Madres de drogadictos italianos se convierten en confidentes para luchar contra la droga
Tienen ya un nombre: las Madres de Primavalle, que es el nombre de uno de los barrios m¨¢s poblados y con mayores problemas sociales de Roma. No combaten contra los generales, como las Madres de Plaza de Mayo, pero casi. Su lucha es contra los vendedores de droga que han infestado el barrio y han destrozado cientos de familias. Precisamente estas, mujeres que han salido juntas a la calle para dar su batalla son casi todas ellas v¨ªctimas de la droga, al ser madres de drogadictos. Un problema que se ha ido agudizando cada vez m¨¢s en este pa¨ªs, donde muere un joven al d¨ªa v¨ªctima de la hero¨ªna y donde existen no menos de 250.000 drogadictos habituales controlados.
Hace pocos d¨ªas el problema de la droga se convirti¨® en tragedia para dos, madres italianas que mataron a sus hijos, v¨ªctimas de la droga. "porque ya no pod¨ªan m¨¢s", como afirmaron con l¨¢grimas en los ojos ante los jueces. Los tribunales han sido comprensivos con estas dos madres y las han condenado a s¨®lo seis a?os de c¨¢rcel. Pero el problema est¨¢ ah¨ª, sobre el tapete, y muchas otras madres se han solidarizado con las detenidas, afirmando que ellas tambi¨¦n tienen a veces la tentaci¨®n de acabar tr¨¢gicamente con un problema "que les supera y que no saben c¨®mo resolver".Estas madres de Primavalle, m¨¢s preparadas pol¨ªticamente, se han organizado y se han convertido en el terror entre los vendedores de droga del barrio. Cada una de ellas es una colaboradora de la polic¨ªa y han ido denunciando uno a uno a los que ellas consideran los asesinos de sus hijos. Se han presentado a los carabineros y a la polic¨ªa y se han ofrecido para trabajar con ellos. ?nica condici¨®n: que las denuncias pudieran quedar, por el momento, en el anonimato para evitar represalias.
Para los carabineros ha sido una experiencia in¨¦dita de lo que pueden significar un centenar de madres dispuestas a colaborar seriamente y con tenacidad. Y la cifra ha saltado a los peri¨®dicos y es elocuente: m¨¢s de 200 de estos vendedores de droga han desaparecido como por encanto del barrio. Un barrio donde el a?o pasado, seg¨²n datos de la polic¨ªa, 82 atracos y 2.900 robos hab¨ªan sido perpetrados por drogadictos.
Batalla civil
Ahora el problema es que los vendedores de droga de Primavalle se han trasladado a otras zonas de la capital. Pero tambi¨¦n all¨ª las madres, siguiendo el ejemplo de las de Primavalle, se han empezado a organizar como las de Casalbertone y San Basilio o las del barrio Nomentano. Y todas han sido un¨¢nimes en defender su independencia pol¨ªtica, afirmando que no quieren confiarse a ning¨²n partido pol¨ªtico concreto que ya hab¨ªa empezado a cortejarlas. Quieren que su batalla sea civil, que la apoye la Prensa y todas las instituciones del pa¨ªs.
El primer problema, despu¨¦s del de la lucha contra los traficantes, es el de la recuperaci¨®n de aquellos j¨®venes que ya est¨¢n atrapados por la droga. En Italia existen s¨®lo 120 centros, la mayor parte en manos privadas o religiosas, subvencionados en general por las mismas familias de drogadictos o por instituciones regionales o provinciales. Estas comunidades son acusadas, en algunos casos, de ser demasiado severas, de no permitir que estos j¨®venes salgan hasta que no den garant¨ªas de no volver a consumir drogas.
Los responsables de estos centros se defienden: "Ve¨ªa a los drogadictos caer por tierra en la ciudad de R¨ªmini y nadie se acercaba a ellos", dice Vincenzo Muccioli, creador de la comunidad de San Patrignano, "y ahora en nuestro grupo hay 410 j¨®venes, lo cual significa que hemos quitado al mercado droga por 10.000 millones de pesetas al a?o, y de estos j¨®venes, 83 estudian ya en la Universidad".
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