Vagas promesas de paz en la campa?a electoral salvadore?a
.En San Miguel, tercera ciudad del pa¨ªs, con cerca de 70.000 habitantes, el democristiano Jos¨¦ Napole¨®n Duarte consigui¨® apenas reunir a 1.000 personas hace unos d¨ªas. Su oratoria inflamada ni siquiera arranc¨® a la mayor¨ªa un gesto que permitiera adivinar su intenci¨®n de voto.En el otro extremo del pa¨ªs, el ultraderechista Roberto d'Aubuisson, que representa al partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), s¨®lo congreg¨® a 500 asistentes en su mitin de Chalatenango, una capital de provincia cuyo cuartel fue atacado hace un mes por la guerrilla durante un d¨ªa entero. Este ex comandante de la Guardia Nacional, se?alado como l¨ªder de los escuadrones de la muerte, promete una paz basada en la derrota del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional.
Duarte se apoy¨® en la Prensa internacional para se?alar que su contrincante mand¨® matar al arzobispo Romero y, en una incre¨ªble pirueta pol¨ªtica, reclam¨® para s¨ª la herencia del asesinado. "Estoy dispuesto a ser", dijo, Ia voz de los que no tienen voz".
Un sacerdote que conoci¨® de cerca a ?scar Arnulfo Romero cuenta que cuando Duarte regres¨® de su exilio en Venezuela fue a ver al arzobispo para decirle: "Usted y yo vamos a salvar a este pa¨ªs".
Para D'Aubuisson, su contrincante es un loco, un mentiroso, culpable de cuanto ocurre hoy en el pa¨ªs y, para colmo, un aliado subterr¨¢neo de los comunistas.
La escasa capacidad de convocatoria de los candidatos se confirm¨® en otras ciudades. 2.000 personas, con D'Aubuisson, en Berl¨ªn; un millar, con Chachi Guerrero, en San Vicente, y a¨²n menos, con Duarte, en Zacatecoluca. Tampoco en las reuniones de la capital del pa¨ªs fue la asistencia precisamente multitudinaria.
Civiles militarizados
Ante la ineficacia de la ayuda norteamericana y la falta de trabajo para m¨¢s de 10.000 desplazados que viven en campamentos, algunos sectores se vuelven hacia las soluciones duras de D'Aubuisson.
Al margen de su dosis habitual contra Duarte, D'Aubuisson pone tambi¨¦n a la Prensa internacional en su punto de mira y califica a los periodistas de "mentirosos manejados por el comunismo".
"Tenemos que aceptar la realidad de la guerra si queremos ganarla", dice, "hay que hacer sacrificios para cuidar nuestros pueblos". No lo afirma expresamente, pero sugiere as¨ª la incorporaci¨®n masiva de la poblaci¨®n a la defensa civil.
"Cuando sea comandante en jefe de la fuerza armada", a?ade, ', no permitir¨¦ que vengan del exterior a parar nuestra lucha bajo el pretexto de los derechos humanos".
Napole¨®n Duarte anuncia al mismo tiempo de Zacatecoluca una caminata por la paz que no pasa de ser un breve paseo por el interior del pueblo y acusa a sus dos rivales de haber creado la cultura del terror.
Duarte habla de un pacto social cuyo contenido se intuye como una f¨®rmula para tranquilizar a los empresarios. No habr¨¢ m¨¢s nacionalizaciones y se revisar¨¢ el estatuto de la banca y el comercio exterior para abrir sus puertas al sector privado.
"Votos contra balas"
En medio de esta avalancha de insultos mutuos, Chachi Guerrero trata de situarse en el centro. Fundador del Partido de Conciliaci¨®n Nacional (PCN), que a base de fraudes electorales se sostuvo en el poder durante 18 a?os, hasta que los militares dieron el golpe de 1979, Guerrero ha elegido como eje de su campa?a la idea de la conciliaci¨®n.
