El mercado espa?ol del arte es uno de los m¨¢s pobres del continente europeo
El 90% de las operaciones comerciales se realiza fuera de los circuitos legales
El mercado del arte espa?ol es uno de los m¨¢s pobres de Europa. Se encuentra pr¨¢cticamente limitado a las obras de los pintores j¨®venes espa?oles poco conocidos que trabajan con galeristas nacionales, sobre cuya producci¨®n no recaen cargas econ¨®micas a?adidas a su precio. La primera consecuencia dram¨¢tica de esta situaci¨®n est¨¢ en la fuga de creadores pl¨¢sticos contempor¨¢neos que han firmado la exclusiva de su producci¨®n con galer¨ªas extranjeras: Juan Genov¨¦s, Jos¨¦ Guerrero, Tiples, Antonio L¨®pez o Pablo Palazuelo. Las causas de este estrangulamiento del mercado parecen estar en la larga lista de imposiciones fiscales, que pesan sobre el sector.
Galeristas, coleccionistas y los propios artistas coinciden en afirmar que las peculiaridades fiscales que pesan sobre el mercado del arte hacen que ¨¦ste sea pobre y, lo que consideran peor, que el 90% de las operaciones comerciales se realicen fuera de los circuitos comerciales legales. Estas cargas se cumplen en forma de impuesto de lujo que se aplica en un 26% sobre el precio de venta para las obras de m¨¢s de cien a?os de antig¨¹edad, el 21% para las obras de menos de cien a?os y est¨¢ suprimido para la obra de los artistas espa?oles vivos. Los coleccionistas tienen que abonar el impuesto sobre el patrimonio.La parte m¨¢s saneada est¨¢ en las galer¨ªas de arte que trabajan con artistas espa?oles contempor¨¢neos, sobre cuyas obras no pesan cargas fiscales especiales. La galerista Juana Mord¨®, una de las m¨¢s veteranas de Madrid, aunque se niega a hablar de precios, asegura que en el sector en el que ella trabaja el mercado no anda mal de salud. "Mis clientes suelen ser profesionales liberales, de edades en torno a los 30 a?os, que en lugar de gastar el dinero en un v¨ªdeo prefieren decorar sus casas con pintura joven. Los precios no suelen ser muy altos y damos muchas facilidades". En el mismo sentido se expresa Carmen Gamarra, de la galer¨ªa Alen?¨®n, uno de los establecimientos m¨¢s j¨®venes.
Con todo, la visi¨®n de Juana Mord¨® y de Carmen Gamarra es optimista, ya que consideran que en estos momentos la pintura joven espa?ola es muy buena y la gente se interesa cada vez m¨¢s por ella. Pero las condiciones econ¨®micas y posibilidades de promoci¨®n que ofrecen los galeristas espa?oles son tan escasas que los pintores espa?oles de mayor prestigio trabajan para galer¨ªas extranjeras de forma que toda su producci¨®n sale de Espa?a y su adquisici¨®n por parte de coleccionistas espa?oles entra?a excesivas dificultades. Es el caso de T¨¤pies, Antonio L¨®pez, Genov¨¦s, Chillida, Quintero, Palazuelo.
Juan Genov¨¦s, quien desde 1966 trabaja en exclusiva con la galer¨ªa Marlborough -con sedes en Nueva York, Londres y Jap¨®n-, cuenta que tom¨® su decision sin dudar un momento. "En Espa?a hay pocas galer¨ªas comerciales de inter¨¦s. La oferta econ¨®mica es raqu¨ªtica y la promoci¨®n es nula. ?Las causas de esto? Son muchas. Una de las m¨¢s importantes es que los galeristas espa?oles no pueden comerciar fuera. Los coleccionistas espa?oles sufren todo tipo de cargas cuando debieran ser mimados y su actividad primada, ya que la obra de arte es un bien para todos".
Para los sectores que trabajan con obras no exclusivamente contempor¨¢neas la situaci¨®n es mucho m¨¢s penosa. Edmund Peel, director de Sotheby's en Espa?a, asegura con rotundidad que en Espa?a no hay mercado del arte y a?ade que m¨¢s del 90% de las operaciones que se realizan no se ajustan a la normativa legal porque ¨¦sta es incumplible.
Edmund Peel afirma que la anunciada reducci¨®n del impuesto de lujo (del 26,6% hasta el 10%) no pone el mercado espaflol a nivel europeo porque en los pa¨ªses del Mercado Com¨²n lo ¨²nico que deben pagar los compradores, sobre el precio de la adquisici¨®n, es el IVA, salvo en Suiza, que se aplica el 6%.
"La equiparaci¨®n de las cargas fiscales a los niveles europeos supondr¨ªa una gran revitalizaci¨®n del mercado. Pero por si esto fuera poco", prosigue el director de Sotheby's, "parece que la nueva ley del Patrimonio mantiene el derecho de retracto, una de las mayores amenazas para el cliente de la subasta de obras de arte".
Este derecho de retracto, explica Peel, tiene su origen en la ley de Expropiaci¨®n Forzosa de 1954. Supone que una obra adquirida por un particular en una subasta puede ser reclamada, en un plazo de seis meses, por el Estado. El plazo para pagar es de dos a?os, de forma que adem¨¢s de que el cliente se puede quedar sin la obra que ha comprado, el precio que ha pagado por ella lo recibe mucho despu¨¦s y sin intereses. Reconoce Edmund Peel que el Estado no ejerce demasiadas veces este derecho: 201 ocasiones en los ¨²ltimos 50 a?os, asegura".
Derecho de retracto
Sin embargo, precisamente ayer por la noche, durante la subasta celebrada por Sotheby's en Madrid y en la que un particular adquiri¨® el cuadro La escena valenciana de Joaqu¨ªn Sorolla por la cifra r¨¦cord en Espa?a de 20 millones de pesetas, el Estado hizo uso, por primera vez, del derecho de retracto en el momento de la subasta, al adquirir Escena del puerto y Paisaje de Oriamendi, ambos de Sorolla por 1.500.000 y 1.700.000, respectivamente, as¨ª como un Joachim Beukelaer y un cuadro de Ram¨®n Mati y Alcina por los que pag¨® 4.300.000 y 1.800.000, respectivamente.
Manuel Ramos Armero, uno de los pocos coleccionistas que accede a dar su opini¨®n sobre el tema y que asegura tener en perfectas condiciones legales todas sus adquisiciones (piezas de arqueolog¨ªa, pintura del siglo XIX y XX), reclama urgentemente la supresi¨®n de las tasas fiscales y el derecho de retracto que pesan sobre los compradores. "Es la ¨²nica f¨®rmula para que todo el patrimonio est¨¦ controlado".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.