Escenas de patetismo, rabia y desolaci¨®n en el cuartel general de la campa?a electoral del PSOE de Euskadi
Escenas de enorme patetismo, rabia y desolaci¨®n se produjeron ayer por la tarde en el cuartel general del PSOE de Euskadi, instalado en un hotel de Bilbao, cuando se conoci¨® el asesinato del senador Enrique Casas. Una de las primeras personas en conocer la noticia fue el vicepresidente del Gobierno. Alfonso Guerra que acababa de llegar a Bilbao para asistir por la tarde al mitin central de campa?a de los socialistas vascos, junto al presidente del partido, Ram¨®n Rubial y el candidato a lendakari, Txiki Benegas. Este ¨²ltimo manifestaba antes de salir hacia San Sebasti¨¢n: "No van a poder con nosotros. El PSOE seguir¨¢ luchando, a pesar de estos asesinatos, por la paz y la libertad del Pa¨ªs Vasco".
Justamente cuando Guerra llegaba a una sala situada en la planta 13 del hotel, donde iba a celebrar una reuni¨®n con Benegas, Rubial y Damborenea, se recibi¨® la llamada de la Jefatura Superior de Polic¨ªa en la que se comunicaba que Casas hab¨ªa sido asesinado. A los primeros segundos de incertidumbre siguieron las primeras escenas de dolor entre los reunidos. Benegas y Ja¨²regui, guipuzcoanos como Casas y compa?eros de la ejecutiva de Euskadi, rompieron a llorar y se abrazaron mientras repet¨ªan el nombre del compa?ero asesinado, sin poder creer en la realidad del asesinato.Inmediatamente, se reforz¨® el ya importante dispositivo de seguridad montado en el hotel y sus alrededores. Inspectores de polic¨ªa y escoltas de los dirigentes socialistas aislaron la sala donde aquellos estaban reunidos, a la que no se permit¨ªa el acceso a los informadores. El clima era de absoluta desolaci¨®n. Los tel¨¦fonos del sal¨®n sonaban ininterrumpidamente con llamadas de Felipe Gonz¨¢lez, Carlos Garaikoetxea, Carlos Solchaga y Jos¨¦ Barrionuevo, entre otros. Se iniciaban ya desde all¨ª los preparativos para la capilla ardiente y el funeral del dirigente asesinado. En aquellos momentos, los colaboradores de Benegas comentaban ya la posibilidad de que Felipe Gonz¨¢lez est¨¦ hoy presente en las honras f¨²nebres. En el ir y venir de dirigentes socialistas, el comentario era un¨¢nime: "Es un salto cualitativo en la escalada terrorista".
Entre los escoltas habituales de los socialistas vascos se registraba una tensi¨®n contenida, s¨®lo rota en ocasiones por expresiones de rabia, indignaci¨®n e impotencia en voz alta. "Los pr¨®ximos seremos nosotros", comentaba uno de ellos, amigo personal de Casas, sin poder contener las l¨¢grimas.
La primera persona no perteneciente al PSOE que acudi¨® a la sala donde estaban reunidos los dirigentes socialistas, fue Jaime Mayor Oreja, candidato a lendakari por la Coalici¨®n Popular. Mayor Oreja se fundi¨® en un largo abrazo con Txiki y los dem¨¢s dirigentes socialistas, a los que manifest¨® su intenci¨®n de suspender la campa?a de la coalici¨®n. Con l¨¢grimas en los ojos declar¨®: "Esto es obra de quienes s¨®lo piensan en sembrar el odio en esta tierra. Hace falta poner en pie este pa¨ªs ante tanta repugnancia y tanta barbarie. En esta tierra no hay ni democracia r¨¢ libertad".
En busca del caos
A las 17.30 horas era el secretario general del PCE, Gerardo Iglesias quien daba el p¨¦same a los dirigentes socialistas. Iglesias hab¨ªa llegado al mismo hotel para intervenir en una conferencia de prensa, previa al mitin que iba a dar por la tarde. "Este asesinato no tiene calificativos", declar¨®. "La liquidaci¨®n f¨ªsica, de esta forma, de un dirigente socialista busca ¨²nicamente el caos".A las seis de la tarde, con gesto apesadumbrado y los ojos enrojecidos, sali¨® Benegas del hotel para dirigirse a San Sebasti¨¢n. "Casas ha sido v¨ªctima de la violencia irracional de ETA", manifest¨®, "de la violencia que venimos sufriendo a lo largo de todos estos a?os, que ha costado la vida a m¨¢s de 500 personas. En estos momentos de dolor los socialistas queremos mantener la calma, la serenidad porque es dif¨ªcil medir las palabras contra estos asesinos". Al referirse al cambio de signo que puede registrar la campa?a electoral, Benegas afirm¨® que "las elecciones est¨¢n marcadas por este asesinato, pero vamos a respetar lo que ocurra en las urnas, no como ellos han hecho con nosotros".
El ¨²ltimo en abandonar la reuni¨®n y dirigirse a San Sebasti¨¢n fue Alfonso Guerra. Con el semblante profundamente serio, el vicepresidente dijo escuetamente: "Este es un asesinato m¨¢s dentro de una cadena de cr¨ªmenes y muertes y est¨¢ dentro de la pol¨ªtica que lleva a cabo un grupo terrorista del Pa¨ªs Vasco contra la convivencia de los vascos y espa?oles. En este caso, es un amigo y es m¨¢s dif¨ªcil, con la emoci¨®n que sentimos, articular una frase".
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