"Quise tirarme al mar al ver a los otros gritando y llorando", dice uno de los tripulantes heridos
Cuatro de los seis marineros espa?oles heridos el mi¨¦rcoles frente a las costas francesas por disparos efectuados desde nav¨ªos de ese pa¨ªs abandonar¨¢n en las pr¨®ximas horas el hospital de instrucci¨®n de la Armada en Brest,seg¨²n manifestaron ayer los m¨¦dicos que les atienden. Uno de los heridos, Manuel Fern¨¢ndez G¨®mez dos Santos, joven portugu¨¦s a quien le ha sido amputada una pierna permanec¨ªa ayer callado y ensimismado. Los m¨¦dicos se muestran ahora preocupados por la herida que sufre en un pie Eusebio Goimendi, al que probablemente operar¨¢n este mismo lunes. Los pescadores ofrecieron ayer nuevos detalles de lo ocurrido. "Quise tirarme al mar al ver a los otros gritando y llorando", relat¨® uno de ellos.
El consejero de Comercio y Pesca del Gobierno vasco, Carlos Blasco, el diputado general de Vizcaya, Jos¨¦ Mar¨ªa Makua, y el alcalde de Ond¨¢rroa, F¨¦lix Aramberri, se entrevistaron con los pescadores, a los que la colonia espa?ola instalada en esa regi¨®n francesa ha ofrecido alojamiento y ayuda. Pedro S¨¢nchez Paniagua, un profesor de la universidad de Brest, brind¨® a los heridos el apoyo del del centro espa?ol, formado por medio centenar de familias.Los cuatro marineros que abandonar¨¢n pr¨®ximamente el hospital de la Armada de Brest deambulaban ayer por los pasillos con aire de indefens¨ª¨®n, bajo la mirada de los soldados de la Marina, que pretendieron impedir el acceso a los informadores. La esposa de Eusebio Goimendi, natural de Motrico (Guip¨²zcoa), se lamentaba del estado de su marido, y de las dificultades econ¨®micas que acarrear¨¢ este hecho a la familia. Eusebio Goimendi se hab¨ªa hecho a la mar por primera vez en esta ¨²ltima marea tras nueve meses de paro forzoso.
La entereza de 'El Ni?o'
Manutel Fern¨¢ndez G¨®mez dos Santos, portugu¨¦s de 21 a?os, El ni?o para sus compa?eros del Valle de Atxondo, prob¨® ayer bocado por primera vez desde que un trozo del ob¨²s disparado desde la fragata francesa le destrozara la pierna. Permanece siempre en silencio y ensimismado, y s¨®lo habla a su compa?ero, Francisco da Silva tambi¨¦n portugu¨¦s, a quien reprocha haberle dado esperanzas de conservar su pie.Los marineros del Valle de Atxondo comentan con admiraci¨®n la entereza de El ni?o, que al ser alcanzado continu¨® fumando sin lanzar gritos de dolor, mientras de su bota flu¨ªa sangre a borbotones. "A m¨ª el ob¨²s me levant¨® por los aires", comenta Francisco da Silva. "Yo, como los otros, me hab¨ªa refugiado en el puente al ver que ametrallaban la cubierta. Estaba sentado fuera, junto al puente, y el ob¨²s o uno de los trozos pas¨® justamente entre mis piernas. Sent¨ª fr¨ªo y not¨¦ que estaba empapado de sangre. Os lo juro: quise tirarme al mar al ver a los otros gritando y llorando".
"Yo fui el que par¨® el barco, estaba enloquecido", se?ala Jes¨²s Mart¨ªn de la Concepci¨®n, natural de Ayamonte (Huelva). "Le d¨ª a la palanca porque, si no, nos matan a todos. Ninguno nos cre¨ªmos lo que dijo el capit¨¢n de la fragata de que si no par¨¢bamos har¨ªan blanco en 60 segundos. Recuerdo que el patr¨®n del Burgoamendi le contest¨® entonces que si cre¨ªa que los trabajadores de un pesquero eran un blanco para un buque de guerra. No s¨¦ cu¨¢nto tiempo pas¨®, s¨®lo s¨¦ que corr¨ª por el barco intentando ayudar a los que estaban peor que yo, y que cuando llegaron los marinos armados y vieron a los heridos, se echaron las manos a la cabeza".
Seg¨²n la tripulaci¨®n del Valle de Atxondo, el capit¨¢n que est¨¢ al mando de los comandos de marinos que abordaron los barcos afirm¨® que al ver la espesa humareda que sal¨ªa de la cabina tras el lanzamiento del proyectil, crey¨® que se hab¨ªa mata do a toda la tripulaci¨®n.
La Comandancia de Marina de Brest est¨¢ construida sobre los restos de una antigua fortaleza levantada durante el reinado de Luis XIV y desde la que se dorninan las bases de submarinos y de barcos de guerra que participan en las maniobras de la OTAN. Seg¨²n los tripulantes del Valle de Atxondo, los marinos que abordaron el barco y lo condujeron al puerto de Lorient afirmaron haber formado parte de las tropas francesas desplegadas en L¨ªbano.
Domeka Solabarr¨ªa, el patr¨®n del Valle de Atxondo, que se encontraba ayer tarde hospitalizado, efectu¨® una declaraci¨®n firmada sobre el suceso. La direcci¨®n de Asuntos Mar¨ªtimos instruye en estos momentos las diligencias, que previsiblemente ser¨¢n trasladadas este mismo lunes al tribunal ordinario de Lorient, en cuyo puerto permanecen los dos barcos apresados y los 27 marineros ilesos.
Al parecer, las autoridades francesas han decidido no requisar el pescado, m¨¢s bien escaso, capturado por el Valle de Atxondo y el Burgoamendi. Sin embargo, los marineros temen que los tribunales franceses les sancionen con multas elevadas.
En la noche del jueves, los marineros del Valle de Atxondo que no est¨¢n heridos se arremolinaban en el reducido comedor del barco bajo una sola bombilla, mientras maldec¨ªan a las patrulleras que disparan a los pescadores, agradec¨ªan su suerte por no haber sido heridos y recordaban al joven portugu¨¦s que perdi¨® una pierna. Hablaban de las persecuciones y acosos a las que se enfrentan habitualmente, de la falta de licencias, de la venta de una de ellas por siete millones de pesetas, y de los problemas que les llevan a piratear en aguas francesas.
Los familiares de los heridos permanec¨ªan ayer en Brest, adonde hab¨ªan sido llevados los marineros afectados por el ataque franc¨¦s. El Gobierno vasco se ha hecho cargo de los gastos de autob¨²s y ha ofrecido a los pescadores los servicios de un hotel en Lorient.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.