UGT y el sector p¨²bico
El editorial de EL PAIS del 27 de enero de 1984 tiene muy poco de an¨¢lisis independiente. Coloca al Gobierno por encima del bien y del mal y establece dos premisas que le permiten afirmar -al editorialista- lo que puede y debe negar cualquier trabajador lego en econom¨ªa y sociolog¨ªa.No es cierto que los cinco a?os de concertaci¨®n hayan producido ¨¦xitos finales. En la productividad no s¨®lo interviene el capital. Aun cuando se ha mantenido un crecimiento razonable -dada la coyuntura- del PIB, ha decrecido considerablemente el poder adquisitivo de los salarios; se han enrarecido las relaciones industriales con el sostenimiento de las horas extras, la jornada laboral, los contratos a tiempo parcial, el abanico salarial escandaloso, etc¨¦tera; con el desempleo progresivo e incontenible por un Gobierno comprometido en la creaci¨®n de 800.000 nuevos puestos de trabajo amenaza el retorno a f¨®rmulas primitivas de convivencia. Y no es cierto que el fracaso de las negociaciones para fijar el AM de los convenios de 1984 haya encendido la mecha de las crispaciones sociales. Antes de llegar a esa pantomima del fracaso, una peregrinaci¨®n de jornaleros agrarios recorri¨® Andaluc¨ªa, hubo tiros en Sagunto y, milagrosamente, se pudo evitar una carnicer¨ªa en Vigo, cuando los expropiados por la pol¨ªtica econ¨®mica gubernamental, empujados a la desesperaci¨®n colectiva, se arrojaron ala v¨ªa del tren. El Gobierno socialista, o lo que sea, pudo verse en la misma situaci¨®n en la que Gandhi coloc¨® al ingl¨¦s.
Al margen de lo epis¨®dico de firmar o no el AM-84, la situaci¨®n social es tan dram¨¢tica que pretender inculpar a UGT de incoherencia por esa nueva actitud -sobre la que tengo ciertas dudas- es una broma de mal gusto. Pretender que por un simple toque de atenci¨®n o por decir hasta al juego de la cataplasma UGT pudiera servir a intereses "ajenos a la estricta racionalidad econ¨®mica" o insinuar que haga de compa?ero de viaje a los fines de CC OO es una especulaci¨®n tan incorrecta como la reflexi¨®n pol¨ªtica que pone fin al editorial en cuesti¨®n. Pues, ?qu¨¦ es todo ¨¦l sino una solapada defensa de los intereses de uno y la resignaci¨®n de otros? / .
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