"UGT ha mantenido una pol¨ªtica de sacrificios sin contrapartidas por parte del Gobierno"
El expediente de regulaci¨®n de Aceriales -grupo creado para la reconversi¨®n de cuatro empresas de aceros especiales- agudiz¨® un proceso de enfrentamientos, iniciado hace unos meses, entre la Uni¨®n General de Trabajadores y el Gobierno. Han sido, como prefiere decir Nicol¨¢s Redondo, secretario general de UGT, "diferencias que no son entre la UGT y el Gobiemo, sino que se dan en el seno de la gran familia socialista". Ahora la situaci¨®n habr¨ªa que reconducirla, "porque se est¨¢ dando un mensaje excesivamente econ¨®mico y tecnocr¨¢tico".
Hace meses que no habla con los ministros "m¨¢s relacionados con el mundo sindical" y piensa que la pol¨ªtica econ¨®mica debe ser cribada en estos departamentos que tienen un contacto m¨¢s directo con los intereses de los trabajadores. Nicol¨¢s Redondo, secretario general de UGT, ¨²ltimamente s¨®lo habla con el propio presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, y con el vicepresidente, Alfonso Guerra, porque, "aunque no quiero hablar de falta de confianza, lo cierto es que hemos perdido la fluidez con algunos ministros".Pregunta. Las diferencias entre UGT y el Gobierno, ?son reales o responden a la idea de establecer las distancias que debe haber entre un sindicato y el Ejecutivo?
Respuesta. Efectivamente, ha habido profundas diferencias con el Gobierno. Muchas de ellas hemos podido reconducirlas, como las que surgieron con la contrataci¨®n temporal, los Presupuestos Generales del Estado o la ley de Libertad Sindical. El tema m¨¢s litigioso ha sido el de la reconversi¨®n industrial. En este caso ha existido una situaci¨®n confusa, de enfrentamientos muy duros, con situaciones agrias. Nosotros siempre nos hemos manifestado a favor de la reconversi¨®n, porque entendemos que es necesaria. Pero, adem¨¢s, sab¨ªamos que nuestra idea de que no hubiera rescisiones era correcta y no distorsionaba sus resultados finales. En el decreto que desarrolla la reconversi¨®n se ha obviado el tema, pero, mientras, hemos perdido cuatro meses en una pol¨¦mica que, desde mi punto de vista, no ten¨ªa mucho sentido, porque lo que est¨¢ claro es que la reconversi¨®n, o se hace con las centrales o no se hace.
P. Esas diferencias parece que exist¨ªan incluso a nivel de Gobierno. Se dice que en el Consejo de Ministros en el que se aprob¨® el decreto-ley de reconversi¨®n hubo alg¨²n enfrentamiento entre los que apoyaban la postura de UGT de que no hubiera despidos y los que pensaban que hab¨ªa que ir a la rescisi¨®n de contratos.
R. No s¨¦ si las hubo. Pero ese mismo d¨ªa convocamos reuni¨®n de ejecutiva y propuse una reuni¨®n conjunta entre la ejecutiva del sindicato y la del partido. Los tres diputados de la ejecutiva de UGT, Manuel Chaves, Jos¨¦ Luis Corcuera y yo mismo, convocamos una reuni¨®n del grupo parlamentario. Y se lleg¨® a celebrar. Nosotros defendimos que antes de convalidar el decreto-ley ten¨ªamos que conocer cu¨¢l iba a ser su desarrollo en el tema de los excedentes. Fueron encuentros tranquilos y enseguida nos pusimos de acuerdo.
P. Sin embargo, a los pocos d¨ªas se aprueban las rescisiones de contratos en Aceriales.
R. Nosotros nos enteramos del expediente: de Aceriales de manera casual, y pedimos un margen de tiempo para ver qu¨¦ se pod¨ªa hacer. No hubo posibilidad alguna y se tom¨® la, decisi¨®n por v¨ªa administrativa. Era un contraejemplo que se opon¨ªa a las decisiones que pudieran tomar en otros sectores en reconversi¨®n. Luego ha habido declaraciones, como la del presidente de Aceriales y alg¨²n miembro del Gobierno, diciendo que la decisi¨®n era irreversible. Yo creo que hay que ser muy cauto en estas cosas. La verdad es que no s¨¦ exactamente c¨®mo se logr¨® arreglar el tema. Hay que tener en cuenta las fuertes movilizaciones realizadas, las muchas horas que y nos hemos asado hablando con el Gobierno.
