades de ser escuchadas por la Casa Blanca y el Pent¨¢gono.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.