El l¨ªder laborista brit¨¢nico Kinnock propugna una zona desnuclearizada para Europa
El l¨ªder del Partido Laborista brit¨¢nico Neil Kinnock present¨® ayer, en un art¨ªculo que hoy publica New Socialist, una nueva iniciativa pol¨ªtica ante las elecciones europeas de junio pr¨®ximo, en La que propugna un nuevo Bretton Woods y una zona desnuclearizada para Europa.
En su art¨ªculo, Kinnock se?ala: "Todos los partidos de la izquierda europea y los Gobiernos socialistas europeos (occidentales) est¨¢n unidos bajo el principio de una recuperaci¨®n econ¨®mica conjunta. Los socialistas se est¨¢n poniendo a la cabeza de los movimientos pacifistas de todas las naciones de Europa occidental, a fin de conseguir una zona europea de seguridad, libre de armamento nuclear. ?stos son los dos puntos m¨¢s cr¨ªticos de la Europa de hoy, que sin embargo, no est¨¢n incluidos en el programa del Mercado Com¨²n".Con respecto a las reformas fundamentales de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) aprobadas en el congreso del Partido Laborista en 1983, Kinnock se?ala: "Es precisamente debido a que el programa de la CEE no es el apropiado para Europa, por lo que debemos luchar en las elecciones europeas de junio, junto con nuestros camaradas socialistas de otros Estados miembros. Solamente de esa forma podremos tener un papel decisivo en la remodelaci¨®n del futuro europeo".
En su art¨ªculo, Kinncock se?ala que la Comunidad Econ¨®mica Europea "no es europea", sino que s¨®lo comprende a algunos pa¨ªses de Europa occidental y excluye a los pa¨ªses de Europa del Este, no solamente impidiendo su asociaci¨®n, sino tambi¨¦n el di¨¢logo pol¨ªtico que debe tener lugar si queremos conseguir una cooperaci¨®n econ¨®mica m¨¢s estrecha y una distensi¨®n militar".
Siguiendo en su razonamiento, Kinnock se?ala que la CEE no es "econ¨®mica", porque "es un sistema de fijaci¨®n de los precios de los alimentos con una tarifa externa com¨²n", y agrega que tampoco es "una comunidad', porque "est¨¢ enconadamente dividida y en un estado de continua crisis interna".
La crisis econ¨®mica
"No se ha conseguido", prosigue Kinnock, una pol¨ªtica econ¨®mica conjunta para contrarrestar la crisis econ¨®mica de los 10 ¨²ltimos a?os, y generar la riqueza que permita a Europa hacer su propia contribuci¨®n para dominar el hambre y el miedo en el resto del mundo. La CEE pierde el tiempo en subsidios agr¨ªcolas, mientras el desempleo en los Estados miembros se aproxima a los 20 millones de parados"."Europa tiene que hablar con voz propia y utilizar sus propios recursos si Estados Unidos no quiere apoyar un programa de recuperaci¨®n global", agrega el dirigente laborista, brit¨¢nico, se?alando que "precisamos un Bretton Woods europeo, al estilo de la conferencia mantenida durante la guerra, en la que John Maynard Keynes consigui¨® hacer valer sus puntos de vista sobre una cooperaci¨®n mundial para la recuperaci¨®n".
Kinnock se?ala posteriormente que, "si Estados Unidos no quiere apoyar un programa de este tipo para elaborar un orden econ¨®mico internacional realmente nuevo, Europa puede y debe seguir adelante con sus propias propuestas y su propio programa".
"Precisamos una pol¨ªtica conjunta de democracia econ¨®mica y de control de las empresas multinacionales para que la fuerza econ¨®mica que representan pueda ser utilizada constructivamente en ayuda de la regeneraci¨®n econ¨®mica, social y cultural de nuestros pa¨ªses", prosigue Kinnock. "En la era del capitalismo 'multinacional, la democracia hia de ser, asimismo, multinacional".
Planificaci¨®n del comercio
"La dem¨®cracia se ha visto siempre forzada a buscar nuevas reglas para la conducta del comercio y el ejercicio del poder econ¨®mico. Nunca se ha conseguido disponer de unas normas suficientemente efectivas", agrega Kinnock. "No hemos utilizado la ampliaci¨®n de la propiedad p¨²blica con la inteligencia suficiente para complementarlos cambios legislativos de las reglas que subordinan el poder comercial a la autoridad democr¨¢tica. Ese es el reto que se nos presenta en los pa¨ªses democr¨¢ticos".Con respecto a la planificaci¨®n del comercio, Kinnock apunta que "tenemios que reconocer el derecho de un pa¨ªs que intenta desarrollar una pol¨ªtica de pleno empleo para protegerse de los efectos de las pol¨ªticas de otros pa¨ªses que no buscan lo mismo. El objetivo de la planificaci¨®n del comercio es asegurar que todo pa¨ªs que busca el beneficio de su poblaci¨®n mediante el est¨ªmulo de la demanda beneficie al mismo tiempo a sus socios. Y es indudable tambi¨¦n que persigue la planificaci¨®n conjunta hacia una expansi¨®n econ¨®mica y una respuesta a los nuevos desarrollos tecnol¨®gicos".
