La oposici¨®n nicarag¨¹ense carece de un l¨ªder capaz de hacer frente a las listas oficiales sandinistas
La derecha nicarag¨¹ense hizo de la inmediata convocatoria a elecciones el eje de su discurso pol¨ªtico durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Una vez que el Gobierno decidi¨® anticiparlas en tres meses, resulta que esto s¨®lo favorece al frente sandinista. Semejante contradicci¨®n revela la carencia de un l¨ªder s¨®lido capaz de enfrentarse en las urnas a las listas oficiales encabezadas por el comandante Daniel Ortega.
Una candidatura unitaria de toda la oposici¨®n podr¨ªa, si no alcanzar la presidencia, s¨ª al menos formar un fuerte bloque en la futura Asamblea Constituyente. Pero el solo anuncio de los comicios ha hecho aflorar nuevas divisiones internas en la ¨²ltima semana.El Partido Conservador, tan antiguo como el pa¨ªs, porque data de los d¨ªas de la independencia, est¨¢ fraccionado en tres grupos, que se disputan los locales con m¨¦todos que bordean la pelea callejera.
El otro partido hist¨®rico, el liberal, se rompi¨®, tras la ca¨ªda de Anastasio Somoza, ante el dilema de colaborar o no con el nuevo Gobierno. Los constitucionalistas optaron por la cr¨ªtica a ultranza, en tanto que los independientes se apuntaron a una "colaboraci¨®n cr¨ªtica", entrando a formar parte del Frente Patri¨®tico. Una nueva escisi¨®n amenaza a ¨¦stos. Su congreso acord¨® separarse del Frente Patri¨®tico para presentar una candidatura propia, pero parte de sus dirigentes discrepan de esta decisi¨®n y consideran seriamente la creaci¨®n de un tercer partido liberal.
Id¨¦nticos problemas se dan en el seno de los socialcristianos. Un peque?o grupo que a?adi¨® a su sigla el adjetivo de popular se integr¨® en el Frente Patri¨®tico y con toda probabilidad ir¨¢ a las elecciones en alianza con los sandinistas, ya que en otro caso no superar¨ªa el 3% de votos exigido por la ley para mantener su inscripci¨®n.
Bajo estas perspectivas, nadie sabe c¨®mo puede producirse antes de julio, fecha probable para la presentaci¨®n de candidatos, un proceso de convergencia que todos consideran, por otra parte, como su ¨²nica garant¨ªa para no ser barridos por los sandinistas.
Un solo l¨ªder
El ¨²nico nombre capaz hoy de aglutinar a la oposici¨®n parece ser el de Arturo Cruz, ex miembro de la junta de Gobierno y ex embajador en Washington. El Gobierno ha hecho saber que ning¨²n proceso judicial impide su regreso al pa¨ªs, pero la ley electoral en su redacci¨®n actual le impedir¨ªa presentarse como candidato a la presidencia, ya que establece como requisito residir en el pa¨ªs desde el 31 de enero, fecha en que se abri¨® el proceso electoral.Las divisiones internas han impedido hasta ahora dise?ar una estrategia com¨²n, y la decisi¨®n de ir o no a las elecciones puede originar nuevos fraccionamientos. La Coordinadora Democr¨¢tica ni siquiera se ha puesto de acuerdo sobre si debe participar en los debates del Consejo de Estado Socialcristianos y liberales mantienen su representante, en tanto que los socialdem¨®cratas han retirado el suyo.
S¨®lo la cr¨ªtica unifica a las fuerzas opositoras. Todos est¨¢n de acuerdo en que no existen condiciones para un proceso democr¨¢tico con igualdad de oportunidades. Para ello deber¨ªan darse al menos tres supuestos: levantamiento del estado de emergencia, con la consiguiente supresi¨®n de la censura; separaci¨®n de Estado y partido sandinista, y apertura de un proceso de reconciliaci¨®n nacional que incluya un di¨¢logo con los insurgentes.
Los observadores occidentales coinciden en que no se puede realizar una campa?a electoral bajo la ley de emergencia. Los sandinistas han dado garant¨ªas de que ¨¦sta ser¨¢ cancelada antes de abrir el registro electoral, a comienzos de mayo. La oposici¨®n est¨¢ enterada de ello y no se entiende muy bien c¨®mo sigue enarbolando una bandera que los sandinistas le van a arrebatar dentro de dos meses.
La necesidad de separar el Estado y el partido sandinista es algo que los socialdem¨®cratas europeos entienden. Es dif¨ªcil realizar un proceso electoral abierto cuando los comit¨¦s de defensa sandinista, implantados en cada manzana, desarrollan tareas tan importantes como la distribuci¨®n de los alimentos racionados (az¨²car, arroz, frijoles). Por esta v¨ªa, denuncia la oposici¨®n, puede que dar anulada la libertad de voto.
El proceso de reconciliaci¨®n nacional significa para la derecha la apertura de negociaciones con los alzados en armas. A su juicio, es insuficiente la amnist¨ªa concedida por el Gobierno, ya que excluye a los dirigentes. Resulta sorprendente que ninguna de sus reclamaciones se dirija a los insurgentes ni a Washington, que los financia.
La Fuerza Democr¨¢tica Nicarag¨¹ense (FDN), que combate desde Honduras, exige para deponer las armas la inmediata constituci¨®n de un Gobierno provisional que excluya a sandinistas y somocistas, condici¨®n un. tanto ex¨®tica si se tiene en cuenta que la FDN agrupa en, sus filas a numerosos oficiales del desaparecido r¨¦gimen. La Alianza Revolucionaria Democr¨¢tica (ARDE) de Ed¨¦n Pastora y Alfonso Robelo reclama desde Costa Rica un espacio electoral para todos, sin excluir a los ,dirigentes guerrilleros.
Transparencia
Frente a las denuncias de conservadores y liberales, el Gobierno se?ala que estos defensores actuales de la pureza electoral nunca tuvieron reparos para participar en el pasado en elecciones ama?adas, que Washington decid¨ªa en ¨²ltima instancia a favor de su aliado de turno. A la vista de esa tradici¨®n, no es dif¨ªcil que los sandinistas puedan cumplir su promesa de realizar los comicios m¨¢s transparentes de la. historia nicarag¨¹ense, sin vigilancias externas, pero con las puertas abiertas a los observadores internacionales.Elena Flores, responsable de Relaciones Internacionales del PSOE, opina a este respecto que "es posible que algunas circunstancias sean ajenas al clima democr¨¢tico que se exige en Europa, pero creo que estamos obligados a aplicar el beneficio de la duda. Entre otras cosas, porque este pa¨ªs no tiene, condiciones de paz para cultivar los h¨¢bitos democr¨¢ticos, y de ello no son culpables s¨®lo los sandinistas".
Lo m¨¢s importante, y en esto coinciden varios dirigentes socialistas, es que el Gobierno de Managua ha optado por un Estado pluripartidista. Esa es la definici¨®n esencial, sobre todo si se tiene en cuenta que los actuales dirigentes proceden en su mayor¨ªa del ¨¢mbito marxista y llegaron al poder despu¨¦s de una guerra revolucionaria.
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