La necesidad de ampliar el Mercado Com¨²n
Evidentemente, no hay dinero, y por eso es tan necesario comprender algo que a veces se olvida con las nuevas prisas negociadoras: la ampliaci¨®n de la CEE no puede tener lugar sin que previamente, o a la vez, la Comunidad se haya reformado. Pero tambi¨¦n, para un pa¨ªs como la Rep¨²blica Federal de Alemania, la ampliaci¨®n puede ser la excusa, de cara a su opini¨®n p¨²blica, para aceptar aumentar los recursos propios de la CEE. Aunque quiz¨¢, en ¨²ltimo lugar, no hay duda de que la ampliaci¨®n es ya parte del paquete que ha de dar lugar al proceso de reforma de la CEE.La negociaci¨®n con Espa?a puede gozar de "voluntad pol¨ªtica" por doquier, pero en el fondo, trat¨¢ndole de una negociaci¨®n, para entrar en el Mercado Com¨²n, se trata de una negociaci¨®n comercial en la que nadie hace regalos y que tiene sus propios problemas y din¨¢mica. Evidentemente, Francia ha bloqueado en el pasado el ingreso de Espa?a e incluso la negociaci¨®n, con un solo objetivo: defender sus intereses. Francia no es el ¨²nico pa¨ªs de la CEE que haya adoptado esta postura, aunque es el pa¨ªs m¨¢s directamente afectado por el eventual ingreso de Espa?a. ?Hubiera Espa?a hecho regalos o no intentado sacar el m¨¢ximo provecho en su lugar?
Espa?a -y Portugal- ha sido la excusa y la necesidad. Es gracias a las perspectivas de una ampliaci¨®n de la CEE como Francia ha ido consiguiendo puntos en la reforma de los reglamentos comunitarios. Primero fue el vino en mayo de 1982 (y puede volver a serlo antes de que acaben las negociaciones de adhesi¨®n). Luego, el nuevo reglamento de frutas y hortalizas en octubre de 1983, con el cual Francia accedi¨® a hablar de la agricultura en la CEE. Par¨ªs ha negociado con habilidad. Pero estas reformas impuestas por Francia beneficiar¨¢n a Espa?a una vez que est¨¦ integrada en la CEE.
El problema de la agricultura
As¨ª se puede decir que hasta hace poco los intereses concretos y sectoriales franceses y espa?oles coincid¨ªan en cierto modo. Y volver¨¢n a coincidir en el futuro. Pero en la actualidad, en lo que se refiere al cap¨ªtulo agr¨ªcola, los intereses contrapuestos enfrentan a Espa?a y a Francia. Ning¨²n regalo, para empezar, en el cap¨ªtulo agr¨ªcola. La CEE deber¨ªa presentar en febrero a Espa?a su primera toma de postura. Los trabajos se llevan a cabo sobre la base de la propuesta de la Comisi¨®n de una integraci¨®n por etapas para la agricultura espa?ola. Es decir, que durante un primer per¨ªodo -de cuatro a seis a?os- algunos sectores claves, como el hortofrut¨ªcola, no participar¨ªan del r¨¦gimen comunitario.
Francia quiere dar una clara imagen, de cara a su opini¨®n p¨²blica, de que sus intereses, o los intereses de los agricultores del Midi, ha sido defendidos. Especialmente antes de las elecciones europeas. Por ello es dudoso que se pueda terminar la negociaci¨®n de este cap¨ªtulo antes de junio. En medios comunitarios tambi¨¦n se sabe que los sectores agr¨ªcolas exportadores espa?oles est¨¢n dispuestos a pagar el precio de las etapas a cambio de una r¨¢pida adhesi¨®n, aunque esto no se diga en p¨²blico. Se sienten suficientemente fuertes para resistir el impacto del ingreso, pues saben que, en cualquier caso, no exportar¨¢n menos.
La malicia francesa tiene cierto l¨ªmite: el l¨ªmite de sus propios intereses. La respuesta francesa al anhelo espa?ol llegar¨¢ en la cumbre Europea de marzo, s¨ª ¨¦sta logra fijar las l¨ªneas maestras de la reforma de la CEE. Francia, en la actualidad, sacar¨ªa provecho del ingreso de Espa?a y Portugal en el terreno de su propio peso dentro de la CEE. El eje Par¨ªs-Bonn ya no parece poder servir por s¨ª solo de locomotora a la CEE. Londres cuenta. Y para que los intereses del Sur est¨¦n mejor representados, Francia ha de contar con Espa?a. Y mejor a¨²n para Par¨ªs, si toda esta operaci¨®n se hace bajo su batuta. Par¨ªs recuperar¨ªa as¨ª el liderazgo de Europa. La prisa por acabar las negociaciones -al final del verano, si es posible- no es una casualidad. Tampoco lo es el hecho de que la unidad de los sindicatos agr¨ªcolas francesas parezca resquebrajada, aumentando la resignaci¨®n a aceptar el principio de la ampliaci¨®n de la Comunidad. Pero si cambian los intereses, cambiar¨¢ la situaci¨®n.
La agricultura no ser¨¢ la ¨²nica manzana de discordia entre Espa?a y la CEE. El cap¨ªtulo de pesca ser¨¢ a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de lidiar por parte espa?ola, falta de contrapartidas para exigir algo m¨¢s que las migas que quedan del reparto de las aguas comunitarias que ya se han hecho los diez. Este cap¨ªtulo plantea tambi¨¦n el problema de los acuerdos pesqueros entre Espa?a y pa¨ªses terceros, especialmente los que conllevan sociedades mixtas. El per¨ªodo transitorio para la libre circulaci¨®n de trabajadores ser¨¢ duro de tragar. La cuesti¨®n de las patentes plantea igualmente grandes problemas. Habr¨¢ asimismo que tratar la reestructuraci¨®n sider¨²rgica espa?ola.
Desarme arancelario
Y finalmente queda la duraci¨®n y modalidad del desarme arancelario entre Espa?a y la CEE. Este es el verdadero inter¨¦s econ¨®mico de pa¨ªses como la RFA y el Reino Unido. En resumen, quedan, a pocos meses vista, y quiz¨¢ con este agravante, los huesos m¨¢s duros de roer. A ello hay que sumar el posible efecto del ingreso de Espa?a en las exportaciones, de los pa¨ªses del Magreb. Y la situaci¨®n es delicada.
El objetivo de esta larga explicaci¨®n no era otro que recordar que el ingreso de Espa?a depende de la reforma interna de la CEE -situaci¨®n que a veces puede olvidarse en la fiebre de las fechas-; de ah¨ª la importancia de la cumbre Europea del 19 al 20 de marzo en Bruselas. La de junio puede llegar tarde. Y recordar despu¨¦s que en la CEE nadie hace regalos. Aqu¨ª reina el cambalache.
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