P. Se dice incluso que se resolvi¨® por lo que pudiera influir en las elecciones vascas.
R. No es verdad. Creo que ha habido una reconsideraci¨®n importante. Y ha habido una fuerte presi¨®n de los trabajadores. Yo estoy haciendo campa?a en las elecciones porque creo que es importante la presencia de los socialistas en el Gobierno vasco para erradicar la violencia de ETA y para hacer la reconversi¨®n. ?stas son unas elecciones en las que se puede dar un voto de castigo a Herri Batasuna, y eso supone un voto de castigo a ETA. Yo no creo que Aceriales haya sido utilizado por el Gobierno en forma electoralista.
'A¨²n estamos por la concertaci¨®n'
P. ?Aceriales ha sido una demostraci¨®n m¨¢s del abandono en que el Gobierno tiene a la UGT? ?No tiene usted la sensaci¨®n de haber sido traicionado, o, cuando menos, abandonado por algunos compa?eros socialistas?
R. Creo que en algunos miembros del Gobierno ha faltado una cierta valoraci¨®n del hecho sindical. Y es cierto que en ocasiones hemos tenido la sensaci¨®n de que no se nos ha tenido en cuenta, en la medida en que somos una parte importante de la familia socialista. Porque, en el fondo, plantear las diferencias entre UGT y el Gobierno es un falso debate. Los problemas podr¨ªan darse en el seno de la gran familia socialista, que tiene una UGT y tiene un partido. Es cierto, en temas muy concretos ha habido Una subestimaci¨®n del hecho sindicaI. En Aceriales se actu¨® con precipitaci¨®n.
P. La UGT hizo un gran esfuerzo en su ¨²ltimo congreso por defender una pol¨ªtica solidaria con los planteamientos del Gobierno socialista- concertaci¨®n, moderaci¨®n salarial... ?Qu¨¦ queda de todo eso?
R. A¨²n hoy nosotros estamos por la concertaci¨®n. Hay que retomar ese tema. Son necesarios acuerdos sobre empresa p¨²blica, salarios, contratos, programas y planes de viabilidad sobre Seguridad Social... Y sobre todo, volver a engarzar con lo que puede ser el Plan Trienal. Nosotros hemos apostado muy fuerte por la concertaci¨®n y por una pol¨ªtica econ¨®mica sobre la que hay que tener una cierta reserva. Por ejemplo, se dice que se va a conseguir una inflaci¨®n del 8%. Ese objetivo se est¨¢ cuestionando. Yo no digo qui¨¦n tiene raz¨®n en ese debate, pero es discutible, porque otras previsiones apuntan hacia el 9,5%. Bueno, pues nosotros nos hemos arriesgado aceptando una moderaci¨®n salarial y unas previsiones de inflaci¨®n del 8%. Se ten¨ªa que haber sido m¨¢s sensible a este sacrificio. Estamos, incluso, dispuestos a negociar la subida salarial del 6,5% en las empresas p¨²blicas. Pero que, al menos, nos dejen repartirlo. Eso es todav¨ªa posible. Dejando aparte los convenios firmados en a?os anteriores, que hay que respetar. Tambi¨¦n hemos dicho que la reconversi¨®n es necesaria. Todo ello denota una pol¨ªtica de sacrificios y responsabilidad que no ha tenido contrapartidas por parte de alg¨²n ¨¢rea del Gobierno.
P. ?Del ¨¢rea econ¨®mica?
R. Pues s¨ª.
P. ?C¨®mo son ahora las relaciones con el Gobierno?
R. Las relaciones con el presidente, muy bien. Con el vicepresidente, muy bien. Existe un gran entendimiento. Lo que ser¨ªa deseable es que con aquellos ministros que tienen una relaci¨®n m¨¢s directa con el mundo sindical existiera ese entendimiento. Yo creo que en todo Gobierno debe haber un ministerio que goce de la confianza de los sindicatos y los trabajadores. Por ejemplo, y lo digo con absoluto respeto, de verdad, el Banco de Espa?a tiene una pol¨ªtica monetarista que debe estar separada de la pol¨ªtica del ministro de Hacienda. El de Industria no tiene por qu¨¦ hacer exactamente la del de Hacienda. Y el ministro de Trabajo ha de tener muy claro que tiene un papel en lo social que, a veces, puede provocar una cierta tensi¨®n dial¨¦ctica con el ¨¢rea econ¨®mica. ?l tiene que cribar esa pol¨ªtica. Debe pensar que tiene un campo social, que no es que le lleve a romper con el resto del equipo, pero s¨ª a una cierta tensi¨®n de equilibrio. Sin embargo, yo no s¨¦ por qu¨¦ raz¨®n todo el mundo est¨¢ empe?ado en crear una imagen monol¨ªtica. Un ministro de Trabajo puede ser un negociador duro, pero nunca debe perder la confianza de sus interlocutores.
