La descoordinaci¨®n de la lucha contra el terrorismo qued¨® al descubierto con el asesinato del general Quintana Lacaci
El asesinato del teniente general Guillermo Quintana Lacaci ha puesto al descubierto la falta de coordinaci¨®n, en general, de los servicios antiterroristas espa?oles, que, al menos en la pr¨¢ctica, carecen actualmente de una direcci¨®n ¨²nica. El Consejo Superior de Informaci¨®n Policial, ¨®rgano que se cre¨® a finales del pasado a?o con el fin de plantear la acci¨®n unificada de los diferentes servicios de informaci¨®n, no se re¨²ne desde la fecha de su constituci¨®n, el pasado 8 de diciembre. La responsabilidad de una acci¨®n coordinada es competencia de actual director de la Seguridad del Estado, Rafael Vera.
Actualmente, existen tres direcciones para la lucha antiterrorista. La primera depende directa mente de Rafael Vera, aunque la dirige el teniente coronel de la Guardia Civil Guillermo Ostos, su hombre de confianza en esta materia. Este militar, que con anterioridad fue ayudante del ex director general de la Guardia Civil, Jos¨¦ Luis Aramburu, est¨¢ al frente del Gabinete de Informaci¨®n y Operaciones Especiales, donde se dise?an operaciones, secretas contra ETA y se recopilan todos los datos sobre la organizaci¨®n, bien de fuentes propias o bien de la Guardia Civil y del Cuerpo Superior de Polic¨ªa.Los otros dos servicios -no se cuenta el Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa (CESID), que en teor¨ªa no funciona como operativo- son la propia polic¨ªa, a trav¨¦s de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, que dirige el comisario Jes¨²s Mart¨ªnez, y el Estado Mayor de la Guardia civil, cuyo coronel-jefe es Andr¨¦s Casinello, ex miembro del extinguido Servicio Central de Documentaci¨®n (SECED). Un cuarto servicio, que puso en marcha dentro del Ej¨¦rcito Antonio Rodr¨ªguez Toquero, ex jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, fue suprimido hace unos meses por el ministro de Defensa, Narc¨ªs Serra, cuando a¨²n no estaba completamente perfilado.
Primeras discrepancias
Durante la pasada semana, mientras miembros de la Guardia Civil y de la Polic¨ªa Nacional recorr¨ªan varios barrios de la capital de Espa?a con las fotograf¨ªas de los supuestos miembros de ETA del denominado comando Madrid, medios policiales experimentados en la informaci¨®n terrorista descartaban oficialmente que esas personas fueran los integrantes del comando que atent¨® contra el teniente general Quintana, lo que provoc¨® las primeras discrepancias.?stas, incluso, surgieron d¨ªas antes del asesinato de Quintana, cuando el Ministerio del Interior difundi¨® los nombres de Miguel ?ngel Apalategui, Jos¨¦ ?ngel Urtiaga, Bel¨¦n- Gonz¨¢lez, Ignacio Aracama y Jos¨¦ Luis Urrusolo como integrantes de un supuesto comando que intentaba realizar una acci¨®n en Madrid. El ¨²nico elemento real que hac¨ªa pensar a algunos miembros de los servicios antiterroristas en estas personas era una informaci¨®n, seg¨²n la cual hab¨ªan abandonado su habitual lugar de residencia en Ciboure (Francia), aunque en ning¨²n modo seten¨ªa certeza de que hubieran pasado la frontera. Tambi¨¦n del espionaje militar llegaron informaciones en este sentido.
Ninguna hip¨®tesis
Fuentes de los servicios antiterroristas del Cuerpo Superior de Polic¨ªa aconsejaron que no se difundieran las fotograf¨ªas de las personas citadas, ya que no exist¨ªan apenas indicios de que efectivamente estuvieran en Madrid, especialmente Miguel ?ngel Apalategui, cuyas ¨²ltimas referencias le situaban fuera del continente europeo. A pesar de estas aseveraciones, algunos mandos pol¨ªticos del Ministerio insist¨ªeron en difundir las fotograf¨ªas.Cuando se cumplen ocho d¨ªas del asesinato del teniente coronel Guillermo Quintana, ninguno de los servicios policiales, incluido el del propio teniente coronel Ostos, se atreven a facilitar, tan siquiera como hip¨®tesis, el nombre de algunos de los supuestos asesinos.
Fuentes de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid, cuya Brigada Regional de Informaci¨®n se encarg¨® desde el primer momento de seguir los rastros de los autores del atentado contra el teniente general Quintana, se mostraron tambi¨¦n disconformes con la exhibici¨®n de las fotograf¨ªas, ya que, a su juicio, la colaboraci¨®n ciudadana se puede centrar en facilitar datos sobre personas que responden a las im¨¢genes y no extenderse a otros posibles sospechosos.
Los problemas de competencia ya existentes entre los servicios antiterroristas de la Guardia Civil y del Cuerpo Superior de Polic¨ªa se han visto incrementados en los ¨²ltimos tiempos con el gabinete de operaciones especiales de Guillermo Ostos, lo que est¨¢ provocando numerosas interferencias. Polic¨ªas experimentados en la lucha antiterrorista no consideran a Ostos el hombre adecuado para realizar un trabajo de coordinaci¨®n, ya que, a su Juicio, ha comenzado a conocer el fen¨®meno terrorista desde su actual cargo.
Tambi¨¦n indicaron que la mejor f¨®rmula para crear una direcci¨®n ¨²nica en la lucha antiterrorista es situar a su frente a una persona ajena a los dos cuerpos de seguridad y con conocimientos sobre el fen¨®meno terrorista. Este proyecto, muy similar al modelo que est¨¢ vigente en Francia, fue propuesto en su d¨ªa por el actual subsecretario de Interior, Carlos Sanju¨¢n, pero fue boicoteado por Rafael Vera, que nombr¨® a Ostos.
Rafael Vera tampoco es, a juicio de estos expertos, el hombre id¨®neo, ya que sus intervenciones directas y sus declaraciones a la Prensa han creado grandes problemas a los servicios antiterroristas. La polic¨ªa culpa a Vera de dar la orden por la que se malogr¨® la operaci¨®n encaminada a detener a los secuestradores de Diego de Prado y Col¨®n de Carvajal y del env¨ªo de polic¨ªas espa?oles a Francia.
Tanto medios del Gobierno como de la polic¨ªa han reprochado a Vera, a ra¨ªz del asesinato del teniente general Quintana, unas declaraciones que realiz¨® d¨ªas antes como balance de su gesti¨®n durante 1983. En ellas dec¨ªa textualmente: "En este a?o reci¨¦n cumplido no nos han matado a ning¨²n general ni ha habido grandes atentados, si exceptuamos el del capit¨¢n Mart¨ªn Barrios".
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