La acogida a Amin Gemayel en Siria parece demostrar que Asad permite que contin¨²e en la presidencia de L¨ªbano
El presidente cristiano de L¨ªbano, Am¨ªn Gemayel, fue recibido ayer en Damasco con los m¨¢ximos honores de un jefe de Estado al pie de la escalerilla del avi¨®n de la compa?¨ªa Swissair procedente de Chipre. La solemnidad de la acogida -con el propio presidente sirio, Hafez el Asad, en el aeropuerto- demuestra, aparentemente, que Siria, en contra de la petici¨®n de las milicias antigubernamentales, desea que Gemayel permanezca en su cargo de presidente ahora que ha accedido a su principal reivindicaci¨®n: la abrogaci¨®n del acuerdo entre L¨ªbano e Israel, firmado hace ocho meses bajo el patrocinio de Estados Unidos.
Junto a Asad, esperaba a Gemayel todo el Gobierno de Siria, y el cuerpo diplom¨¢tico, mientras retumbaban 21 disparos de ca?¨®n seguidos por los himnos nacionales de ambos pa¨ªses.El r¨¦gimen sirio, baasista, no hab¨ªa escatimado recursos para realzar la primera visita de Gemayel a Damasco, y numerosas banderas libanesas y sirias ondeaban en las calles de la ciudad, que la comitiva recorri¨® hasta llegar, a primera hora de la tarde, al palacio presidencial de Mohajerin, donde ambos jefes de Estado tuvieron su primera reuni¨®n de trabajo, de la que nada trascendi¨®.
Un emisario presidencial, Jean Obeid, precedi¨® a Gemayel en la capital siria para comunicar a las autoridades la decisi¨®n del jefe del Estado liban¨¦s de denunciar el tratado Beirut-Tel Aviv, y ayer el presidente de L¨ªbano explic¨® a Hafez el Asad el procedimiento de anulaci¨®n, que pasa por una votaci¨®n parlamentaria y que ser¨¢ puesto en marcha, seg¨²n la Prensa beirut¨ª, apenas regrese de Damasco.
Hasta el ¨²ltimo momento, sin embargo, Am¨ªn Gemayel, a trav¨¦s de su consejero Wadih Hadad, que se desplaz¨® a Washington, intent¨®, sin ¨¦xito, obtener de la Administraci¨®n Reagan un mayor apoyo militar.
Asad, en junio de 1982, parec¨ªa el gran derrotado de la invasi¨®n israel¨ª del sur del territorio liban¨¦s, al haber perdido en la batalla m¨¢s de 90 aviones, cientos de carros de combate y miles de soldados, mientras Beirut se escapaba de la ¨®rbita ¨¢rabe para caer bajo la influencia israel¨ª y norteamericana.
En tan s¨®lo 20 meses, el presidente sirio ha conseguido, sin embargo, no s¨®lo mantener a su Ej¨¦rcito en L¨ªbano, sino forzar la salida de la fuerza multinacional norteamericana y europea de la capital y de la resistencia palestina leal a Yasir Arafat de Tr¨ªpoli y obtener adem¨¢s la anulaci¨®n del acuerdo l¨ªbano-israel¨ª. Por algo su bi¨®grafo l¨ªban¨¦s, Karim Pakradouni, le llama el Bismarck de los ¨¢rabes.
Mientras en Beirut oeste los milicianos chiitas y drusos disparaban ayer al aire para celebrar la capitulaci¨®n del presidente. En el sector oriental y cristiano de la capital, hasta ahora leal a Gemayel, el jefe de lasi fuerzas libanesas (milicias cristianas unificadas), Fady Frem, declar¨®, al t¨¦rmino de una reuni¨®n extraordinaria de todos los partidos pol¨ªticos cristianos, que su comunidad "no hab¨ªa resistido durante nueve a?os, con un saldo de in¨²les de m¨¢rtires, para rendirse ahora ante Siria".
No s¨®lo en el reducto cristiano se respira un ambiente de sublevaci¨®n contra un presidente que ha traicionado a su comunidad, sino entre los cristianos residentes en el L¨ªbano meridional, ocupado por el Ej¨¦rcito israel¨ª, que el martes acudieron masivamente a un mitin convocado en Jezin a favor del acuerdo entre Beirut y Tel Aviv y de la amistad con Israel, que ensalzaron varios jefes de milicias y el arzobispo greco-cat¨®lico de Sid¨®n.
Para demostrar que no estaban dispuestas a dejarse amedrentar por Damasco y sus aliados, las fuerzas libanesas bombardearon ayer, por primera vez desde hace tres d¨ªas, Beirut oeste, y en ese mismo sector de la ciudad estall¨® por la tarde un coche repleto de explosivos, dando muerte a dos personas e hiriendo a m¨¢s de 50, en su mayor¨ªa ni?os que jugaban en un descampado.
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