P. ?Quiere decir que ha perdido la confianza en el ministro de Trabajo?
R. Yo no hablo de confianza, pero lo que s¨ª es cierto es que no existe esa fluidez que tendr¨ªa que haber. No tengo nada contra ning¨²n ministro. Jam¨¢s pedir¨¦ la dimisi¨®n de nadie, ni tengo nada personal, pero a m¨ª me parece que lo que yo constato tambi¨¦n se puede constatar desde fuera. Supongo yo que habr¨¢ alg¨²n ministro que, aunque haga causa com¨²n con el resto del equipo, habr¨¢ sido capaz de exigir que se le deje un peque?o margen. Hasta ahora s¨®lo hemos o¨ªdo un solo discurso, un solo mensaje, excesivamente econ¨®mico y tecnocr¨¢tico. Eso ha creado una imagen de subestimaci¨®n sindical, que hay que solucionar cuanto antes. Es que si no, lo ¨²nico que nos dejan es la confrontaci¨®n, la correlaci¨®n de fuerzas. Y frente a ello s¨®lo hay una pol¨ªtica de participaci¨®n. No hay f¨®rmulas intermedias.
P. ?Habr¨ªa, otra vez, que volver a la concertaci¨®n social?
R. Yo creo que ahora ser¨ªa urgente retomar esa pol¨ªtica del Gobierno de pacto con la sociedad. Hace falta crear ilusi¨®n. Y eso s¨®lo se puede hacer a trav¨¦s de mecanismos intermedios, como los sindicatos. Ser¨ªa un error pensar que se puede conectar con cada uno de los 10 millones de votantes.
'La conflictividad va a ir decreciendo'
P. ?No habr¨¢ ya acuerdo salarial?
R. Todav¨ªa no tenemos una idea muy clara de por qu¨¦ no ha habido acuerdo salarial. Yo creo que se ha dado una cerraz¨®n por parte de la CEOE exigiendo cosas que UGT no pod¨ªa aceptar, como la revisi¨®n salarial a los 12 meses. Y creo, tambi¨¦n, que ha habido un comportamiento muy poco claro por parte de algunos miembros del Gobierno. Ahora es ya muy dif¨ªcil de recomponer, pero habr¨ªa que intentarlo.
P. Esa falta de acuerdo est¨¢ provocando una gran conflictividad. Eso y algunas decisiones del Gobierno. ?C¨®mo ve el papel de CC OO en este contexto?
R. A m¨ª me parece que la conflictividad va a ir decreciendo. Nosotros hemos participado en las movilizaciones que hemos cre¨ªdo que respond¨ªan a la defensa de los intereses de los trabajadores. La conflictividad no se produc¨ªa s¨®lo porque estuviese instigada desde fuera, aunque en parte fuera as¨ª, sino, tambi¨¦n, porque exist¨ªa un malestar, un problema, y una vez que se van solucionando, va desapareciendo la contestaci¨®n. La situaci¨®n de CC OO puede llegar a ser irreversible, y sus posturas le pueden llevar a alinearse con grupos minoritarios y radicalizados. Un hecho preocupante es su participaci¨®n en las huelgas con grupos proizquierdistas o xen¨®fobos, como Herri Batasuna. Eso pone en peligro el entramado sindical, que nos ha costado mucho conseguir. No podemos ahora caer en el asamblearismo, defendiendo plataformas que tienen muy poco que ver con la realidad econ¨®mica y social del pa¨ªs. Yo creo que CC OO debe reconsiderar su postura y ayudar a sacar adelante la concertaci¨®n. A m¨ª me preocupa menos ese enfrentamiento global con el Gobierno que esa pol¨ªtica sindical de CC OO, que hace inviable cualquier acuerdo.
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