Los dirigentes de la Coalici¨®n Popular tratan de reorientarla hacia el centrismo
La Coalici¨®n Popular celebra hoy la primera cumbre extensa desde su creaci¨®n, hace algo m¨¢s de a?o y medio. La reuni¨®n, que se prolongar¨¢ hasta la tarde del domingo, marcar¨¢, seg¨²n fuentes de la coalici¨®n, el principio de una nueva estrategia de la oposici¨®n conservadora, que estar¨¢ m¨¢s orientada a captar los votos del espacio de centro pol¨ªtico y, a la vez, intentar¨¢ mantener un tono de mayor dureza hacia el Gobierno socialista.
Al encuentro, que supone adem¨¢s una toma de contacto de los partidos que componen la coalici¨®n tras la celebraci¨®n del congreso de Alianza Popular, asisten Manuel Fraga, Miguel Herrero, Abel Matutes, y ?lvaro Lapuerta, en representaci¨®n de AP; por el PDP concurren ?scar Alzaga, Julen Guim¨®n y uno de los vicepresidentes del partido, a¨²n por designar; UL cuenta con la presencia de su nuevo presidente ejecutivo, Antonio Font¨¢n, y de su secretario general, Pedro Schwartz. Igualmente, estar¨¢n presentes dirigentes del PAR, UPN y UV, los tres partidos regionales integrados en la coalici¨®n.Esta cumbre tiene un car¨¢cter diferente de las reuniones que, una vez al mes, celebra el comit¨¦ de coordinaci¨®n de la coalici¨®n, las cuales, seg¨²n admiten fuentes aliancistas, no han dado excesivos frutos hasta el momento. "La marcha de la coalici¨®n, sin ser mala, es algo gris. Cuando los socialistas dicen que la oposici¨®n no existe, est¨¢n, obviamente, deformando los hechos, pero no podemos permitir que afirmaciones de este tipo puedan llegar a tener verosimilitud", admiti¨® un dirigente de la coalici¨®n.
El propio Fraga aceptaba recientemerite la existencia de "peque?os problemas" en el seno de la coalici¨®n, aunque advirtiendo que ¨¦sta "no va mal". A lo largo de los pasados per¨ªodos electorales -legislativo y municipal- y del a?o y dos meses de labor de oposici¨®n transcurridos hasta ahora, han sido f¨¢cilmente perceptibles fallos de coordinaci¨®n de la estrategia conjunta, especialmente en el ¨¢mbito parlamentario, y divergencias de lenguaje, de manera especial entre los democristianos del PDP y los liberales del UL, seg¨²n reconocen en privado ambas partes.
Creciente radicalismo del PDP
A lo largo del ¨²ltimo trimestre del a?o pasado pudo observarse un creciente radicalismo en la labor opositora del PDP (por ejemplo, en el caso de la LODE), mientras que AP se manten¨ªa en una t¨®nica m¨¢s discreta y apagada. Medios democristianos se?alaron que "habr¨¢ que imprimir una nueva din¨¢mica a la coalici¨®n, convenci¨¦ndonos a nosotros mismos de que podremos ganar las pr¨®ximas elecciones generales, dado el previsible desgaste del Gobierno, especialmente en temas econ¨®micos. Por ello, no podemos resignarnos a ser, simplemente, la principal fuerza de oposici¨®n". Los democristianos creen que los dirigentes de AP parecen excesivamente anclados en contentarse con una situaci¨®n semejante a la de la oposici¨®n brit¨¢nica, cayendo as¨ª en la trampa tendida por los socialistas, en la que se incluye el dise?o de un modelo bipartidista.Seg¨²n han manifestado p¨²blicamente en varias ocasiones los democristianos, laclave para obtener un sensible aumento de votos favorables en las pr¨®ximas elecciones generales -dejando de lado ya las auton¨®micas, en las que no parecen tener excesiva confianza- est¨¢ en lograr un "reequilibrio" de la Coalici¨®n Popular, desplaz¨¢ndola m¨¢s hacia el centro. Para ello, se impone un programa electoral de corte m¨¢s social, olvidando "algunos presupuestos del liberalismo del siglo XIX", seg¨²n dijo un influyente personaje del PDP. Los dirigentes de este partido conf¨ªan en que tal reequilibrio sea posible, aludiendo al rejuvenecimiento que se observa en las filas de AP y a la posibilidad, que reconocen remota, de un acercamiento preelectoral de ¨²ltima hora por parte de los reformistas de Miquel Roca y Antonio Garrigues.
En efecto, en algunos ¨¢mbitos de la Coalici¨®n Popular se estudia ya, como hip¨®tesis de trabajo, un eventual acuerdo de los inspiradores de la operaci¨®n reformista con la Coalici¨®n Popular, inmediatamente antes de las elecciones generales, "en caso de que Roca y Garrigues comprobasen que carecen de posibilidades de otro modo. Hay que recordar el ejemplo del CDS, de Su¨¢rez, en las pasadas elecciones de octubre de 1982, que, con 600.000 votos mal repartidos, obtuvo solamente dos esca?os". Pero medios reformistas rechazaron tajantemente cualquier posibilidad de que este acercamiento pudiera llegar a producirse: "Somos el centro y no vamos a abandonar ese espacio. En cambio, s¨ª ser¨ªa deseable que el PDP viniese con nosotros". Luego a?adieron que "es muy probable que Miquel Roca sea el tercer candidato a la presidencia del Gobierno, entre Fraga y Felipe Gonz¨¢lez".
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