Con un estilo menos agresivo, Guerrero considera que la paz debe ser un logro de todos los partidos. De ah¨ª que prometa dar cabida en su Gobierno a los m¨¢s capaces, sin tener en cuenta bander¨ªas pol¨ªticas.
Un alba?il de 40 a?os, de rostro seco hecho como de esparto, dice con fatalismo: "C¨®mo no votar, si a uno le sellan la c¨¦dula". La ley electoral, que entr¨® en vigor el martes, fija multas de 125 hasta 4.000 pesetas para quienes no acudan a las urnas.
Guerrero no reh¨²sala herencia del PCN, pero quiere presentar una imagen renovada, menos vinculada a la oligarqu¨ªa. Promete seguridad a los empresarios, cr¨¦ditos a los agricultores, trabajo a los desplazados, justicia contra los escuadrones de la muerte y ayuda al Ej¨¦rcito.
El PCN, que durante 18 a?os se neg¨® a compartir el poder, con toda suerte de triqui?uelas, se presenta como el partido de la democracia ("Votos contra balas") y reclama las escuelas, caminos y centros de salud que hay en el pa¨ªs. "?Qu¨¦ hizo el PDC en tres a?os de gobierno? Provocar la guerra".
Despu¨¦s de una breve visita a la iglesia del Pilar (todos los candidatos muestran querencia al reclinatorio), Guerrero va a un campamento de refugiados, donde su gente reparte platos del partido, vac¨ªos. Explica: "No les falta comida".
Guerrero se sorprende ante las condiciones de vida de esta gente, a la que la guerra sac¨® de sus casas hace tres a?os. Excepto Caritas, nadie se acord¨® de ellos en este tiempo. Uno dice: "Por lo menos, vamos a comer hasta que pasen las elecciones".
El presidente del Consejo Supremo Electoral, equipado con un modern¨ªsimo sistema de computaci¨®n facilitado por Washington, Rodr¨ªguez Eguiz¨¢bal, asegura que ¨¦stas van a ser las primeras elecciones en las que no van a votar los muertos.
Todas las actas de nacimiento y defunci¨®n han sido microfilmadas, lo que ha permitido averiguar que existen unas 325.000 c¨¦dulas sospechosas.
Pero la guerra ha sacado de sus pueblos a cientos de miles de refugiados. A¨²n no se ha resuelto d¨®nde van a votar.
Habr¨¢ segunda vuelta
El pr¨®ximo 25 de marzo, los salvadore?os van a elegir ¨²nicamente a su presidente y vicepresidente. La votaci¨®n para diputados y ayuntamientos queda pospuesta hasta el pr¨®ximo a?o, antes del 30 de abril, por una maniobra conjunta del PCD y PCN en la Asamblea, que se interpret¨® como el deseo de dejar la puerta abierta para que la izquierda pueda participar en las pr¨®ximas elecciones. A menos que la guerra experimente un brusco cambio, esta posibilidad parece hoy bastante remota.
Esto es lo que la comisi¨®n Kissinger propone en su informe. Para ello, opinan algunos que bastar¨ªa con una tregua militar, sin necesidad de entregar las armas. Algunos cr¨ªticos del sistema entienden que por esta v¨ªa la izquierda podr¨ªa contar con representantes en el Consejo Supremo Electoral, con la posibilidad de plantear all¨ª sus exigencias pol¨ªticas.
En el caso de que ninguno de los candidatos obtenga mayor¨ªa de votos, el 25 de marzo se celebrar¨¢ una segunda vuelta, 30 d¨ªas despu¨¦s, con la participaci¨®n exclusiva de los dos mejor situados. S¨®lo los democristianos manejan encuestas propias que les dan el triunfo por mayor¨ªa en la primera vuelta. Todos aseguran que Duarte deber¨¢ disputar una segunda vuelta frente a D'Aubuisson, a quien ganar¨ªa, o Chachi Guerrero, ante el que podr¨ªa perder.
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