Autopistas de peaje: deformaci¨®n de una realidad
El se?or ministro de Obras P¨²blicas y Urbanismo ha comparecido ante la comisi¨®n correspondiente del Congreso de los Diputados para explicar la situaci¨®n de las autopistas de peaje.Desconozco el texto completo de la intervenci¨®n del se?or ministro. Espero de su honestidad pol¨ªtica y de su conocimiento de la realidad que su intervenci¨®n haya sido mucho m¨¢s matizada y m¨¢s completa de lo que la Prensa, en su forzado resumen, ha publicado.
Seg¨²n el mismo, el se?or ministro de Obras P¨²blicas y Urbanismo se ha referido al coste que para el Tesoro p¨²blico hab¨ªa tenido el seguro de cambio. Absolutamente correcto. Pero lo que no se puede omitir es que ello no es sino una consecuencia de la obligaci¨®n impuesta a las concesionarias de autopistas de financiarse primordialmente en el exterior con objeto de evitar que su construcci¨®n drenara ahorro interno. Y una vez establecida esta dependencia masiva y obligada de la financiaci¨®n en divisas, no se pod¨ªa exigir a las concesionarias que fueran tambi¨¦n responsables de unas fluctuaciones de las mismas en las que no ten¨ªan ni arte ni parte.
En otras palabras, el Estado, por razones de pol¨ªtica econ¨®mica general, impon¨ªa una obligaci¨®n de financiaci¨®n en determinados mercados. Y repito impon¨ªa una obligaci¨®n porque entonces lo c¨®modo, lo f¨¢cil y lo barato era la financiaci¨®n en pesetas. Y las autopistas se ve¨ªan lanzadas, sin demasiado entusiasmo por su parte, a las tinieblas exteriores a buscar recursos en unas plazas financieras en donde el nombre de Espa?a, y a mayor abundamiento los de las concesionarias, estaban absolutamente in¨¦ditos.
Aqu¨ª como en muchos otros campos las cosas han cambiado imprevisiblemente; en este caso en favor de la financiaci¨®n exterior. Y es preciso reconocer que sin ella no se hubieran podido construir las autopistas. Pero dejemos las cosas en su sitio. La dependencia masiva de la financiaci¨®n en divisas no fue un capricho de las concesionarias sino una obligaci¨®n impuesta por el Estado en funci¨®n de un deseo de no mermar el ahorro interno. Obligaci¨®n que por su envergadura, para ser viable y no un simple juego de azar, necesitaba el seguro de cambio. Por lo tanto no hablemos de subvenciones encubiertas sino de congruencia entre un modo de financiaci¨®n y la manera de hacerlo posible. Y el coste para el Tesoro p¨²blico de este seguro de cambio ha sido consecuencia no de la actuaci¨®n de las concesionarias, sino de factores absolutamente ajenos a ellas, como el de la depreciaci¨®n de nuestra peseta, en cuya evoluci¨®n no ten¨ªan ninguna responsabilidad.
Y para terminar este tema, recordemos que la financiaci¨®n exterior que han tra¨ªdo las autopistas de peaje en los ¨²ltimos a?os ha servido para equilibrar nuestra balanza de pagos. Y sin ella el Estado hubiera tenido que ir a buscar directamente dicha financiaci¨®n, con las mismas consecuencias en cuanto al riesgo de cambio.
El se?or ministro parece tambi¨¦n haber achacado la dif¨ªcil situaci¨®n de las autopistas de peaje al hecho de que en su capital existan empresas constructoras que hab¨ªan sangrado en beneficio propio a las concesionarias.
Ello implica una grave acusaci¨®n absolutamente infundada.
La mejor prueba de ello es que entre las concesionarias de autopistas de las que el Estado ha tenido que hacerse cargo por su falta de viabilidad o arbitrar f¨®rmulas especiales para las mismas figuran precisamente empresas en cuyo capital no hay ninguna empresa constructora a la que echar la culpa de la situaci¨®n.Y a sensu contrario, en el capital social de concesionarias de autopistas que no presentan ning¨²n problema de viabilidad figuran precisamente empresas constructoras. ?Qu¨¦ queda, por tanto, de la presunta relaci¨®n causa-efecto entre socio constructor y autopista en crisis?.
Pero hay algo mucho m¨¢s evidente. Las adjudicaciones de obra no se han hecho libremente por las concesionarias. Han tenido que pasar por un concurso p¨²blico al que se han presentado numerosas constructoras, y la adjudicaci¨®n se ha hecho a quien ofrec¨ªa condiciones m¨¢s favorables bajo el control y aprobaci¨®n de la Administraci¨®n.
Finalmente, qu¨¦ duda cabe que las autopistas de peaje han sufrido la crisis. Sus proyectos y previsiones fueron realizados en un determinado momento, en el que, en funci¨®n de las previsiones m¨¢s razonables posibles, se preve¨ªa de terminada inversi¨®n por kil¨®metro, determinadas cargas financieras y determinado tr¨¢fico.
La crisis econ¨®mica vino a alterar todo ello.
La inflaci¨®n, de una parte, y de otra, los retrasos en las obras, muchas veces debidos a la propia Administraci¨®n, incrementaron los costes de construcci¨®n. Y las subidas de los precios de los carburantes disminuyeron el tr¨¢fico. Pero ni una causa ni otra fueron debidas a las autopistas, sino a factores absolutamente ajenos a ellas y en ocasiones debidos a decisiones administrativas. Por tanto, tampoco aqu¨ª traslademos la responsabilidad a terceros.
En todo caso, el coste que ha tenido la crisis en el sector de autopistas es infinitamente menor a los d¨¦ficit que, como consecuencia de la misma, est¨¢n experimentando la Renfe o Iberia, ambas empresas p¨²blicas al ciento por ciento, o, para salir del sector de transportes, a las cargas que para el sector p¨²blico est¨¢n teniendo la mayor parte de las empresas del INI.
Y para terminar, un caso concreto mencionado por el se?or ministro.
El caso de B¨¦tica: Esta autopista se construy¨® porque se iba a hacer en C¨¢diz un puerto de contenedores que le dar¨ªa tr¨¢fico. Despu¨¦s no se hizo. ?De qui¨¦n es el fallo? Pero, aun as¨ª, dicha autopista concesionaria de la carretera de peaje entre C¨¢diz y Sevilla y concesionaria de la explotaci¨®n del puente sobre la bah¨ªa de C¨¢diz ten¨ªa perfecta viabilidad econ¨®mica. Despu¨¦s, por razones electorales, se rescat¨® la concesi¨®n del puente con las indemnizaciones econ¨®micas correspondientes. Y con estas indemnizaciones debidas, B¨¦tica sigue siendo una autopista que no precisa para su viabilidad ser absorbida por nadie salvo que el Estado deje de cumplir sus compromisos derivados del rescate del puente. Pero esto ser¨ªa otro cantar
ex ministro de Comercio, es actualmente consejero delegado de Autopistas del Mare Nostrum y presidente de la comisi¨®n de Econom¨ªa de la CEOE.
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