SimpIeza
Tengo en mis manos un papel incre¨ªble. Arriba, un membrete en el que se lee Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Instituto Nacional de Empleo. Abajo, el sello de la delegaci¨®n expedidora. En medio, la sustancia, el exabrupto anticonstitucional. El se?or Ramiro Talironte, jefe del centro de orientaci¨®n profesional Santa Marca, certifica, dos puntos, que do?a Concepci¨®n Mart¨ªnez no puede optar a una plaza de profesor de EGB en el hospital Psiqui¨¢trico Provincial de Madrid porque se exige que el candidato sea var¨®n.Todo empez¨® hace unos d¨ªas, cuando Concepci¨®n, que lleva cuatro a?os en paro, recibi¨® una carta de la Seguridad Social. Una computadora que no entend¨ªa de machismos hab¨ªa seleccionado su ficha de entre las de los dem¨¢s parados porque reun¨ªa todos los requisitos adecuados para el empleo. Todos menos la virilidad, menudencia carnal que la m¨¢quina ignor¨® con imp¨¢vida y electr¨®nica justicia. Total, que cuando ella se present¨® en la oficina y la vieron tan Concha y tan mujer, el se?or Ramiro le dijo que su pretensi¨®n era imposible. No explic¨® el funcionario el porqu¨¦ se necesitaba ser un macho para dar clases a los empleados del hospital Provincial, que era en lo que consist¨ªa el trabajo. Pero, eso s¨ª, con desfachatez nacida, a no dudar, de la inconsciencia, el se?or Talironte se avino a extender un certificado que da fe del barbarismo: "Ha salido err¨®neamente su historial (el de Concepci¨®n), ya que figura codificada como hombre en el campo del sexo, cuando lo que procede es mujer, por lo que est¨¢ claro que no puede ser propuesta como candidato", dice, entre otras cosas, la papela, verdadero monumento de la inconstitucionalidad timbrada.
Lo peor del asunto no es la discriminaci¨®n concreta de este caso. Lo verdaderamente asustante es la naturalidad de don Ramiro, la tranquilidad con que extiende y firma semejante disparate burocr¨¢tico, su desahogo a la hora de legalizar lo il¨ªcito. La candidez de Talironte se alimenta, a no dudar, de la costumbre. Releo una vez m¨¢s el espectacular certificado del buen hombre y me pregunto cu¨¢ntas discriminaciones laborales, cu¨¢ntos machismos cotidianos se necesitan para que don Ramiro llegue a ser tan estruendoso en su simpleza.
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