Otro tema clave en el art¨ªculo de Kinnock es la lucha contra la pobreza en el Tercer Mundo. "En Europa tenemos una obligaci¨®n moral directa y un inter¨¦s pr¨¢ctico en transformar nuestras relaciones con el resto del mundo. Nuestro objetivo deber¨ªa ser que cada Gobierno nacional pudiera alcanzar la meta se?alada por las Naciones Unidas para destinar el 0,7% del producto interior bruto (PIB) a la ayuda" al Tercer Mundo.
Las armas nucleares
"Desde el Tratado de Prohibici¨®n de Pruebas Nucleares de los a?os sesenta, pasando por la sesi¨®n especial sobre desarme de 1978, muchos tuvieron la impresi¨®n de que las superpotencias hab¨ªan comprendido el riesgo del holocausto nuclear y estaban dispuestas a alejartse del borde del abismo. En la actualidad hay pocos motivos de esperanza. La mayor¨ªa de la gente conoce el hecho del despliegue de los misiles sovi¨¦ticos SS-20. Estamos viviendo una segunda guerra fr¨ªa. Mientras tanto, sin embargo, la Administraci¨®n Reagan ha llevado a cabo el despliegue en Europa de los misiles de crucero y Pershing 2', contin¨²a Kinnock."La pol¨ªtica norteamericana ha sido la de acelerar la aceptaci¨®n por Europa de la nueva estrategia del primer golpe, bas¨¢ndose en la disculpa de la superioridad militar sovi¨¦tica. Los pa¨ªses europeos tienen que rechazar tal estrategia. No es cuesti¨®n de echarle a una o a otra de las superpotencias la culpa de la carrera armamentista. Es cuesti¨®n de negarles el derecho a utilizar Europa para la tercera guerra mundial."
"Tenemos que dar la bienvenida", prosigue el l¨ªder laborista brit¨¢nico "a los esfuerzos de todos aquellos Gobiernos que tratan de revitalizar sus econom¨ªas nacionales y ampliar su comercio. Por eso nuestra meta es debilitar las restricciones de las institutuciones de la Comunidad Econ¨®mica Europea que imponen el cumplimiento de una pol¨ªtica econ¨®mica monetarista, en vez de apoyar el crecimiento econ¨®mico, que imponen un proteccionismo del peor estilo a la agricultura y requieren un movimiento libre del capital del tipo m¨¢s destructivo".
"Estos no son argumentos de suplicantes ni de aislacionistas. Son propuestas de unos socialistas a otros que comprenden que los ideales de armon¨ªa y cooperaci¨®n entre naciones y comunidades deben, si quieren ser duraderos, traducirse en realidades de empleo y seguridad".
Fraseolog¨ªa exquisita
"Esa es la diferencia entre la fe religiosa y la convicci¨®n pol¨ªtica. El vocabulario del internacionalismo es ridiculizado por las penas pecuniarias del supranacionalismo. No estamos alimentando entre los pueblos de la Comunidad Econ¨®mica Europea una comprensi¨®n y un mutualismo que no tenemos. Estamos alimentando una hostilidad hacia una pol¨ªtica que, aunque encubierta por la grandeza de una fraseolog¨ªa exquisita, est¨¢ controlada por instituciones burocr¨¢ticas remotas e imponen desventajas a los productores y a los consumidores de los pa¨ªses de la CEE."Finalmente, Kinnock se?ala en su art¨ªculo que "los socialistas no aceptan el c¨ªnico punto de vista del conservadurismo europeo de que la recesi¨®n internacional es un mal que hay que soportar hasta que sea curado por una dieta continuada. Como socialistas, nuestra familia es la humanidad y nuestro pa¨ªs es el mundo. Pero, si no se ve a ese internacionalismo real como algo que proporcione nuevas ventajas de una nueva fuerza y una nueva oportunidad, lo ¨²nico que se conseguir¨¢ es una revoluci¨®n de los nacionalismos".
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