Escuredo deja pocos logros en m¨¢s de cuatro a?os de gobierno

La dimisi¨®n del socialista Rafael Escuredo, tras cuatro a?os y medio como presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, ha llegado precisamente cuando la autonom¨ªa de esta comunidad estaba a punto de alcanzar su pleno desarrollo y hab¨ªa que empezar a administrar el autogobierno, a hacer cosas. Mientras ha durado la lucha por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, y m¨¢s tarde el largo proceso negociador de las transferencias, Escuredo ha sido un pol¨ªtico h¨¢bil, nada ideologizado y acostumbrado a los gestos y las valent¨ªas. Pero sus cr¨ªticos le negaron siempre capacidad para gobernar con eficacia en una situaci¨®n de normalidad. Ahora es ya imposible comprobarlo.Pasado el gran momento del 28-F, cuando se aprob¨® la autonom¨ªa andaluza, la actividad pol¨ªtica de Escuredo desde la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa se ha centrado en la conquista de competencias suficientes para ejercitar la autonom¨ªa. Con Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico en el poder, el problema encontraba un culpable f¨¢cil, y el agravio comparativo con vascos y catalanes era un recurso habitual. Cuando el PSOE subi¨® al poder, los socialistas andaluces comprendieron, tras varios meses de expectativa, que el dise?o del Estado de las autonom¨ªas no es el mismo visto desde Madrid que desde Sevilla.

El caso es que en este 1984 es cuando de verdad iba a constatarse si la eficacia en la gesti¨®n acompa?aba a la enorme popularidad del presidente. Con una cierta complicidad de la oposici¨®n, los meses de 1983 se dejaron pasar sin mayores traumas, en la coincidencia de que hab¨ªa que dejar tiempo a la nueva Administraci¨®n central para desembarcar en los asuntos y poner orden en el desconcierto auton¨®mico sembrado por la extinta UCD.

Pero durante el pasado a?o y medio de gobierno aut¨®nomo presidido por Escuredo, puede decirse que s¨®lo se han puesto las bases organizativas y pol¨ªticas para poder funcionar. La estructura del poder auton¨®mico ha quedado perge?ada. La dimisi¨®n de Rafael Escuredo le impedir¨¢ protagonizar dos ternas fundamentales de su legislatura: la reforma agraria, considerada por ¨¦l mismo como el proyecto de m¨¢s envergadura de este per¨ªodo, y el plan econ¨®mico para Andaluc¨ªa en el pr¨®ximo trienio, el primero que una comunidad aut¨®noma pondr¨¢ en marcha con planteamiento propio.

Precisamente en una materia en que las competencias estaban traspasadas desde hace un a?o, en educaci¨®n, ]la labor desarrollada por la Junta de Andaluc¨ªa ha sido especialmente pol¨¦mica, aunque en esta conflictividad han influido circunstancias pol¨ªticas nacionales ajenas a la estricta actividad de la consejer¨ªa. correspondiente, como la ley org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n (LODE).

Sin la reforma agraria, y con un plan que todav¨ªa est¨¢ en fase de proyecto de ley, la actuaci¨®n econ¨®mica del Gobierno andaluz hay que limitarla, en sus aspectos m¨¢s positivos, al plan extraordinario de inversiones de 1983, que supuso un desembolso de m¨¢s de 10.000 millones de pesetas en las comarcas m¨¢s deprimidas y logr¨® un nivel de ejecuci¨®n ligeramente superior al ordinario en la Administraci¨®n central.

Pero los grandes temas econ¨®micos escapan, por ahora, al control de la Junta de Andaluc¨ªa, y diversos incidentes internos, con celos y ambiciones, llevaron en octubre pasado al desmantelamiento de la Consejer¨ªa de Econom¨ªa, de la que se sustrajo toda competencia en industria y energ¨ªa, con la consiguiente dispersi¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica, agravada por la autonom¨ªa mostrada hasta ahora por el consejero de Hacienda.